En respuesta a la noticia de que el presidente de Gambia, Adama Barrow, ha conmutado por cadena perpetua 22 condenas a muerte, Marie-Evelyne Petrus Barry, directora regional de Amnistía Internacional para África Occidental y Central, quien se reunió con él la semana pasada, ha manifestado:
“La conmutación presidencial de estas condenas a muerte por cadena perpetua es un importante hito en el lento, pero constante, proceso de eliminación de la pena capital en Gambia.
“Hace menos de una semana, Amnistía Internacional se reunió con el presidente Adama Barrow, quien nos confirmó su compromiso con la proscripción de esta pena cruel, y es gratificante verle tomar una medida concreta más contra ella.”
“Esta decisión es una medida positiva; no obstante, queremos que las autoridades procedan además a abolir sin demora la pena de muerte para todos los delitos, incluso en la futura Constitución del país.
“Esperamos también que apliquen nuestras recomendaciones de revocar la draconiana legislación sobre los medios de comunicación, reformar el sector de la seguridad y poner fin a la discriminación que sufren las mujeres.”
Información complementaria
El fiscal general y ministro de Justicia de Gambia, Aboubacarr Tambadou, dijo ayer que el presidente Adama Barrow ha conmutado por cadena perpetua 22 condenas a muerte.
Esta medida se ha tomado tras una visita de Amnistía Internacional a Gambia, realizada con objeto de presentar a las autoridades una serie de recomendaciones sobre 10 áreas de reforma necesaria para proteger y promover los derechos humanos. Entre las recomendaciones figuran la abolición de la pena capital y la conmutación de todas las condenas a muerte por penas de prisión.
En febrero de 2018, el presidente Adama Barrow anunció el establecimiento de una moratoria oficial de las ejecuciones. En septiembre de 2018, Gambia ratificó el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, y se convirtió así en el 86º Estado Parte en el tratado.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, independientemente de la naturaleza del delito, de las características del delincuente o del sistema de ejecución utilizado por el Estado. La pena capital viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante.