IRAK: ENTRE DENUNCIAS DE TORTURA Y MUERTES BAJO CUSTODIA, LAS AUTORIDADES DEBE REFRENAR A SUS FUERZAS

IrakMuertesbajoCustodiaAmnistiaInternacionalLas autoridades iraquíes deben refrenar a todas las fuerzas que participan en la reconquista de Faluya. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, entre denuncias que indican que las milicias respaldadas por el gobierno han sometido a tortura y otros malos tratos a hombres y muchachos que huían del autodenominado Estado Islámico, y que al menos tres de ellos han muerto a consecuencia de la tortura.

Amnistía Internacional ha hablado con víctimas que describieron la tortura y otros malos tratos sufridos bajo custodia y que afirman haber presenciado homicidios.

“Hay que proteger a los civiles que arriesgan la vida para escapar de las atrocidades del Estado Islámico, y hay que proporcionarles la ayuda humanitaria que tan desesperadamente necesitan. En lugar de eso, parece que algunos están teniendo que soportar el tormento de sufrir nuevos abusos y ataques como represalia”, ha manifestado Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

Las autoridades locales de la provincia de Anbar, donde se encuentra Faluya, dijeron a Amnistía Internacional que, el 5 de junio, 605 hombres y muchachos fueron entregados al consejo provincial y que muchos de ellos tenían lesiones tales como fracturas, contusiones, verdugones y heridas abiertas provocadas por los golpes. También se entregaron tres cadáveres, y se cree que otro detenido ha muerto tras haber sido trasladado a Amariyat al Faluya.

Los detenidos eran de Saqlawiya, a unos 9 km al noroeste de Faluya, y habían permanecido varios días cautivos de unos individuos pertenecientes a las milicias respaldadas por el gobierno y predominantemente chiíes conocidas como Unidades de Movilización Popular.

Amnistía Internacional habló con varios supervivientes que describieron cómo los habían mantenido recluidos en una base militar en la provincia de Anbar conocida como Mazraat Tarek (la granja de Tarek) durante unos cuatro días después de haber huido de los combatientes del Estado Islámico el 2 de junio.

Un detenido, de entre cuarenta y cincuenta años, dijo a Amnistía Internacional:

“El trato era pésimo […] no teníamos nada que comer o beber […] Algunos se bebían su orina. Unos cuatro o cinco hombres entraban en la habitación, y golpeaban a la gente con palos y tuberías metálicas. No sé qué fue de mi hermano y dos de mis sobrinos, detenidos conmigo. No sé si están entre los muertos, si están aún detenidos en la granja, o si han sido trasladados a otro lugar […] Incluso los que han sido puestos en libertad sufren heridas y deshidratación. Algunos han perdido la consciencia”.

Los detenidos contaron que permanecían hacinados en habitaciones pequeñas con las manos atadas a la espalda, y que los insultaban como presuntos simpatizantes del Estado Islámico y les propinaban patadas y golpes con diversos objetos, incluidas mangueras de goma y barras de metal. Según afirmaron, también les privaban de comida, agua e instalaciones higiénicas.

Algunos dijeron que varios detenidos habían muerto a consecuencia de los golpes recibidos, incluidos golpes en la cabeza con objetos metálicos de bordes agudos .

Los detenidos permanecen ahora recluidos en Amariyat al Faluya para ser sometidos a controles adicionales de seguridad e investigaciones. Algunos denunciaron que las Unidades de Movilización Popular les habían confiscado sus documentos de identidad.

El 5 de junio, el primer ministro iraquí, Haydar al Abadi, reconoció en una entrevista televisada con Iraqiya TV que algunos combatientes que participaron en la batalla por recuperar Faluya habían cometido “errores”, y prometió que no toleraría las violaciones de derechos humanos.

Su portavoz anunció más tarde el establecimiento de un comité de derechos humanos para investigar los abusos.

“La promesa de llevar a cabo investigaciones sobre los abusos contra los derechos humanos es un primer paso bien recibido, pero es necesario hacer más para prevenir nuevos abusos y llevar ante la justicia a los sospechosos de ser penalmente responsables”, ha manifestado Philip Luther.

“Todo procedimiento de seguridad llevado a cabo por las fuerzas iraquíes debe cumplir el derecho internacional de los derechos humanos, y todas las personas privadas de su libertad deben gozar de protección frente a la desaparición forzada, la tortura y otros malos tratos. Aquellas personas contra quienes existan sospechas razonables de que han cometido delitos penales deben ser remitidas sin demora a las autoridades judiciales y deben recibir un juicio justo que cumpla las normas internacionales. Las demás deben ser puestas en libertad.”

Amnistía Internacional pide a las autoridades iraquíes que lleven a cabo investigaciones exhaustivas, imparciales e independientes sobre las denuncias de tortura y homicidio ilegítimo a manos de miembros de las Unidades de Movilización Popular, con vistas a llevar a los responsables ante la justicia en juicios justos.

En espera de las investigaciones y los procesamientos, todos aquellos contra quienes existan sospechas razonables de que han cometido abusos deben ser apartados de sus puestos. Deben revelarse de inmediato la suerte y el paradero de las personas que han desaparecido.

Información complementaria

Desde que, el 23 de mayo, las fuerzas iraquíes iniciaron su ofensiva militar para recuperar de manos del Estado Islámico la ciudad de Faluya, se calcula que unas 10.000 personas han conseguido escapar, principalmente de las afueras de la ciudad, según los organismos de la ONU.

Se cree que unos 50.000 civiles continúan atrapados en la ciudad, donde, según informes, sufren hambre y bombardeos. Los que huyeron contaron a Amnistía Internacional que los combatientes del Estado Islámico han impedido huir a la población civil del centro de Faluya, y han obligado a algunos civiles a trasladarse de las afueras al centro de la ciudad.

También se ha recibido información sobre los presuntos homicidios ilegítimos de 17 hombres y muchachos de Karma, a unos 20 km al noreste de Faluya, que Amnistía Internacional está investigando.