Amnistía Internacional ha emitido hoy un informe, acompañado de un video, titulado “Chile no protege a las mujeres: la criminalización del aborto viola los derechos humanos”. Esto, dentro del marco de su campaña del mismo nombre, dirigida a los parlamentarios y parlamentarias, de cara al debate en relación a la despenalización parcial del aborto, a raíz del proyecto de ley presentado por el Gobierno sobre la materia.
Para la elaboración de este informe, Amnistía Internacional se entrevistó con mujeres cuyos embarazos pusieron en riesgo sus vidas, mujeres que tuvieron embarazos con fetos inviables y una mujer cuyo embarazo fue resultado de una violación, así también con profesionales de la salud con experiencia en la materia. A través de sus conmovedoras historias, la organización ha podido constatar el sufrimiento y las dificultades que pueden enfrentar las mujeres en estas circunstancias.
“La enorme desprotección que viven las mujeres que se enfrentan a situaciones como las tres antes descritas, implican una serie de violaciones a sus derechos humanos. La legislación chilena, al criminalizar el aborto en todos los casos implica que, en la práctica, las mujeres y niñas en Chile que viven un embarazo de riesgo, inviable o resultado de una violación, se ven enfrentadas a una larga cadena de situaciones que las dejan sin protección: desinformación y maltrato; incapacidad de hacer valer su opinión acerca de cómo sobrellevar la situación; riesgo de vida por una intervención tardía; riesgos por abortos clandestinos cuando no tienen dinero para pagar por un aborto en condiciones más seguras o para practicárselo en el extranjero; prejuicios y soledad. Por este motivo, señalamos que el Estado de Chile ha fallado en proteger los derechos humanos de las mujeres y las niñas”, menciona Ana Piquer, Directora Ejecutiva de Amnistía Internacional.
De cara a los tratados internacionales de derechos humanos, la criminalización total del aborto constituye una violación de los derechos humanos, e impide una adecuada protección a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas. “Cuando todas las tendencias nacionales e internacionales muestran la necesidad de avanzar en esta materia para dar protección a las mujeres, sólo falta que el Congreso Nacional se ponga a la altura y legisle en este sentido asegurando que se despenalice el aborto en al menos las tres causales y garantice el acceso a aborto seguro cuando exista inviabilidad fetal, riesgo de vida para la mujer y violación”, concluye Ana Piquer.
Aquí se puede descargar el informe
Aquí se puede ver el video de la campaña
La acción online dirigida a los/las parlamentarios/as se puede firmar aquí
Historias de mujeres
“Carolina” (nombre ficticio) tuvo un aborto tras un embarazo ectópico
“Carolina” llegó a una clínica privada con fuertes dolores y vómitos. Allí se enteró de que estaba embarazada y que se trataba de un embarazo ectópico, lo que significaba que su vida estaba con riesgo vital. Fue hospitalizada para esperar la evolución de su estado, pese a no existir ninguna posibilidad de que el embarazo llegara a término, sólo fue intervenida de urgencia aproximadamente tres días después, cuando se produjo un riesgo vital inminente.
A “Carolina” nunca se le preguntó su opinión acerca de esta manera de proceder ni se le explicó claramente la razón para proceder de esta forma. Ella señala: “hasta el día de hoy no tengo todos los antecedentes y no entiendo por qué llegamos a ese límite extremo [de esperar a que se produjera una emergencia para realizar una intervención]. El doctor no tenía idea de mi realidad, ni de mi vida, de lo que yo siento, pienso, de lo que me hubiera gustado o no me hubiera gustado. Ni me preguntó. Él claro, seguía su procedimiento porque es doctor. Pero yo no pude optar. Yo hubiera optado quizá por otra cosa, si yo hubiera tenido todos los antecedentes”.
“Carolina” tras este procedimiento que considera tardío perdió una trompa de Falopio y hoy aún no sabe si podrá ser madre.
“Tania” (nombre ficticio) tuvo un aborto en pleno tratamiento contra el cáncer
“Tania” era madre cuando volvió a quedar embarazada, esto sucedió cuando ella estaba en pleno tratamiento contra un cáncer. El médico tratante no le dio ninguna opción: sólo le dijo que tenía que estar tranquila, que no pasaría nada y que si ella intentaba abortar él la tendría que denunciar. Tania buscó otras opiniones con una matrona y un médico, ellos le confirmaron que el embarazo era incompatible con continuar su tratamiento contra el cáncer, le señalaron que para poder continuar dicho embarazo sin riesgo para el feto, tendría que haber suspendido su tratamiento lo que significaba poner en riesgo su propia vida.
“Tania” tuvo que abortar de manera ilegal. Ella menciona “yo ya era madre y mis hijos tenían el derecho a contar con su mamá sana, por eso decidí someterme a un aborto para quedarme con ellos”. La intervención se la hicieron en una clínica privada durante la noche y quedó registrada como una “operación ginecológica”. “Tania” siempre sintió que “Ellos [los médicos] me vieron siempre por separado, nunca me vieron como una persona, como un ser integral. A mí me vieron como una incubadora, alguien que puede traer hijos a este mundo. Y después no importa si yo lo voy a criar o no, si me voy a morir, si va a pasar hambre, a ellos no les importa. Ellos nos ven como incubadoras. Como aparatos, como aparatos reproductivos”.
Isabelle es francesa pero vive en Chile, tuvo un aborto tras un embarazo inviable.
Isabelle quedó embarazada de Amanda en 2012, sería su tercera hija, pero al tiempo recibió la triste noticia de que su embarazo no era viable, que no sobreviviría fuera del útero. Sin embargo, en Chile no tenía más opción que continuar con su embarazo hasta el final, lo que significaba vivir la tortura de ser testigo de la muerte paulatina de su hija.
Isabelle tomó la difícil decisión de practicarse un aborto, para esto tuvo que viajar a Francia, haciendo un gran esfuerzo por reunir el dinero para viajar y pagar por el procedimiento. Llegaron a un centro de salud donde le confirmaron de inmediato que el feto era inviable, le dieron cinco días para pensar y tomar la decisión. En ese lugar le proporcionaron información, todo el acompañamiento necesario y le permitieron que ella decidiera.
Isabelle dice, sobre su experiencia: “entiendo que hay personas que quieren, que piensan que si ellos están en la misma situación van a querer seguir adelante con el embarazo, eso lo entiendo perfectamente porque es una pregunta muy personal, pero no entiendo que haya personas que se permitan imponer a los demás que pasaron por esta situación su opinión: ‘tú tienes que tener tu bebé hasta que se muera naturalmente, tienes que seguir con cinco meses más de embarazo’”.
Para Isabelle, la idea de continuar el embarazo era “como una tortura, porque cuando uno tiene que hacer una ecografía por un lado está pensando ‘tiene que morirse este bebé, ojalá sea pronto’, pero del otro lado uno no quiere que se muera porque es tu bebé. Es una situación realmente horrorosa…
Tras la intervención realizada en Francia, Isabelle reconoce que vivió su tristeza con un poco más de paz.
Paula es chilena pero vivía en Brasil cuando quedó embarazada y se sometió a un aborto terapéutico
Paula durante su embarazo tuvo una severa disminución del líquido amniótico y malformaciones fetales. Tras venir a Chile por una segunda opinión, descubrió que no existían alternativas legales para ella en el país, por lo que se practicó un aborto en Brasil, lejos de sus redes y su familia. Para Paula, la experiencia de su embarazo inviable y posterior aborto significó el término de su relación de pareja, puesto que él no estuvo totalmente de acuerdo con la decisión de Paula. Para ella fue muy fuerte: “¿cuál es el límite? ¿Yo soy la incubadora de la sociedad, de las personas, de mi pareja? ¿Y lo que a mí me pase da lo mismo? Y sólo te enfrentas a esto cuando estás en la situación.”
Rossana tuvo un aborto tras una violación
Rossana vivió la brutal experiencia de la violación. Fue en 1989 cuando el chico con quien había empezado una inocente relación amorosa, la forcejeó y la violó. Ella vivió esta triste experiencia casi en la soledad.
Rossana decidió que no podía tener un hijo de un hombre que le había hecho tanto daño y que detestaba. Ella abortó clandestinamente en la casa de un médico.
Ahora por primera vez ella decide contar su historia. Rossana nunca quiso contar el abuso que sufrió, “no era algo en lo que yo pensara constantemente. Mi papá murió quince años atrás y mi mamá falleció hace sólo algunos meses, con lo cual, mi secreto ya no los puede dañar. No quería cargar con ese estigma de ‘me hice un aborto o fui una mujer violada’”. Cuenta que “cuando me atreví a escribir el testimonio, porque sabía que empezaba la discusión sobre la ley de aborto, dije: si esa pena tan grande que yo tuve entonces puede servir para que otras mujeres que se hayan sentido o se sienten tan tristes como yo en ese momento, bueno, me tiro al agua y que las otras se decidan también a confesar lo que yo nunca me habría atrevido a contar, por respeto a mis padres más que nada y por miedo”.
Rossana, resume su experiencia así: “fue triste pasar por un aborto, pero la violación fue peor. La violación te destruye”.
Información adicional
A pesar de los avances en la protección de los derechos humanos en América Latina y el Caribe, la región aún tiene algunas de las leyes más restrictivas para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Chile, junto a El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua y Surinam, es uno de sólo seis países en la región que penaliza el aborto sin ninguna excepción.
En junio de este año, Amnistía Internacional lanzó la campaña “Chile no protege a las mujeres. La criminalización del aborto viola los derechos humanos”. La recolección de firmas va dirigidas a los parlamentarios y parlamentarias para exigir su compromiso en asegurar que en el actual debate para cambiar la legislación sobre aborto se garantice un cambio real en la vida de las mujeres y niñas en Chile. Para ello, la nueva legislación debiera incluir, a lo menos:
1) Garantizar el acceso a servicios de aborto legal y seguro para todas las mujeres y niñas sin discriminación, y sin excluir ninguna causal: riesgo presente o futuro para la vida o la salud de la mujer o la niña, inviabilidad del feto y embarazo como resultado de violación.
2) Garantizar el acceso a servicios de salud en caso de complicaciones a raíz de un aborto, sea o no hecho dentro de la legalidad, sin condiciones para la mujer, y sin riesgo a ser denunciada.