VIETNAM: EL PRESIDENTE HOLLANDE DEBE APOYAR LA LUCHA DE UNA MUJER POR QUE SE HAGA JUSTICIA

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Según declaraciones realizadas hoy por Amnistía Internacional, durante la visita que realizará a Vietnam esta semana, el presidente de Francia, François Hollande, debe pedir explicaciones a las autoridades vietnamitas por el tratamiento que han dispensado a la lucha de una mujer por que se haga justicia.

Amnistía Internacional hace un llamamiento al presidente francés para que plantee en particular el caso de Ngô Thanh Kiều, joven que murió bajo custodia policial en la provincia de Phú Yên en 2012. Desde su muerte, tanto su hermana Ngô Thị Tuyết como el resto de la familia han iniciado una audaz cruzada por la justicia, haciendo frente a ataques físicos, amenazas de muerte y otras formas de intimidación.

Recientemente, la familia encontró el cadáver de un gato rapado que habían arrojado a su casa. Llevaba una estremecedora nota en la que se advertía a Ngô Thị Tuyết y a su familia que sufrirían una suerte similar si no dejaban de hablar sobre el caso de su hermano.

“Los derechos humanos no deben sacrificarse en nombre de acuerdos comerciales y de seguridad. El presidente Hollande debe aprovechar esta visita para exigir a las autoridades vietnamitas que cumplan sus obligaciones en materia de derechos humanos en virtud del Derecho Internacional”, ha manifestado Camille Blanc, presidenta de Amnistía Internacional Francia.

El 24 de agosto, Amnistía Internacional Francia escribió al presidente Hollande, pidiéndole que planteara la cuestión de la tortura y otros malos tratos de los que son objeto los presos de conciencia en Vietnam.

“En Vietnam es bastante inusual la rendición de cuentas de la policía. Sin embargo, el presidente Hollande puede aprovechar esta oportunidad para recordar a las autoridades vietnamitas que no hay seguridad sin derechos humanos. Deben demostrar que se hace justicia en el caso de Ngô Thanh Kiều y en otros casos relacionados con muertes a manos de la policía”, ha continuado Camille Blanc.

En marzo de 2012, Ngô Thanh Kiều fue arrestado en medio de la noche y puesto bajo custodia policial en la comisaría local . La policía vietnamita dijo a la familia de Ngô Thanh Kiều que había muerto tras rechazar comida y agua, a pesar del hecho de que había pasado menos de 24 horas bajo custodia.

En marzo del año pasado, la Asamblea Nacional cuestionó la credibilidad de una comunicación del Ministerio de Seguridad Pública en la que explicaba que la mayoría de las 226 muertes bajo custodia policial que se habían producido entre octubre de 2011 y septiembre de 2014 se habían debido a enfermedad o a suicido. Durante 2015, se informó de que en al menos siete muertes acaecidas en custodia policial había sospecha de posible tortura u otros malos tratos por parte de la policía.

La hermana de Ngô Thanh Kiều, Ngô Thị Tuyết, ha cuestionado con tenacidad las declaraciones de la policía y ha reunido pruebas abrumadoras de las torturas y otros malos tratos a los que fue sometido su hermano. Una serie de fotografías del cuerpo de Kiều muestran inequívocamente contusiones y cortes en los brazos y las piernas, así como señales claras de traumatismos en el cráneo.

Entre las pruebas que ha obtenido Ngô Thị Tuyết está la autopsia del forense en la que se muestran coágulos sanguíneos en los órganos internos, prueba, según le comentó el personal médico, del traumatismo provocado por las torturas que infligieron a su hermano.

Hasta la fecha, seis policías han sido juzgados y declarados culpables de cargos que no reflejan la gravedad del delito: cinco han sido declarados culpables de “castigo corporal”, mientras que un oficial ha sido declarado culpable de “negligencia”. Las penas que recibieron variaban de un año de condena condicional a ocho años en prisión. Ninguna de las penas impuestas refleja la gravedad del delito.

Aunque han sido suspendidos del servicio, continúan recibiendo la mitad del salario. Las autoridades también se han mostrado reacias a la hora de posibilitar la apelación contra ellos.

Hasta ahora, han sido canceladas tres vistas de apelación sobre la base de burdos pretextos. La próxima vista está programada para el siete de septiembre, coincidiendo con el último día de la visita del presidente Hollande a Vietnam.

“Mientras que las vistas de apelación continúen aplazándose, no habrá justicia”, ha manifestado Rafendi Djamin, director de Amnistía Internacional para el Sureste Asiático y el Pacífico.

El caso de Ngô Thị Tuyết también es un ejemplo emblemático de los muchos riesgos a los que se enfrentan las víctimas y otros defensores y defensoras de los derechos humanos en Vietnam, donde hacen frente a constantes amenazas y ataques dirigidos a intimidarlos para que callen, y donde la policía y otras autoridades eluden las responsabilidades por sus abusos.

Ngô Thị Tuyết y su familia se han expresado abiertamente y, como consecuencia, han sido objeto de una campaña de intimidación y acoso por parte de las autoridades y de otras personas no identificadas. Agentes de policía han ido a su casa y le han ofrecido sobornos a cambio de silencio. La familia también ha recibido numerosas amenazas de muerte por teléfono.

La familia sufre una constante de actos de intimidación evidente: al esposo de Ngô Thị Tuyết unos agresores desconocidos lo derribaron de su motocicleta; al hijo de la pareja también lo han golpeado desconocidos en diez ocasiones durante su camino a pie al colegio.

“La muerte de Ngô Thanh Kiều es un símbolo realmente importante de la injusticia y el abuso a manos de la policía en Vietnam. El presidente Hollande debe exigir que se haga justicia tanto por la muerte de Kiều como para su familia, y que las autoridades garanticen que cumplen su obligación legal de protegerlos contra cualquier forma de represalia”, ha manifestado Rafendi Djamin.

“Frente a las constantes amenazas de muerte y de intimidación, Ngô Thị Tuyết está dando el extraordinario paso de hacer pública su lucha por que se haga justicia. Los seres queridos de las víctimas generalmente se ven forzados a sufrir en silencio, pues la autoridades no garantizan entornos seguros en los que reclamar justicia sin miedo a las represalias. Es importante que el mundo se haga eco de este caso, sobre todo, porque dará esperanza a otras personas”.