Tras la ejecución, llevada a cabo hoy, de Alireza Tajiki, joven iraní detenido, declarado culpable y condenado a muerte cuando era un niño, Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, ha declarado:
“Al seguir adelante con esta ejecución en contra de sus obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional, y pese a la enorme oposición pública e internacional, las autoridades iraníes han demostrado cruelmente su total desprecio por los derechos de la infancia. Este vergonzoso acto marca un punto de inflexión crítico para Irán, y pone de manifiesto la falsedad de las afirmaciones de las autoridades cuando aseguran contar con un auténtico sistema de justicia de menores”.
“Alireza Tajiki es la cuarta persona ejecutada en Irán este año que era menor de edad en el momento de la detención. Su ejecución, llevada a cabo pese a sus denuncias de que lo habían torturado para obligarlo a ‘confesar’, consolida un espantoso patrón con el que Irán ha enviado reiteradamente al patíbulo, a menudo tras juicios flagrantemente injustos, a personas que fueron detenidas cuando eran niños.”
“Esta ejecución constituye una violación flagrante de las obligaciones contraídas por Irán en virtud de la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que ratificó hace dos decenios. Al ejecutar a Alireza Tajiki, las autoridades iraníes han demostrado su atroz disposición a continuar con esta abominable práctica, y han demostrado que ni siquiera tienen intención de aplicar tibias reformas para salvar la vida de las personas que fueron condenadas cuando eran niños.”
Información complementaria
Alireza Tajiki tenía 21 años en el momento de su ejecución. Había sido detenido en mayo de 2012, cuando tenía 15 años, y había sido condenado a muerte casi un año después, en abril de 2013. Un tribunal de lo penal de la provincia de Fars, en el sur de Irán, lo había declarado culpable de asesinato y de lavat-e be-onf (relaciones sexuales forzadas entre hombres).
El juicio fue flagrantemente injusto y se basó principalmente en “confesiones” que, según Alireza Tajiki, le fueron extraídas mediante tortura, con prácticas tales como brutales palizas, azotes y suspensión por los brazos y los pies.
En 2013, las autoridades iraníes introdujeron reformas fragmentarias para evitar las críticas a su terrible historial de ejecuciones de personas que eran menores en el momento del delito, pero pese a ello han seguido imponiendo la pena capital a decenas de jóvenes por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años, lo cual incumple sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. Estas reformas incluían modificaciones del Código Penal Islámico de Irán de 2013 que otorgan a los jueces poderes discrecionales para sustituir la pena de muerte por un castigo alternativo si determinan que la persona no había alcanzado la “madurez mental” en el momento del delito.
Irán es uno de los pocos Estados que todavía ejecutan a personas por delitos cometidos cuando eran menores de edad. Hasta agosto de 2017, Amnistía Internacional había identificado al menos a 89 personas condenadas a muerte que eran menores de 18 años cuando se cometió el delito.