Amnistía Internacional lamenta las desafortunadas declaraciones dadas esta semana sobre las personas migrantes y la controvertida asociación que se hace con la delincuencia. Estas opiniones actúan en detrimento de la percepción que tiene el público en general frente a las comunidades extranjeras que residen en Chile.
Hacemos un llamado a todos/as quienes ocupan alguna posición de liderazgo e influencia en el país, para que enfrenten con prudencia y especial cuidado el proceso de migración, tema que resulta ser muy sensible y complejo. Todo esto en aras de avanzar en el fortalecimiento de un país equitativo, respetuoso de la diversidad y culturalmente integrado.
En este contexto, insistimos en que es de suma urgencia que el Estado de Chile cambie su ley migratoria que remonta al año 1975, cuando en el marco de la Dictadura y en un contexto de salvaguarda de la seguridad nacional, se proclamó el Decreto Ley 1094.
La dinámica de los procesos sociales actuales nos exige respeto por las individualidades del otro y el reconocimiento digno de las diferencias. Por este motivo, es imprescindible contar con una ley de migración que incluya la perspectiva de derechos humanos, considerando así las obligaciones internacionales que tiene Chile sobre esta materia.