Las autoridades egipcias deben poner fin de inmediato a la tortura de Aisha el-Shater, reclusa que se encuentra gravemente enferma, ha manifestado Amnistía Internacional.
Según fuentes consultadas por la organización, tras su detención, en noviembre de 2018, Aisha fue sometida a brutales palizas, aplicación de descargas eléctricas y desaparición forzada. Sus sufrimientos no acabaron cuando las autoridades ordenaron su traslado a la prisión de mujeres de Al Qanater a finales de enero de 2019. Al contrario, allí fue sometida a reclusión prolongada en régimen de aislamiento y en condiciones que constituyen tortura.
Según fuentes médicas, padece un raro y grave trastorno de la sangre conocido como anemia aplástica. Su estado de salud ha empeorado rápidamente y ha sido ingresada con una fuerte hemorragia en el hospital de Al Qasr al Ainy, donde le han hecho una transfusión de plaquetas. No obstante, por su enfermedad, necesita tratamiento intensivo y constante en un centro médico debidamente equipado. En su estado actual, su vida corre grave peligro, pues puede sufrir sepsis o hemorragia.
“Las condiciones inhumanas a que las autoridades egipcias someten a Aisha ponen en grave peligro su vida. El empeoramiento de su estado de salud y sus alarmantes y abusivas condiciones de reclusión son motivo de honda preocupación para Amnistía Internacional.
“Las autoridades egipcias deben garantizar de inmediato que Aisha es trasladada a un hospital con las instalaciones necesarias para prestarle la debida atención médica. Deben poner también fin a su reclusión en régimen de aislamiento y permitirle recibir visitas periódicas de su familia.”
Aisha el-Shater, de 39 años, fue detenida el 1 de noviembre de 2018 junto con al menos 18 personas más, entre ellas su esposo, Mohamed Abo Horira. El 21 de noviembre compareció ante la Fiscalía de Tribunal Supremo de Seguridad del Estado y quedó sometida a prisión preventiva mientras era investigada por “pertenencia a un grupo terrorista”. Desde entonces, un fiscal y, posteriormente, un juez han renovado su detención en vistas casi automáticas. Antes de que fuera detenida, Aisha había denunciado la situación de las víctimas de violaciones de derechos humanos como desaparición forzada y tortura y malos tratos en lugares de detención. Su detención se debe probablemente a estas actividades y es, por tanto, arbitraria.
Aisha fue trasladada a la prisión de mujeres de Al Qanater tras decidirse así a finales de enero de 2019, y allí las autoridades la sometieron a reclusión prolongada en régimen de aislamiento en un pequeña celda con mal sistema de ventilación, según las fuentes consultadas. Pasa más de 23 horas al día en la celda, que no tiene retrete, sino un simple cubo. Sólo le permite salir dos veces al día, durante menos de 30 minutos, para ir al aseo. Desde su detención, las autoridades le niegan las visitas familiares, y le impiden comunicarse con su familia y su abogado en la prisión. Este trato constituye tortura, según el derecho internacional.
Aisha el-Shater es la hija de Khairat el-Shater, alto cargo de la Hermandad Musulmana que está encarcelado desde julio de 2013, cuando el ejército derrocó al presidente Mohamed Morsi. Amnistía Internacional cree que el trato se dispensa a Aisha se debe a su relación con Khairat el-Shater.
“El trato que recibe Aisha el-Shater constituye tortura. Las autoridades egipcias deben tomar de inmediato medidas efectivas para poner fin a estas violaciones del derecho internacional y llevar a sus autores ante la justicia”, ha señalado Najia Bounaim.
Información complementaria
Dependiendo de la razón específica de su aplicación, sus condiciones, duración, efectos y otras circunstancias, la reclusión en régimen de aislamiento puede constituir tortura u otros malos tratos. En particular se reconoce que puede constituir tortura u otros malos tratos la reclusión prolongada en régimen de aislamiento. El relator especial de la ONU sobre la tortura y las Reglas Mandela consideran reclusión prolongada en régimen de aislamiento la que dura más de 15 días. Aisha lleva sometida a reclusión en régimen de aislamiento nueve meses, desde que fue trasladada a la prisión; tan largo periodo constituye claramente tortura.
El relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias ha determinado recientemente que el trato dispensado a Mohamed Morsi, que murió bajo custodia tras años de reclusión en régimen de aislamiento y negación de las visitas familiares, así como de falta de atención médica adecuada, pudo haber contribuido a su muerte.
En junio de 2019, Amnistía Internacional publicó un fulminante informe sobre los derechos humanos en Egipto desde la llegada al poder del presidente Abdel Fatah al Sisi en 2014. El informe, que se presentó al Consejo de Derechos Humanos, ponía de relieve las graves restricciones de la libertad de expresión y de reunión, el uso generalizado de la detención arbitraria, la tortura y otros malos tratos, la desaparición forzada y los juicios sin garantías, y las terribles condiciones de reclusión, entre otros motivos de preocupación.