Irlanda ratifica el Convenio de Estambul en un día histórico para las mujeres

El gobierno irlandés ha dado un paso importante en la lucha contra la violencia de género al ratificar hoy el Convenio de Estambul para garantizar una mejor protección y un mayor apoyo a las víctimas de este tipo de violencia. En reacción a la noticia de que Irlanda se ha convertido en el 34º país en ratificar el tratado, Fiona Crowley, directora de Investigación y Asuntos Jurídicos de Amnistía Internacional Irlanda ha declarado:

2018 fue un año histórico para los derechos de las mujeres en Irlanda, con la anulación de la prohibición constitucional del aborto. Resulta apropiado marcar el Día Internacional de la Mujer este año con la ratificación del Convenio de Estambul, decisión que esperamos que tenga un impacto real en la vida de las mujeres en Irlanda y que inspire a otros países europeos, y a la UE, a hacer lo mismo.”

“Pero para que el Convenio sea efectivo, la ratificación debe ir acompañada de medidas reales del gobierno irlandés en la práctica. Las mujeres y niñas que han sufrido violencia de género deben poder acceder a servicios de apoyo, líneas telefónicas de emergencia, atención médica y psicológica y asistencia letrada gratuita. El gobierno debe asignar suficientes recursos a las ONG que prestan esos servicios vitales.”

Información complementaria

El Convenio de Estambul, adoptado en Estambul por los 47 Estados miembros del Consejo de Europa el 11 de mayo de 2011, es el primer tratado europeo que se ocupa específicamente de la violencia contra las mujeres y la violencia en el ámbito familiar. Establece unas normas mínimas sobre prevención, protección, enjuiciamiento y desarrollo de políticas integradas. Los países que ratifican el tratado están obligados a proteger y apoyar a las víctimas de este tipo de violencia. Irlanda se convertirá en el 34º país en ratificar el tratado.

Hasta la fecha, 46 de los 47 países miembros del Consejo de Europa han firmado el Convenio, y 33 de ellos también lo han ratificado.

Amnistía Internacional desempeñó un papel decisivo en el proceso de redacción del Convenio, participando como observadora y suministrando información elaborada a partir de la experiencia de varias ONG que trabajan con sobrevivientes de violencia de género, así como buenas prácticas, y las obligaciones en virtud del derecho y las normas internacionales de derechos humanos. Este tratado es por tanto un reflejo de las normas internacionales básicas y las reflexiones de la sociedad civil.