Florencia Moral: “Lo peor es la apatía, la rabia es necesaria para generar cambios”

Lo peor es la apatía, la rabia es necesaria para generar cambios”,

Florencia Moral, coordinadora del Equipo de Migración y Refugio.

En este mes de marzo entrevistamos a Florencia Moral, activista de Amnistía Internacional desde hace 3 años y actual coordinadora del Equipo de Migración y Refugio. Flor lleva el activismo en sus venas, su familia tiene una larga historia de compromiso con los derechos humanos porque fueron víctimas de la dictadura y, además, su abuela y madre han sido modelos muy activos de defensa de los derechos.

Todas las personas vivimos en el día a día las falencias de nuestros derechos y eso deja huella, una huella que enciende la llama necesaria para saber que algo hay que hacer si se quieren cambiar las cosas. Así fue como Flor, ya desde bien pequeña, inició su pequeña gran revolución: “Cuando iba al jardín infantil no me gustaba que retaran a los otros niños”; me contaron que le decía a las parvularias: “¡les están vulnerando sus derechos humanos!”. Flor incluso recibió un diploma como defensora de los derechos por esto. Apuntaba maneras. 

Educación pública, gratuita y de calidad

Su abuela, activista feminista. Y su mamá, no podía quedarse atrás. Fue dirigenta estudiantil en los 2000. Flor cuenta que esos temas siempre se conversaban en su casa, eso hizo que además de cuestionarse fuera adquiriendo un vocabulario específico que sin saberlo la fue marcando un camino, el de la lucha por los derechos humanos. Además, con semejantes modelos femeninos, acabó participando en el movimiento estudiantil de 2011. “En el liceo donde estudié las tomas y las marchas eran algo cotidiano, esta fue mi primera experiencia más directa con el activismo”.

Eligió Derecho como carrera universitaria en busca de una herramienta para cambiar aquello que no le gustaba. “Las vulneraciones que se cometieron en Chile y que aún continúan generó mucha frustración en mi adolescencia, era una persona que estaba enojada todo el rato, al punto de ser un poco insoportable”, reconoce recordando aquellos años. “En Chile todos los días pasa algo terrible y vi en el derecho una herramienta para tratar de solucionar esa clase de injusticias, o al menos aproximarse a dar una solución, aportar un grano de arena”.

Activismo: transformar la rabia en acción

“No sé si sigo enojada, pero he encontrado la manera de canalizar la rabia de manera constructiva. La gracia no es simplemente estar enojado. Muchas personas ven la rabia como una emoción mala, pero no lo es per se, si se genera es porque ves algo que es injusto, que quieres cambiar. De esa manera, el siguiente paso es canalizarla constructivamente. Para mi lo peor es la apatía, la rabia es necesaria para generar cambios”.

Tras el primer año de estudios universitarios tuvo una certeza: “no puedo seguir simplemente quejándome”. Y fue así como llegó a Amnistía Internacional. “Casi todo el mundo está en contra de las injusticias, pero falta un pequeño paso, el compromiso”. Y Flor así lo hizo. Entró directa al Equipo de Migración y Refugio motivada por reconocer a este grupo como uno de los más marginados de la población: “el flujo migratorio ha ido en aumento, pero nadie se ocupa de sus derechos, y las organizaciones civiles, aunque excelentes, son pocas”.

“Cuando eres activista y estás involucrada profundamente en la temática, aprendes muchísimo, es invaluable. Te ayuda realmente a comprender la realidad. Con Amnistía Internacional logras salir de lo teórico o técnico para hacer un impacto más directo, salir de la academia y participar activamente. Estudiar derecho no es saber derecho. Llevar una causa, representar a alguien, eso sí”.

Flor nos cuenta que de sus 3 años como activista en Amnistía Internacional destaca positivamente el haber podido autoformarse, conocer personalmente testimonios de personas migrantes, sus vivencias e historias; además de tomar contacto con personas de otras organizaciones, su compromiso y la lucha que llevan. “A veces se siente que te esfuerzas mucho y no ves los resultados esperados, pero tengo la percepción de que los últimos años se han visibilizado las problemáticas de los derechos humanos de las personas migrantes, por ejemplo, a través de pronunciamientos de la organización”. “En Chile hay mucha apatía, entrar a Amnistía Internacional resulta esperanzador y motiva al ver a tantas personas comprometidas aportando desde sus conocimientos”. 

El Equipo de Migración y Refugio estuvo presente en la tramitación del proyecto de ley de Migración, asistiendo en ambas cámaras del congreso durante el proceso de redacción de la ley para así asegurar que se incorporara una visión de derechos humanos. Aunque el resultado es mejorable, fue un gran aporte. Además, el equipo participó en las audiencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) post estallido social. “Sentí que éramos un aporte directo”, cuenta Flor, quien estuvo como vocera presentando la situación de las personas migrantes en Chile junto a otras organizaciones sociales.