PORQUE EL “CÓMO ME VEO” NO DEFINE “QUIEN SOY”

Por Carolina Castillo Quintana

Integrante del equipo de Diversidad Sexual, Amnistía Internacional Chile

Hace unos meses atrás, Amnistía Internacional lanzó una campaña por la liberación de Fardos Al-Toum, joven sudanesa de 19 años que fue condenada a recibir 20 latigazos por el cargo de “vestimenta indecente”: llevaba puestos un par de pantalones. Probablemente muchas de las personas que lean esto lo encontrarán evidentemente indignante. El hecho que existan en el mundo lugares en donde una mujer no pueda usar pantalones en pleno siglo XXI, resulta anacrónico y el castigo impuesto es, por decir lo menos, escalofriante.

Resulta lamentable pero así es: en Sudán, una mujer no puede “vestirse como hombre”. Claramente eso no tiene sentido en una cultura como la nuestra, donde la prenda de vestir “pantalón” puede ser usada por cualquiera. Nadie pone en duda la identidad de género de una mujer si usa pantalón… Sin embargo, que un hombre use un vestido o una falda es otra cosa. Y aunque no hay sanciones penales al respecto, sí existen sanciones sociales, generalmente expresadas mediante burlas e insultos homofóbicos: un hombre “deja de ser hombre” en Chile si usa “ropa de mujer”.

Pero giremos la tuerca: hace un par de meses también se conoció a través de la prensa, la sanción contra el Colegio Pumahue de Chicureo, por discriminar a una niña transgénero. El Colegio “se defendió” diciendo que “La Superintendencia le está diciendo a todo Chile que tienen que permitir que alumnos varones compartan baños y camarines con mujeres“.

Pero, ¿qué define a una persona? ¿Los sentimientos, el carácter, los intereses o la forma de vestir y la apariencia física? Lamentablemente en Chile, muchas personas sufren toda clase de exclusión y vejaciones por cuestionarse precisamente esto.

Una persona transgénero es una persona cuyas características físicas no concuerdan con su identidad, y es por esto que el Colegio Pumahue está equivocado: porque la niña de iniciales A.E.E. es una niña. No es un niño “disfrazado con ropa de niña”, no es un niño “que se cree niña”. Es una niña: porque así ella lo siente, porque así ella se reconoce, porque así ella se identifica.

En esta línea, es valorable la decisión de la Superintendencia de Educación y es realmente ejemplificador el rol de apoyo incondicional que han asumido los padres de la niña A.E.E. Y en estos días, cuando nuestro país será testigo del Primer Festival por la Despatologización Trans, llena de esperanza saber que diversas organizaciones hacen esfuerzos tremendos por visibilizar la realidad que viven las personas trans.

Así, el sueño de querer vivir en un mundo donde cada persona pueda desarrollarse y ser feliz, independientemente de cómo sea su apariencia, debe ser un compromiso de todos/as. Y tal como lo manifiesta Amnistía Internacional y las demás organizaciones de la diversidad sexual es necesario hacer, de una buena vez, un reconocimiento a las personas trans, por este motivo conseguir una Ley de Identidad de Género debe ser un imperativo para el país.