La escalada de las hostilidades en Ucrania Oriental registrada desde el 19 de enero ha ocasionado la muerte de numerosos civiles, niños incluidos, y hay muchas vidas más en grave peligro; así lo ha afirmado Amnistía Internacional al reanudar sus llamamientos a ambas partes para que protejan a la población civil en medio de los combates.
“El uso de zonas densamente pobladas por los separatistas prorrusos en Donetsk y Horlivka para lanzar ataques, y la respuesta de las fuerzas afines al gobierno de Kiev con ataques hacia estas zonas ponen en grave peligro la vida de los civiles”, ha dicho Denis Krivosheev, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
“Las fuerzas separatistas prorrusas deben dejar de utilizar zonas densamente pobladas para lanzar operaciones militares, y las fuerzas controladas por Kiev no deben lanzar ataques indiscriminados que pongan en peligro vidas de civiles. Son violaciones de las leyes de la guerra que los civiles están pagando con su vida.”
El 18 de enero, las fuerzas armadas ucranianas recibieron órdenes de disparar sin tregua contra las posiciones separatistas prorrusas en Ucrania Oriental en una ofensiva para recuperar el control absoluto del disputado aeropuerto de Donetsk y las zonas circundantes. La orden estuvo precedida de un ultimátum de las fuerzas prorrusas para que abandonaran el aeropuerto, seguido de una gran ofensiva contra las posiciones de las fuerzas ucranianas allí.
En vídeos subidos a Internet por usuarios en Donetsk se ve a las fuerzas separatistas, la mañana del 18 de enero, lanzando ráfagas con baterías de lanzacohetes múltiples Grad instaladas en zonas residenciales de la ciudad.
Residentes de Horlivka, localidad controlada por los separatistas prorrusos situada 40 kilómetros al noreste de Donetsk, refirieron casos parecidos a Amnistía Internacional, de disparos de cohetes desde el centro de la localidad. El 18 de enero, poco después de uno de esos disparos, las fuerzas afines a Kiev devolvieron fuego de artillería, causando la muerte de al menos dos civiles.
Según un alto cargo municipal, dos hermanos, de 7 y 16 años, resultaron muertos el 18 de enero cuando su casa fue directamente alcanzada en Vuhlehirsk, localidad situada unos 60 kilómetros al noreste de Donetsk, controlada por fuerzas afines a Kiev. Una niña de 8 años resultó herida en el mismo ataque y más tarde sufrió la amputación de una pierna en el hospital.
Tres personas, entre ellas un hombre y su hijo adolescente, murieron el 19 de enero en Debaltseve, nudo ferroviario clave controlado por los ucranianos, en un bombardeo de las fuerzas separatistas prorrusas. En total, 10 personas resultaron heridas en el ataque.
La escalada de los combates sucede a un ataque de artillería contra un autobús que causó la muerte a 12 civiles y lesiones a 16, perpetrado cerca de Volnovakha el 13 de enero.
“El trágico ataque de artillería en Volnovakha es un espeluznante recordatorio del precio que ha de pagar la población civil cuando no se respetan las normas del derecho internacional humanitario durante las operaciones militares. Aunque los datos disponibles apuntan claramente a que fueron los separatistas quienes dispararon el cohete que mató a los pasajeros del autobús en Volnovakha, ninguna de las partes está haciendo en todo momento lo necesario para proteger a los civiles, y esto se traduce una y otra vez en su muerte”, ha afirmado Denis Krivosheev.
El uso de zonas habitadas para llevar a cabo operaciones militares y de armamento explosivo impreciso en zonas residenciales civiles reproduce unpatrón observado por Amnistía Internacional en sus visitas de investigación a Ucrania Oriental en septiembre, octubre y diciembre de 2014.
Amnistía Internacional ha reiterado su llamamiento para que se investiguen todos los casos que conlleven muertes de civiles, dado que podrían constituir violaciones del derecho internacional humanitario, que prohíbe tanto los ataques dirigidos contra civiles y estructuras civiles como los ataques en zonas civiles que no pueden dirigirse contra un objetivo militar concreto. Ambas partes del conflicto han violado la prohibición al utilizar cohetes y proyectiles de mortero no guiados, que no pueden dirigirse con precisión, en zonas civiles densamente pobladas.
Al posicionar tropas, armamento y otros objetivos militares dentro de zonas residenciales, tanto los separatistas como las fuerzas gubernamentales ucranianas no han adoptado todas las precauciones posibles para proteger a los civiles y han puesto sus vidas en peligro, en contravención de las leyes de la guerra.
En septiembre de 2014 se acordó una tregua nominal en Ucrania Oriental, pero desde entonces ambas partes han matado a más de 1.400 personas en una escalada de recíprocos ataques de represalia. Un total de casi 5.000 personas en han perdido la vida desde que estalló el conflicto el año pasado.