El Décimo Tribunal de lo Penal del Sur de El Cairo ha declarado hoy culpable a la activista de derechos humanos y montadora cinematográfica egipcia Sanaa Seif de cargos de difusión de “noticias falsas”, “uso indebido de las redes sociales” e insultos a un policía de servicio, y la ha condenado a un año y medio de prisión.
En respuesta a esta condena, Amna Guellali, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, ha declarado:
“La sentencia de hoy asesta otro golpe demoledor al derecho a la libertad de expresión en Egipto. Las autoridades egipcias han demostrado una vez más su implacable determinación de castigar cualquier crítica a su sombrío historial de derechos humanos”.
“En lugar de ordenar que se investigue la agresión perpetrada contra Sanaa Seif y su familia el 22 de junio de 2020 a plena vista de las fuerzas de seguridad, las autoridades egipcias detuvieron arbitrariamente a la activista y ahora la han condenado por cargos falsos derivados exclusivamente de sus críticas pacíficas, que incluyen expresar preocupación por la vida y la salud de las personas hacinadas en las prisiones egipcias, tristemente famosas por su masificación y su suciedad, en pleno brote de COVID-19.
“Las autoridades egipcias deben poner en libertad de inmediato a Sanaa Seif y deben abrir urgentemente una investigación sobre la violenta agresión de que fueron víctima ella y su familia; esa investigación debe incluir la complicidad de las fuerzas de seguridad en el ataque.”
Amnistía Internacional ha examinado las pruebas contra Sanaa Seif —incluidos los comentarios publicados online sobre la agresión del 22 de junio— y ha concluido que las críticas que ella expresó no son apología del odio que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia.
Según el derecho internacional, el “insulto” no es un delito reconocible y no justifica una limitación de la libertad de expresión. Además, el Comité de Derechos Humanos de la ONU ha declarado que “el mero hecho de considerar unas formas de expresión insultantes para una figura pública no es suficiente para justificar la imposición de penas”.
Información complementaria
Sanaa Seif fue aprehendida a plena luz del día el 23 de junio de 2020 por miembros no identificados de las fuerzas de seguridad, sin orden judicial, delante de la Fiscalía, donde planeaba presentar una denuncia por una violenta agresión que había sufrido el día anterior a plena vista de las fuerzas de seguridad.
El 22 de junio de 2020, Sanaa Seif estaba esperando frente al Complejo Penitenciario de Tora, en El Cairo, para recibir una carta de su hermano Alaa Abdel Fattah, activista detenido arbitrariamente. Su madre, Laila Soueif, y su hermana, Mona Seif, estaban con ella. Un grupo de mujeres las abordó, les pegó con palos, les desgarró la ropa, las arrastró por el suelo y les robó algunas de sus pertenencias. Según informes, un policía empujó a Laila Soueif hacia las agresoras, mientras otro ordenaba a éstas: “llévenselas fuera [de la zona de espera designada]”. Según las fotografías que ha examinado Amnistía Internacional, la agresión dejó señales visibles en el cuerpo de las mujeres.
Amnistía Internacional examinó el formulario de arresto de Sanaa Seif y descubrió que incluía información falsa: decía que había sido detenida en un puesto de control y que se le había mostrado una orden de detención. Hasta la fecha, las autoridades egipcias no han investigado ni la legalidad de su detención ni la agresión contra su familia.
Sanaa Seif fue declarada culpable de cargos de difusión de “noticias falsas”, “uso indebido de las redes sociales” e insultos a un policía de servicio. Este último cargo está relacionado con un altercado verbal mantenido por Sanaa Seif con un agente de policía cuando éste empujó a su madre el día de la agresión y con la transmisión del incidente en sus redes sociales. Sanaa Seif también había criticado la mala gestión por las autoridades de los brotes de COVID-19 en las masificadas e insalubres prisiones de Egipto, y ha pedido la liberación de las personas detenidas arbitrariamente, incluido su hermano Alaa Abdel Fattah.
Desde 2014, Sanaa Seif ya ha sido declarada culpable, condenada a penas de prisión y encarcelada en relación con otros dos casos por ejercer su derecho a la libertad de reunión pacífica y de expresión.