La masacre de civiles por los talibanes a través de una oleada incesante de atentados refleja el escalofriante desprecio del grupo armado por la vida humana; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
La organización de derechos humanos ha afirmado que el atentado con explosivos cometido el 7 de julio de 2019 en una zona muy poblada de la ciudad de Ghazni, que causó la muerte de al menos 14 personas, entre ellas un menor, y lesiones a más de 180, incluidos 60 menores, refleja un escalofriante desprecio por la vida humana.
“Estos atentados reflejan un escalofriante desprecio por la vida humana. Al mismo tiempo que participa en supuestas conversaciones de paz con otros afganos, el grupo armado talibán sigue cobrándose vidas de civiles, menores incluidos”, ha manifestado Samira Hamidi, responsable de campañas de Amnistía Internacional para Asia Meridional.
Los talibanes dijeron que habían atacado la sede de la Dirección Nacional de Seguridad —el servicio de inteligencia afgano— en Ghazni, situada en las inmediaciones de lugares públicos, incluidas escuelas. El derecho internacional humanitario exige adoptar todas las precauciones para evitar víctimas civiles.
El atentado de Ghazni tiene lugar menos de una semana después de un grave atentado con explosivos perpetrado cerca del Ministerio de Defensa, reivindicado por los talibanes, que mató a tres personas e hirió a más de 90, entre ellas 50 niños y niñas de escuelas próximas.
El año pasado se alcanzó un récord de civiles muertos desde 2009, incluido el mayor número de víctimas mortales infantiles. Según la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, 3.804 civiles —entre ellos, más de 900 menores— fueron asesinados en el país en 2018, y 7.000 más sufrieron lesiones.
En las últimas semanas, los talibanes han amenazado asimismo con actuar contra periodistas y grupos mediáticos afganos. En una declaración emitida el 24 de junio de 2019, la “comisión militar” de los talibanes lanzaba un ultimátum a periodistas, advirtiéndoles que no publicaran declaraciones ni anuncios donde se criticara al grupo armado.
Los talibanes afirmaban que estos periodistas serían considerados “no como organizaciones mediáticas, sino como nidos del aparato de inteligencia del enemigo” y perseguidos como tales. Periodistas y trabajadores de organizaciones mediáticas, decían los talibanes, “no estarán a salvo”.
“No hay justificación posible para atacar a periodistas y medios de comunicación, y hacerlo sería equivalente a cometer crímenes de guerra. Quienes ejercen el periodismo en Afganistán están entre las personas más valientes del mundo, ya que trabajan en condiciones sumamente difíciles en el país con mayor número de periodistas asesinados el año pasado. Merecen protección, y quienes están amenazando a estas personas deberían comparecer ante la justicia, en un juicio con las debidas garantías y sin posibilidad de aplicar la pena de muerte”, ha dicho Samira Hamidi.