María Angélica Fernández: “Los derechos humanos son algo que se vive cada día, que se tiene que exigir cada día, no solo para una misma, sino para todes”

Los derechos humanos son algo que se vive cada día, que se tiene que exigir cada día, no solo para una misma, sino para todes”,

María Angélica Fernández, activista de Amnistía Internacional – Chile.

María Angélica Fernández, más conocida como Mandarina, es pura energía. Y, sin duda, es algo que caracteriza a las activistas del mundo entero, pero especialmente a quienes conforman Amnistía Internacional. “Siempre me he sentido llamada a hacer muchas cosas, muchas actividades, siempre pensando en que puedan ayudar en algo”, comenta entre risas.

¿Te importan los derechos humanos?

Mientras estudiaba en la universidad Comunicación Audiovisual empezó a participar como activista en una campaña de Teletón. Después, tras un año centrada en sus estudios, una publicidad de facebook, (¡de algo sirve la publicidad!) le hizo una pregunta: “¿Te importan los derechos humanos?”. Sí, era Amnistía Internacional – Chile quien la interpelaba. Y que suerte que respondió. “¡Yo amo los derechos humanos!, me metí al tiro al link y caché que había que escribir un mail y puse muy emocionada: ‘quiero decir que amo los derechos humanos y quiero saber cómo ser parte de esta institución’”

Tras pasar por el Taller de Bienvenida, puerta de entrada al activismo de la organización, eligió participar del Equipo de Educación en Derechos Humanos (EDH) donde encontró personas “muy bacanes” que la marcaron. Además, “la posibilidad de poder ir a los colegios, hablar con jóvenes sobre los derechos humanos y aterrizarlo para que se empoderaran con sus derechos, eso lo encuentro muy lindo”. Desde luego la vocación se siente en la emoción de sus palabras, “me gusta mucho la educación, me llama mucho la atención poder ponerme en ese rol, fue muy bacán”

Después de más de 3 años de activismo ahora es la Coordinadora del Equipo de Educación en Derechos Humanos y Contención, equipo al que se sumó el apartado de ‘contención’ a raíz del estallido social el octubre pasado. “Ahora estamos con una nueva versión del equipo, mutó”. Efectivamente, ser coordinadora de un equipo tiene otras implicancias, “se le dedica más tiempo y es más responsabilidad”, pero también trae otras bondades y aprendizajes: “coordinando siento que estoy en otro lugar, trato de hacer mi trabajo desde escuchar y facilitar, más que proponer”.  

Aunque EDH ha sido su equipo, también participó de otras instancias como el equipo de Diversidad y Géneros. Fue amor a primera vista: “me invitaron a un taller de diversxs y participé sin ninguna expectativa. Escuchaba las experiencias de elles y me enamoré. Son personas tan hermosas y el tipo de vulneraciones que viven son tan injustas que a pesar de que tal vez yo no las vivo, no puedo quedarme sin hacer nada. Escucharles encendió una llama en mi corazón. Los dos años que participé con elles fueron hermosos. Sólo aprendí, aprendí infinitamente. Ese taller me marcó muchísimo”. 

“No me veo en otra organización, me gusta mucho como institución”, asegura con una sonrisa de oreja a oreja. Y la motivación está en una misma, y de eso le sobra: “cuando pienso en cómo va a seguir mi activismo en el futuro, me veo en Amnistía Internacional”.

Mujeres, feminismo y activismo

Recientemente se ha gestado un nuevo equipo de activismo, “Feminismos y géneros”, del cual forma parte: “aquí está mi nueva motivación, haber podido levantar este equipo se siente como un sueño, estamos muy emocionadas”, explica. Partió como una conversación de pasillo con otras compañeras de equipos y, poco a poco, se empezaron a organizar hasta lograrlo. 

“En Amnistía Internacional me he encontrado con mujeres potentes, inteligentes, que les preocupa hacer un cambio, que tienen un discurso súper fuerte”

El equipo de feminismos será nuevo, pero para Mandarina es algo que se ha gestado desde hace tiempo: “mi relación con el feminismo es súper potente. O sea, yo hace años que me di cuenta de que los temas de género son a lo que me quiero dedicar en la vida. Y mi trabajo como comunicadora cobra sentido cuando comunico con perspectiva de género. Trato de generar proyectos o materiales que ayuden a construir una cultura dentro de esta nueva perspectiva y contribuya a eliminar conductas machistas y patriarcales. Son el principal tema que le da sentido a mi vida y mi trabajo, y poder incluirlos ahora en mi activismo es súper potente, siento que los sueños que me proyecté se han ido cumpliendo. Lo único que quiero es hacerlos más concretos y llevarlos más allá. Profundizar y poder ayudar a visibilizar estas desigualdades y eliminarlas”. 

“No nos definimos como una organización feminista, pero nuestra línea de trabajo está de la mano con lo que plantea el feminismo. Quería que hubiera más, por eso el nacimiento de este equipo. En Amnistía Internacional me he encontrado con mujeres potentes, inteligentes, que les preocupa hacer un cambio, que tienen un discurso súper fuerte. Mi punto máximo fue cuando el año pasado grabé la conferencia de las conclusiones preliminares de la investigación del estallido social. Estaba en el olimpo porque había tres mujeres potentísimas: A Ana (directora ejecutiva de Amnistía Internacional) la admiro muchísimo; y, Erika (directora para las Américas de Amnistía Internacional) y Pilar (investigadora para Amnistía Internacional) me parecieron increíbles. Dando cara a lo que estaba pasando y hablándole directamente al Estado de Chile de que se hicieran responsables. Yo las veía a ellas tres hablar y era como ‘esto es hermoso, esto es lo que quiero para Amnistía y qué fantástico que Amnistía sea así”’. 

Un yo integral, aportando desde cada dimensión

Comunicadora y audiovisualista hace de sus pasiones una dupla perfecta y muy potente para enriquecer cada una de sus acciones. “Me gusta que mi trabajo tenga algún tipo de incidencia social”. Compaginar a veces la vida profesional con el activismo no es fácil, pero siempre se puede. “Tengo un trabajo fuera de lo normal que me permite administrar harto mi tiempo. La forma de organizarse es pura motivación en realidad. El tema de los derechos humanos me tira tanto, que al final lo que quiero es ocupar mi tiempo en eso”.

Como activista formó parte de la fundación del Cineforo que se realizaba mensualmente en el Cine Arte Normandie, “era estar en el cielo”, comenta. “Era una actividad que reúne mi mundo profesional, el cine y lo audiovisual, con los derechos humanos”. ¿Se puede pedir más? Pues sí. “Además, una de las primeras películas fue ‘Mala junta’, en la que había trabajado como asistente de producción, fue hermoso poder unir esos dos mundos”

Quizá si ese anuncio de publicidad no hubiese aparecido en facebook, Mandarina no estaría contando esto, pero por suerte forma parte del activismo de Amnistía Internacional y tiene un mensaje muy claro para compartir: “Para mí llegar a Amnistía fue darme cuenta de que la Carta Universal de los Derechos Humanos no es una carta que está lejos, escrito y por encima de todos, sino que los derechos humanos son algo que se vive cada día, que se tiene que exigir cada día y que quisiera que ese fuera el mensaje que les llegara a todes, esa motivación por luchar, por exigir lo que nos corresponde, no solo para uno mismo sino para todes”.