El activismo juvenil nunca ha sido fácil. Pero, trabajando en medio de una pandemia en un mundo cada vez más dividido, los jóvenes defensores y defensoras de los derechos humanos se enfrentan a desafíos aún mayores.
Aun así, jóvenes de todo el mundo han seguido mostrando resiliencia en medio de la incertidumbre. Incluso en los peores momentos, no han dejado de esperar un futuro mejor para todas las personas ni de trabajar para hacerlo posible.
Miembros del Colectivo Global de Jóvenes de Amnistía Internacional y entidades aliadas reflexionan en este artículo sobre el año vivido y comparten sus esperanzas para 2021.
Lehlogonolo Muthevhuli, 24 años, Sudáfrica
Cuando la COVID-19 paralizó el mundo el año pasado, Lehlogonolo tuvo que adaptar su forma de trabajar a la nueva situación.
Estoy acostumbrada al contacto físico con la gente. Permite a la otra persona confiar en que harás todo lo posible por ayudarla. Sin embargo, trasladar mi activismo a Internet me ha ayudado a llegar a una audiencia más amplia, ya que la gente puede involucrarse en asuntos desde casi cualquier parte.
En el futuro quiero defender los derechos de las mujeres y garantizar que los y las jóvenes ocupan un sitio en la mesa. El mundo necesita más jóvenes que obliguen a las estructuras superiores a rendir cuentas por las injusticias.”
Christoph Alberts, 22 años, Alemania
Christoph es un joven defensor de derechos humanos de Alemania.
“Mi mayor esperanza es que podamos derrotar a la pandemia con ayuda de la vacunación. Debe quedar claro que la solidaridad no se detiene en las fronteras nacionales, y que una distribución global justa debe ser la base de todas las decisiones.”
Ikram Jaoui, 23 años, Marruecos
Ikram es activista de los derechos de las mujeres y trabaja sobre la prevención de la violencia sexual y de género. Incluso en los peores momentos ha sabido encontrar la forma de continuar su labor.
“COVID-19, confinamiento, toque de queda, incendios forestales… así fue mi 2020. No fue un año fácil. Aunque las medidas de confinamiento ayudaron a limitar la propagación del virus, las sobrevivientes de violencia doméstica estuvieron cada vez más aisladas para poder recibir ayuda, lo que complicó nuestro trabajo. Hemos continuado con nuestro activismo donde hemos podido, trasladando una parte del trabajo a Internet.
Sigo teniendo esperanzas en nuestro futuro; aspiro a ver humanidad y atención de la salud, y a que la gente se demuestre más gratitud. Espero que podamos garantizar el acceso a unos servicios médicos de calidad, sin importar el género, origen racial, religión o procedencia de la persona.
Este año quiero seguir promoviendo y protegiendo los derechos de las mujeres, especialmente en estos tiempos tan turbulentos, y ofrecer más ayuda a las mujeres, sobre todo a las que provienen de entornos marginados.”
Manu Gaspar, 25 años, Filipinas
Manu defiende a la juventud que está en el extremo inferior de las estructuras de poder culturales, económicas y políticas de Filipinas.
“Confío en que volvamos a construir un mundo más justo y más verde en 2021. La pandemia ha puesto en evidencia deficiencias sistémicas y ha dado lugar a un replanteamiento colectivo de un futuro diferente y más igualitario para toda la humanidad; en 2021 tenemos la oportunidad de hacerlo posible. Espero contribuir aprendiendo a escuchar mejor y siendo un aliado visible de los compañeros y compañeras y las comunidades que integran nuestro movimiento.”
Vandita Morarka, 26 años, India
Vandita Morarka, fundadora y directora ejecutiva de One Future Collective, es abogada de derechos humanos y joven activista queer de India. Cuando llegó la COVID-19 a su comunidad, Vandita continuó su labor adaptándose al uso de tecnologías con menos acceso, como mensajes SMS, llamadas telefónicas y aprendizaje basado en Google Drive, junto con modelos híbridos de asociación con personal de ayuda humanitaria sobre el terreno que tenía acceso digital para dar servicio a quienes carecían de todo acceso,
“Espero que 2021 sea un año de compasión, amor y respeto por los defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo. La COVID-19 paralizó una parte importante de mi trabajo de derechos humanos en las comunidades con mínimo acceso digital, pero estoy decidida a continuar haciendo campaña este año.
En 2021 quiero promover el liderazgo feminista, transformar microcomunidades y construir sistemas reformados que sean justos y equitativos. Quiero apoyar a más sobrevivientes de la violencia de género, ofrecer mejor asistencia médica a quienes batallan con problemas de salud mental, y garantizar que hay más jóvenes en puestos de toma de decisiones en todas partes.”
Vibha Venkatesha, 24 años, Estados Unidos
Los derechos humanos siempre han formado parte de la vida de Vibha, quien hace campaña en favor de asuntos como el encarcelamiento masivo, la reclusión en régimen de aislamiento, los derechos las personas refugiadas y migrantes y los derechos LGBTI en Estados Unidos.
“Con una pandemia mundial, una crisis climática inminente y el nacionalismo extremo y las violaciones de derechos humanos creciendo en todo el mundo, puede que nos resulte difícil situarnos sobre el terreno e imaginar un futuro mejor. Sin embargo, este año debemos buscar un renovado espíritu de esperanza.
En mi país, espero poder actuar eficazmente sobre la crisis climática y tomar medidas para combatir los daños generalizados que ha causado la COVID-19, sobre todo en las comunidades de personas de color con bajos ingresos. Espero también que quienes han conseguido hacer oír su voz sobre los abusos contra los derechos humanos agravados por el anterior gobierno estadounidense continúen plantando cara a los abusos en el futuro, especialmente los relacionados con la violencia por arma de fuego, la brutalidad policial, el acceso a la justicia de las personas migrantes y la justicia reproductiva.
Existen múltiples formas de tener impacto: aprender sobre los abusos contra los derechos humanos, donar y recaudar fondos para organizaciones de base, tener conversaciones difíciles con amistades y familiares para que aprendan, utilizar plataformas de redes sociales para sensibilizar sobre asuntos o escribir cartas a autoridades; pienso continuar con estas actividades y otras en 2021.”
Allyson Castillo, 19 años, y Karin Watson, 23 años, Chile
Allyson Castillo y Karin Watson reivindican la igualdad de género y la justicia climática en Chile, y las redes sociales les permiten llegar a una gran diversidad de personas, incluidos miembros de la política y el gobierno.
“Este año esperamos que la situación mejore, y queremos centrar nuestro trabajo en las áreas más afectadas: educación, salud y acceso a servicios básicos, incluida la alimentación.
Juntas confiamos en poder continuar nuestro trabajo como lideresas juveniles, a la vez que trabajamos en espacios nuevos como el feminismo, con un enfoque en los derechos sexuales y reproductivos. Aspiramos a ver que el activismo juvenil prosigue y crece, para que la gente joven tenga la oportunidad de lograr impacto.”
Nabeela Iqbal, 24 años, Sri Lanka
Nabeela es activista de base de Sri Lanka con experiencia en actividades de consolidación de la paz, participación cívica juvenil y educación no formal de niñas. Actualmente dirige la organización juvenil dirigida por mujeres Sisterhood Initiative.
Este año espero poder incrementar la participación de mujeres jóvenes musulmanas, visitar comunidades en espacios físicos y crear un sistema de apoyo jurídico y emocional para responder a las mujeres que atraviesan dificultades económicas debido a una legislación discriminatoria sobre la familia. Así las mujeres tendrán conocimiento de sus derechos y capacidad de decisión para comprender su influencia como miembros de esta sociedad.”
Pashtana Zalmai Khan Durrani, 23 años, Afganistán
Pashtana Zalmai Khan Durrani empezó a defender la educación de las niñas cuando tenía siete años. Su activismo la llevó a impartir educación a niñas en zonas de conflicto, a través de la organización LEARN.
“Este año me gustaría conseguir que los niños y las niñas que viven en los campos para personas internamente desplazadas y para personas refugiadas tengan acceso a la educación, y erradicar los tabúes en torno a la higiene menstrual. Espero poder establecer al menos 10 escuelas digitales dentro en Afganistán y una más en algún campo para personas refugiadas sirias, para que las niñas tengan acceso a una educación de calidad a pesar del conflicto.
Por supuesto, para eso necesitamos relajarnos y desconectarnos de todo lo que está sucediendo. Merecemos un respiro, y no tenemos que ganar todas las batallas. Como joven defensora de los derechos humanos, pienso que sólo necesitamos tener pasión por la causa.”
Belinda Adikie Asamanyuah, 23 años, Ghana
En Ghana se considera poco respetuosa a la juventud que es consciente de sus derechos humanos; Belinda se propone cambiar esa mentalidad.
“Quiero cambiar las ideas y los sentimientos de la gente de mi comunidad para que se valore la educación en derechos humanos. Pero el año pasado tuve que empezar a organizar las reuniones por Internet. Salió caro, los cargos por datos móviles fueron elevados, pero conseguí que funcionara.
Este año espero que el poder de las redes sociales influya en jóvenes aspirantes a defensores y defensoras para que actúen y ayuden a poner fin a los graves abusos que se cometen en el mundo. En el plano personal, espero seguir utilizando mis plataformas de redes sociales para aumentar la visibilidad de la educación en derechos humanos, y animar a la gente joven de mi comunidad a convertirse en activistas por el cambio.”