Con ocasión de los partidos de clasificación para la Copa Mundial de Qatar 2022, Amnistía Internacional pide a la FIFA que utilice su influencia sobre las autoridades qataríes para ayudar a poner fin a los abusos contra los trabajadores y trabajadoras migrantes. En una carta dirigida al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, Amnistía pidió a este organismo que asumiera su responsabilidad de prevenir, mitigar y solucionar los riesgos en materia de derechos humanos asociados al campeonato y “utilizar[a] toda la influencia a su alcance” para instar a Qatar a cumplir su programa de reformas laborales antes del comienzo de la Copa Mundial.
Qatar ha introducido varias reformas positivas en los últimos años, en parte como respuesta al mayor control al que está sometido después de que se le adjudicara el contrato de la Copa Mundial pero, con demasiada frecuencia, estas medidas no se implementan adecuadamente, y miles de trabajadores y trabajadoras migrantes siguen siendo sufriendo explotación y abusos. Recientemente, la Asamblea Consultiva de Qatar —un órgano asesor— presentó un conjunto de recomendaciones que, de ser aceptadas por el gobierno, anularían gran parte de los avances propiciados por las reformas, por ejemplo imponiendo de nuevo restricciones a los derechos de las personas trabajadoras a cambiar de empleo y abandonar el país.
“Sería imposible celebrar esta Copa Mundial sin las personas trabajadoras migrantes, que representan el 95% de la fuerza laboral de Qatar. Los estadios, las carreteras, la hostelería o la seguridad… El campeonato depende del duro trabajo de hombres y mujeres que han viajado miles de kilómetros para mantener a sus familias. Sin embargo, con demasiada frecuencia, estas personas siguen descubriendo que su estadía en Qatar está marcada por los abusos y la explotación”, ha manifestado Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.
“Como organismo organizador de la Copa Mundial, según las normas internacionales,la FIFA tiene la responsabilidad s de mitigar los riesgos generados por el campeonato en materia de derechos humanos,. entre ellos los que afectan a las personas que trabajan en sectores como la hostelería y el transporte, que han crecido enormemente para facilitar la celebración de los partidos. Las eliminatorias de esta semana son un recordatorio de que el plazo para que la FIFA influya en Qatar se reduce, por lo que la entidad debe actuar ya para garantizar que la Copa Mundial de 2022 sea un campeonato del cual pueda enorgullecerse, y no un torneo empañado por los abusos laborales.
Trabajadores y trabajadoras que sufren para hacer posible la Copa Mundial
Cuando decidió celebrar la Copa Mundial en Qatar, la FIFA conocía —o debía conocer— los riesgos en materia de derechos humanos que conllevaba la gran dependencia de este país de las personas trabajadoras migrantes y de susistema laboral basado en la explotación. Por consiguiente, la FIFA sabía o debía saber que las personas migrantes que trabajaran en todos los sectores relacionados con la celebración de la Copa Mundial, estuvieran o no directamente vinculados con las sedes oficiales, sufrirían para hacerla posible.
El 15 de marzo, Amnistía escribió a la FIFA y le pidió que cumpliera su responsabilidad internacional para con los derechos humanos. Según los Principios rectores de la ONU sobre las empresas y los derechos humanos la FIFA debe garantizar el respeto de los derechos humanos en la organización y la celebración de la Copa Mundial, lo que incluye llevar a cabo su propio seguimiento periódico e independiente de los proyectos y recintos del campeonato, y ejercer la diligencia debida para identificar y prevenir los abusos contra los derechos humanos relacionados con este evento deportivo. También es crucial la responsabilidad de la FIFA de garantizar, en colaboración con las autoridades qataríes y otras partes interesadas pertinentes, que todos los perjuicios sufridos hasta la fecha por quienes trabajan en los proyectos relacionados con la Copa Mundial queden adecuadamente reparados.
“La FIFA debe utilizar su voz para instar a Qatar a implementar y hacer cumplir de manera urgente las reformas existentes y a rechazar las propuestas dirigidas a despojar a los trabajadores y trabajadoras de los derechos que acaban de obtener“, ha declarado Steve Cockburn.
Llamamiento a las personas aficionadas al fútbol para que sumen sus voces
Amnistía reconoce los pasos que ha dado la FIFA en los últimos años para asumir sus responsabilidades como, por ejemplo, el establecimiento de su Política de Derechos Humanos de 2017 y la estrategia conjunta de la Copa Mundial de Fútbol de Qatar 2022 en materia de sostenibilidad de octubre de 2019. La FIFA ha prometido dejar un legado de normas y prácticas de primer orden para los trabajadores y trabajadoras de Qatar y a nivel internacional, pero la persistencia de los abusos laborales graves muestra que queda mucho por hacer.
Por ejemplo, la FIFA dijo en 2020 a Amnistía Internacional que su labor cotidiana de diligencia debida en materia de derechos laborales del sector de la construcción la efectuaba el Comité Supremo, el organismo gubernamental que supervisa la Copa Mundial de Qatar.
Este enfoque pasivo resultó ser totalmente insuficiente cuando Amnistía descubrió que los trabajadores de la construcción del estadio Al Bayt, cuyo coste es de 770 millones de euros, habían trabajado hasta siete meses sin cobrar. El Comité Supremo ya conocía esta situación desde hacía casi un año, pero la FIFA reconoció que no se había enterado y demostró así por qué debe ser mucho más diligente a la hora de hacer un seguimiento independiente de las sedes de la Copa Mundial.
Varias oficinas de Amnistía Internacional en todo el mundo están pidiendo a los aficionados y aficionadas al fútbol que firmen una petición e insten a la FIFA a esforzarse más para ayudar a cambiar las condiciones de las personas trabajadoras que hacen posible el campeonato. Las oficinas de Amnistía Internacional de 27 países también enviaron en noviembre de 2020 una carta a las asociaciones nacionales de fútbol de sus respectivos países pidiéndoles que intervinieran activamente para garantizar los derechos de los trabajadores y trabajadoras migrantes.
Mientras, la preocupación por la persistencia de los problemas de derechos humanos en Qatar va en aumentoentre los grupos de personas de personas aficionadas al fútbol de varios países, y algunos piden un boicot.
“La FIFA debe tomarse en serio la preocupación de la comunidad futbolística y adoptar medidas concretas. La FIFA tiene la oportunidad de contribuir a hacer de Qatar un lugar mejor para los trabajadores y trabajadoras migrantes, pero la cuenta atrás ha comenzado”, ha añadido Steve Cockburn.
“LA FIFA y Qatar deben poner en marcha un plan de acción sólido para garantizar que las personas trabajadoras migrantes de todos los sectores relacionados con la Copa Mundial han sido remuneradas adecuadamente, han recibido un trato justo y no están sometidas al control de empleadores que las explotan.”