LAS HISTORIAS DESCONOCIDAS DE LOS REFUGIADOS SIRIOS MÁS VULNERABLES

Displaced people from minority Yazidi sect, fleeing violence from forces loyal to Islamic State in Sinjar town, walk towards Syrian border, on outskirts of Sinjar mountainUn nuevo informe de Amnistía Internacional centra la atención en la cara humana de la crisis de refugiados de Siria a través de las historias de ocho personas que huyeron del conflicto con sus familias y luchan por sobrevivir en Líbano, Jordania e Irak.

El informe, titulado Hardship, Hope and Resettlement: Refugees from Syria tell their stories (próximamente también en español), hace hincapié sobre la oportunidad de cambiar de vida que puede suponer el resentamiento internacional para algunos de los refugiados más vulnerables. Su publicación señala el comienzo de la campaña de Amnistía Internacional  #OpenToSyria.

El objetivo de esta campaña es presionar a los países ricos, con el apoyo de la opinión pública, para que acepten a más refugiados vulnerables de Siria a través de programas de reasentamiento y otros programas de admisión por motivos humanitarios. Hasta ahora, la respuesta internacional a la crisis ha sido lamentable, y algunos de los países más ricos han hecho muy poco.

“Con cerca de 4 millones de refugiados, la magnitud de la crisis es abrumadora. En el informe, las personas reales que hay tras los números cuentan sus historias con sus propias palabras”, ha declarado Sherif Elsayed-Ali, Director del Equipo sobre Derechos de Personas Refugiadas y Migrantes de Amnistía Internacional.

“Muchas de estas personas han pasado por un verdadero infierno, han soportado situaciones desgarradoras y su vida como refugiados es una lucha diaria. El reasentamiento puede ser la tabla de salvación que tanto necesitan y suponer un rayo de esperanza en un futuro mejor.”

En el informe aparece una mujer de 23 años que trata de salir adelante sola con sus cuatro hijos en Líbano, un gay que sufre amenazas en Jordania y la familia de un niño de 12 años con cáncer que necesita tratamiento médico en Irak.

El ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, ha identificado a unas 380.000 personas como vulnerables y necesitadas de reasentamiento. Entre ellas hay supervivientes de tortura y violación, menores enfermos o no acompañados y otras personas consideradas vulnerables. Hasta ahora sólo ha sido reasentada una fracción mínima de refugiados.

“Los líderes mundiales no pueden seguir dando la espalda a los refugiados vulnerables. Es fácil sentirse impotente ante una crisis de esta magnitud, pero animar a los líderes mundiales a reasentar a los refugiados puede cambiar sus vidas”, ha añadido Sherif Elsayed-Ali.

Además de permitir a los refugiados rehacer su vida en paz y estabilidad, accediendo a la atención y el apoyo que necesitan, el reasentamiento contribuye a repartir la responsabilidad de esta histórica crisis de refugiados. En la actualidad, el 95 por ciento de los refugiados generados por el conflicto han sido acogidos por sólo cinco países vecinos a Siria. Y alguno de ellos, como Líbano, simplemente no pueden soportar la presión de la afluencia de refugiados.

Para personas como Yara, una mujer de 23 años madre de cuatro hijos, el reasentamiento supondría una gran diferencia. Su hijo de dos años, Mutanama, tiene espina bífida, y se le filtra líquido al cerebro por una apertura en la columna. Desde que la familia se trasladó a Líbano ha empeorado. El marido de Yara fue detenido en Siria y ella se enteró de que lo habían matado por un vídeo subido a YouTube. Como mujer sin pareja en Líbano también ha sufrido acoso sexual, y no puede permitirse pagar los elevados alquileres de viviendas.

“Para un refugiado todo son dificultades”, dice Yara. “Muchas malas personas dicen cosas de mí y me acosan […] Es una vida difícil que apenas puedo sobrellevar.”

Otra familia siria que huyó a un campo de refugiados en la región iraquí de Kurdistán lucha para que su hijo de 12 años, Elías, diagnosticado de cáncer en 2012, reciba tratamiento.

“Aquí la vida es muy difícil porque necesitamos médicos y medicinas para Elías. Hemos sufrido mucho para conseguir tratamiento para él”, dice el padre de Elías, Maher, que anhela desesperadamente que lo reasienten en Europa, donde su hijo podrá recibir tratamiento adecuado.

Hamood, joven gay de Dera, en el sur de Siria, vive ahora en Jordania, donde sufre amenazas y lo acosan habitualmente en la calle. Hamood contó a Amnistía Internacional que su hermano había intentado matarlo por su orientación sexual y que seis hombres lo habían violado. Aunque desearía regresar a su país, afirma que “en Siria sólo hay muerte” y espera que lo reasienten en Europa, donde podrá vivir abiertamente como homosexual sin temor a ser acosado y realizar su sueño de conseguir un trabajo y enamorarse. “Ir [a Europa] será como volver a nacer”, asegura.

Jamal y Said son una pareja de homosexuales, periodistas y activistas de la oposición en Siria que fueron detenidos por sus actividades políticas. Jamal es seropositivo. Su salud se deterioró mucho cuando estuvo encarcelado en Siria, donde lo mantuvieron en régimen de aislamiento y le negaron tratamiento médico. En Líbano, el tratamiento es sumamente caro. Jamal intentó suicidarse cuando supo el coste. Ambos consideran que en Líbano sus vidas están en suspenso y desean desesperadamente volver a empezar, terminar su formación y trabajar para llegar a ser “miembros productivos de la sociedad”.

Qasim es un refugiado palestino de Siria que huyó del país tras resultar herido en un ataque en el que su vivienda quedó destruida. Tanto él como su hija sufren de elefantiasis, y no consiguen tratamiento adecuado. Qasim tiene la pierna anormalmente inflamada debido a su enfermedad y desea con todas sus fuerzas que su hija reciba tratamiento. “Yo estoy esperando la muerte”, afirma, “no me importa no recibir tratamiento, pero quiero que mi hija lo reciba”.

A todas estas personas la perspectiva del reasentamiento les ofrece una vía de escape crucial del sufrimiento de su vida actual.

“Los refugiados son personas normales y corrientes, como cualquiera de nosotros, cuyas vidas se han visto totalmente destrozadas a consecuencia de un conflicto y que deben empezar de cero”, ha dicho Sherif Elsayed-Ali.

“Ya es hora de que abramos nuestros corazones y nuestras comunidades a las personas que han huido de las atrocidades del gobierno sirio, del grupo armado Estado Islámico y de otros, y que demostremos que la compasión y la humanidad pueden prevalecer.”

Información complementaria

Al iniciarse el cuarto año de la crisis de Siria, más de 190.000 personas han perdido la vida y más de 11 millones se han visto obligadas a huir de sus hogares. En Siria hay unos 7,6 millones de personas desplazadas, y 4 millones han huido del país.

Aproximadamente el 95 por ciento de los refugiados de Siria –3,8 millones de personas– han sido acogidos en cinco países principales de la región: Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto. Según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), 380.000 personas que están refugiadas en estos países necesitan ser reasentadas. Hasta ahora, países del mundo con mayor riqueza sólo han ofrecido reasentar a 79.180 de ellas, la quinta parte.