NEPAL: EL DÍA QUE TEMBLÓ LA TIERRA

nepalvictimasterremotoAmnistiaInternacionalñUn año después del devastador terremoto que asoló Nepal, el gobierno sigue sin hacer nada por ayudar a quienes sobrevivieron a él, afirma Om Bahadur Silwal.

Soy agricultor. Vivo en Lele, (distrito de Lalitpur), en el centro de Nepal.

Estaba a la puerta de mi casa cuando se desencadenó el terremoto. Iba a lavarme las manos, porque acaba de comer junto a los campos, cuando empezaron a gritar: ¡ya ha llegado! Corrí hasta un claro, y ¡pum!, vi como mi casa se desmoronaba.

En ese momento pensé: “Mi casa ha desaparecido”, y fue como si también yo hubiese desaparecido. Sentí como si me hubiera quedado huérfano. Pero de nada valía llorar.

Esa noche dormí en el campo, donde construí un refugio provisional de tela. Había muchas personas durmiendo en el campo, y cocinando y comiendo allí.  Así llevamos un año. Y en cuanto a reconstruir la casa, la casa de barro que con tanto esfuerzo levanté…¿cómo voy a construir otra casa así, si no tengo ninguna fuente de ingresos? El gobierno dijo que nos daría dinero, pero estoy perdiendo la esperanza de que ese dinero llegue algún día.

Sin un lugar donde refugiarse

El terremoto ha cambiado mi vida.  Antes, cuidaba de mis tierras y trabajaba también para otras personas.  ¿Para quién voy a trabajar ahora? Estamos todos en la misma situación. La gente dice “ven a trabajar”, y a mediodía te dan de comer lo que pueden, pero por la tarde no hay comida, y tampoco dinero con que pagar. ¿De dónde lo van a sacar?

Ése es el problema del pueblo. Todo es un caos. Teníamos la esperanza de que el gobierno se ocupara un poco de la reconstrucción, pero ya no esperamos nada. El gobierno sigue diciendo que nos va a dar algo, pero quién sabe cuándo.  Ahora ha llegado la época del monzón, y se llevará por delante el refugio provisional. ¿Lo ve? Los de tela ya están rasgados. Y como ocurrió cuando el terremoto del 25 de abril, nos quedaremos de nuevo sin nada.

Después de estar todo el día trabajando, necesitamos un lugar donde descansar. Hasta los pájaros tienen un agujero en algún árbol, donde refugiarse y descansar tras pasar todo el día volando. Nosotros somos iguales: llegamos después de trabajar todo el día para ganar un poco de dinero, y necesitamos también un sitio donde descansar.  Pero no tenemos dónde hacerlo.  Estamos siempre preocupados por el problema de la vivienda.

Sin dinero

Mi esposa se ha ido a vivir con mi hija al sur de Nepal, y yo duermo en mi casa, que está en ruinas. Mi hijos viven aparte, y por la tarde mi hijo y mi nuera me traen comida que han cocinado.

Como decía, quiero construir una casa, pero no sé qué voy a hacer con el barro y las piedras de la otra. El dinero que el gobierno había prometido no ha llegado. Ni siquiera tengo para té.

¿Qué le voy a pedir al gobierno? Las escuelas siguen sin repararse, y los lugares de culto continúan hechos trizas.  Hay un dicho que reza: “no prometas nada a los pobres”. Pero el gobierno es así.

Hace poco hubo un temblor. Mi hermano mayor y mi hijo dijeron: “¡un terremoto! ¡Sal, sal!”  Pero pensé: “no, aunque sobreviva, ¿qué me espera? ¿Qué puedo comer? Lo único que hay es este desastre.” Así que me dije: “si muero, que muera”, y no salí de casa.

Un año después del terremoto de abril de 2015, en Nepal la mayoría de las personas sobrevivientes siguen en viviendas provisionales e improvisadas. La lentitud de la reconstrucción tras la catástrofe ha supuesto, de hecho, la negación del derecho a una vivienda adecuada. La soluciones propuestas por el gobierno para el problema de la vivienda son demasiado caras: el coste de construir una casa resistente a terremotos excede con mucho la cantidad de dinero concedida a quienes sobrevivieron para tareas de reconstrucción. Uno de los componentes clave del derecho a una vivienda adecuada es la asequibilidad

Difundan la historia de Om Bahadur para dar a conocer la desesperada realidad que viven, un año después del terremoto, los ciudadanos y ciudadanas nepalíes que sobrevivieron a él.