Cómo corroboramos los testimonios de testigos para demostrar que Rusia llevó a cabo ataques ilegales en el noroeste de Siria

En el informe “No estamos a salvo en ningún lugar” se documentan ataques efectuados contra escuelas y hospitales de ciudades y pueblos de la gobernación de Idlib, el oeste de la gobernación de Alepo y el noroeste de la gobernación de Hama, en Siria, de diciembre de 2019 a marzo de 2020. Los ataques, llevados a cabo por fuerzas gubernamentales sirias y rusas, comportaron innumerables infracciones graves del derecho internacional humanitario.

Para cotejar, corroborar y confirmar indicios de crímenes de guerra, se precisa de un trabajo en equipo y de la colaboración entre diferentes especialistas. Este blog nos muestra las etapas que hay que seguir para integrar en la investigación diferentes tipos de datos y utilizar por primera vez nuevas tecnologías.

En el informe se documentan 18 casos de ataques a escuelas e instalaciones médicas. Para documentar cada uno de ellos hubo que utilizar diversas técnicas de investigación. En el presente blog nos centramos de un ataque, el lanzado contra el hospital de Al Shami de Ariha, localidad del centro de Idlib, entre las diez y media y las once de la noche del 29 de enero de 2020. El hospital figuraba en una lista de “recintos inviolables” elaborada por la ONU y que se había comunicado previamente a las fuerzas rusas, turcas y de la coalición liderada por Estados Unidos en Siria, para señalar los lugares que no debían ser atacados. Combinando diferentes metodologías de investigación pudimos concluir que las fuerzas gubernamentales rusas efectuaron una serie tres bombardeos aéreos que iban dirigidos contra el hospital y que alcanzaron a edificios de viviendas de sus inmediaciones.

Nunca se omiten las entrevistas, pero la corroboración es esencial

La investigación está basada en entrevistas que el equipo de Amnistía realizó a testigos. En el caso del hospital de Al Shami, pudimos hablar con tres personas que se encontraban allí en el momento de los bombardeos, entre ellas un médico que contó que durante el ataque: “Me sentía impotente. Mi amigo y colega se moría, niños y mujeres gritaban en el exterior […] Estábamos todos paralizados”. Explicó que los equipos de defensa civil tardaron dos días en sacar los cadáveres de debajo de los escombros de uno de los edificios arrasados en Ariha.

En este caso, la función del proyecto Evidence Lab consistía en corroborar tales entrevistas. Esta labor supone comprobar que la información de fuentes de acceso público y demás datos que podamos reunir coinciden con las entrevistas, a fin de determinar si hay discrepancias entre la información obtenida sobre el terreno, los vídeos publicados en Internet, las imágenes de satélite del lugar del ataque y los testimonios de otros testigos que se encontraban sobre el terreno. En este caso, la corroboración de estos últimos nos permitió aplicar una metodología que era nueva para nosotros: la combinación de una serie de observaciones de avistadores de aviones apostados en Siria.

Empleo del Cuerpo de Verificación Digital para obtener y verificar vídeos

Lo primero que hicimos fue recurrir al Cuerpo de Verificación Digital (CVD), red mundial de Amnistía, formada por estudiantes que colaboran de manera voluntaria y a los que hemos formado en técnicas de verificación digital. En este caso, recibimos la ayuda de un grupo de cinco personas voluntarias y con experiencia, pertenecientes a una de nuestras organizaciones asociadas, el Centro de Derechos humanos de la Universidad de California, Berkeley. El equipo de Berkeley elaboró una lista de escuelas y hospitales que las personas que habíamos entrevistado aseguraban que habían sido atacadas, indicando cuándo, y realizó investigaciones online para buscar contenido que pareciera guardar relación con este ataque. Recopiló vídeos y fotografías publicados online, en particular en Facebook y Twitter.

Una dificultad que planteaban los bombardeos aéreos del hospital de Al Shami era que se produjeron de noche. Como no se podían utilizar técnicas de cronolocalización, como el análisis de las sombras, era importante hacer búsquedas retrospectivas de imágenes para asegurarse de que el contenido online hallado por el CVD no era de un suceso anterior y confirmar a qué hora local se subió a Internet. Parte de contenido mostraba las secuelas inmediatas de los bombardeos, las operaciones de socorro y, finalmente, las labores de limpieza. Uno de los primeros vídeos encontrados, relacionado con las secuelas inmediatas de los bombardeos aéreos, se había subido a Internet el 30 de enero, a las 00.10, hora local, es decir, poco después del momento en que se produjo el ataque según los testimonios de los testigos. Se comprobó que este vídeo no estaba en Internet antes de esa fecha.

Una vez que el equipo hubo cotejado los vídeos que parecían ser del ataque en cuestión, lo siguiente que había que hacer era verificar la ubicación. Para ello era necesario comparar partes de los vídeos con las características geográficas de las imágenes de satélite; esta es una de las partes más importantes de la verificación. Para utilizar estos datos, teníamos que determinar la exactitud cronológica, además del lugar donde se habían grabado los vídeos.

Imágenes de satélite para confirmar el momento y el lugar

Una vez geolocalizado el hospital (por medio del análisis de los vídeos y fotografías de fuentes de acceso público realizado por el CVD), el siguiente pasó consistió en emplear imágenes de satélite para verificar si había indicios de daños en las inmediaciones del hospital de Al Shami. Empleamos diferentes tipos de imágenes de satélite. Primeramente se utilizaron imágenes de satélite de alta resolución para confirmar y alinear visualmente fotografías terrestres de los daños causados en la zona. Comparando imágenes del 19 de septiembre de 2019 y del 3 de febrero de 2020, pudimos ver la magnitud de los daños, que se produjeron en una zona densamente urbanizada.

En segundo lugar, tuvimos que confirmar con la mayor exactitud posible cuándo tuvieron lugar los bombardeos. Según los testimonios, el ataque se produjo el 29 de enero de 2020, y los vídeos verificados lo confirmaban. Pudimos utilizar también otras fuentes para limitar el espacio de tiempo en que los daños eran visibles en las imágenes de satélite. Las imágenes de satélite de tres metros de Planet mostraban cambios producidos en la zona entre el 27 de enero y el 2 de febrero, lo que nos permitió asegurarnos mejor del momento y el lugar exactos de lo sucedido.

Avistadores de aviones para la verificación final

En este proyecto aplicamos una metodología completamente nueva. Por primera vez en nuestro trabajo sobre el conflicto sirio, utilizamos una compilación de varios miles de observaciones de vuelos realizadas sobre el terreno por personas que estaban cerca de Idlib. Sólo las fuerzas de dos gobiernos están efectuando bombardeos aéreos entorno a Idlib y Alepo —las fueras aéreas de Siria y Rusia—, y tras años de ataques, estos avistadores de aviones tienen experiencia suficiente para distinguir aeronaves antiguas –como los YAK-130 y los Su-22 sirios– de los nuevos modelos rusos, como los Su-30 y los Su-35. Cuando documentan el vuelo de un avión, toman nota de su localización, el momento y la fecha exactos, el tipo de avión y la dirección general del vuelo. Con las fechas y las localizaciones de los bombardeos a mano, no sólo podíamos identificar el avión que hubiera realizado los ataques durante los sucesos documentados en el informe, sino que, a veces, podíamos también rastrearlo desde el aeropuerto militar de despegue, el vuelo hasta hacia el lugar del ataque y el regreso luego a la base.

En este caso, los bombardeos del hospital de Al Shami se produjeron de noche. Este hecho es en sí mismo una buena indicación de quién fue el responsable, ya que en este teatro de la guerra los ataques nocturnos los realizan casi exclusivamente las fuerzas rusas. Volar y dejar caer municiones utilizando gafas de visión nocturna es una tarea difícil, para la que se necesitan un avanzado equipo y considerable formación, y sólo unas cuantas fuerzas aéreas del mundo pueden realizarla con precisión. En este caso, los avistadores habían documentado múltiples vuelos de la aviación rusa, y sólo rusa, en la zona del ataque entre las 22.22 y las 23.10 horas del 29 de enero de 2020, lapso que se corresponde con el momento de los bombardeos.

La clave de toda esta investigación es la corroboración por medio de colaboración. Combinado distintos elementos de la investigación, Amnistía pudo reunir un conjunto de datos que demuestran que, en el caso del hospital de Al Shami, las fuerzas aéreas rusas violaron el derecho internacional humanitario. Los bombardeos formaban parte de un apoyo constante a los crímenes de lesa humanidad cometidos por las fuerzas sirias contra la población civil.

La población civil de noroeste de Siria –donde casi un millón de personas se han visto desplazadas como consecuencia de la última ofensiva– continúa sufriendo unas condiciones de vida intolerables, agravadas por el mal tiempo y la escasez de alimentos, agua y asistencia médica.

El 10 de julio expira la Resolución 2504 del Consejo de Seguridad de la ONU, que autoriza el envío transfronterizo de ayuda al noroeste de Siria. El gobierno sirio y sus aliados quieren poner fin a este acuerdo y canalizar la ayuda a través de Damasco. Funcionarios de la ONU han descrito el caso de Idlib como una “historia de terror” humanitaria. El terror no hará más aumentar si el Consejo de Seguridad de la ONU no renueva este mecanismo de envío transfronterizo de ayuda.