(Abrir Nuestros) Puños
Beirut, Líbano, 2019
Antes de nacer, las manos humanas se desarrollan en puños minúsculos, con los dedos apretados con fuerza en el centro de las manita, trazando en la palma unas líneas que algunos afirman que definen nuestro futuro. Al nacer, los puños se abren, descubriendo destinos desconocidos. En nuestros movimientos por la justicia, los puños también escriben los futuros: puños que se alzan en señal de protesta, manos que se enlazan para mostrar solidaridad, puños que sostienen mapas para nuevos comienzos, levantan la tierra, crean mundos nuevos.
En Líbano, las mujeres de las comunidades de personas refugiadas y migrantes hacen frente a condiciones laborales constitutivas de explotación, malas condiciones de vida, violencia y racismo, pero líderes de las comunidades de migrantes alzan su voz al unísono contra los abusos y la explotación, construyendo cada día mundos con las palmas de sus manos.
Amnistía Internacional se ha asociado con la organización de narración de historias Fearless Collective (Colectivo Sin Miedo) para crear en el corazón de Beirut un mural que rinde homenaje a su trabajo de incidencia.
Inspirándose en la fuerza del puño, han explorado el papel fundamental que éste desempeña en nuestra lucha por la justicia. Nuestro futuro está escrito en nuestros puños. Los puños se alzan para protestar, las manos se enlazan para mostrar solidaridad. Los puños sostienen mapas y pueden levantar la tierra y crear nuevos mundos.
El barrio de Mar Mikhael es el corazón de la vida nocturna de Beirut. A simple vista es una zona acomodada que ofrece una tremenda libertad social para algunas personas, pero que puede ser un lugar de profundo aislamiento, explotación e invisibilidad para las y los trabajadores migrantes. Este grafiti en una calle con elegantes cafés y bares dice: “¡Empleadas domésticas, no esclavas!” Es un llamamiento a poner fin al explotador sistema de patrocinio de visados para migrantes (kafala) de Líbano, que en esencia vincula a las y los trabajadores migrantes con sus empleadores. En virtud del sistema de kafala, el empleador actúa como “patrocinador” oficial (kafeel) de las y los trabajadores migrantes desde el momento en que entran en el país.
En el límite de Mar Mikhael, un grupo de defensores y defensoras de los derechos humanos que trabajan para diversos movimientos por la justicia social libaneses se han congregado para realizar un taller de Fearless. El de hoy se centra en “Abrir Nuestros Puños”.
Hablando en cuatro idiomas, el grupo se presenta. Hay una madre y una hija de Siria que hacen campaña por los derechos de las mujeres y de la infancia, y trabajadoras domésticas de Etiopía y Sri Lanka que luchan contra las condiciones laborales que constituyen explotación. También hay algunas mujeres libanesas que luchan para reformar las leyes paternalistas de Líbano sobre la custodia de niñas y niños, y periodistas que hacen campaña contra la censura y las violaciones de derechos humanos.
Fearless utiliza el ritual como herramienta para la catarsis y la narración de historias. Durante el ritual de Fearless, el grupo de activistas exploró la materialización de la emoción y lo que significa ser valiente. Sentados a la luz de las velas bajo una tienda de campaña, estas personas activistas usaron sus puños para crear nuevos ritmos, reproduciendo rituales de protesta muy extendidos en todo el mundo. Golpeando con el puño en la palma de la mano y alzándolo en el aire, Fearless pregunta: En el pasado, ¿qué fue lo que no pudo doblegarte?
Con los puños en alto, cada persona habló de los sistemas, la gente y la violencia que intentaron aplastarla pero no lo consiguieron. Inherente a cada historia estaba el origen de su resiliencia.
En la segunda parte del ritual, las personas participantes abrían su puño y ponían la palma de la mano hacia arriba, y contestaban a: ¿Qué nos depara el futuro? Algunas respuestas fueron:
“En el futuro, quiero ver a una mujer líder, a mujeres independientes (en todas partes).”
“En el futuro, Dios mediante, nuestro país estará mejor (nuestro de nuevo).”
“Espero vivir en paz, yo y todas las personas en todos los países.”
Tras realizar el ritual, las personas participantes hablaron de cómo querían representarse en el mural. Usando sus cuerpos para componer imágenes de poder, escenificaron posturas y poses: activistas con el puño en alto, sosteniendo escobas y hoces. Defensores y defensoras de los derechos humanos apuntando al sol. Pero después de pensar con más detenimiento en sus deseos para el futuro, surge otra clase de imagen, una imagen de sosiego. En nuestro futuro ya no queremos luchar.
Apoyándose cada persona en la espalda de otra, entre hierbas tranquilizadoras, tres personas comparten una taza de té, relajadas en un jardín. ¿Qué nos depara el futuro? El derecho de todas las personas a descansar.
El trabajo de Fearless es en parte artes visuales y en parte representación. Mientras los miembros de la comunidad representan cómo quieren que sea el mural, se toman fotografías. Desde ahí, Fearless proyecta su imagen en un muro en las calles de Mar Mikhael. Las líneas de estos rostros (ahora) familiares en los muros encarnan los futuros espacios seguros y sagrados en los que quieren vivir.
Mientras música árabe sale de los bares, un grupo de personas trabajadoras migrantes, que normalmente sólo estarían sirviendo, limpiando o cocinando en estos espacios, comienza a pintar imágenes de ellas mismas.
Durante toda la semana, miembros de la comunidad abrieron sus puños, mojaron pinceles en tonos de lavanda y salvia, y grabaron sus esperanzas y sueños en las palmas de sus manos. Posando con el futuro escrito en la palma de la mano, las personas que participaron en el taller, muchas de las cuales a menudo no están debidamente representadas en los espacios y políticas públicos, pintaron retratos que se exhiben en las elitistas calles de Mar Mikhael, el epicentro de la vida nocturna de Beirut.
Para unas personas que con excesiva frecuencia son invisibles en la sociedad, estos retratos son una manera de reivindicar su identidad como personas migrantes, refugiadas y activistas de los derechos humanos.
Tsigerada es trabajadora migrante y organizadora comunitaria de EngnaLenga, una iniciativa etíope por los derechos de las personas migrantes. Ha sido testigo de muchas cosas mientras se desempeñaba como trabajadora doméstica en Líbano.
“Como trabajadoras domésticas, nos enfrentamos a muchas cosas. Todos los días mueren trabajadoras domésticas. Me rompe el corazón, pero no me doblegará. Tenemos que unirnos y crear comunidades con líderes que compartan información. Soy fuerte. Ahora logro cosas que la gente decía que no podría hacer.”
“El pasado y la guerra que ocurrió. […] Nuestros derechos se perdieron. Pero soy más fuerte que esto porque estoy convencida de que el futuro será mejor después de la guerra y la injusticia y la destrucción y las bombas. […] Somos más fuertes que todo esto.” – Raghad, libanesa de 17 años, activista de los derechos de la infancia y de las personas refugiadas sirias.
Durante toda la semana, las personas que participaron en el taller se subieron a los andamios, con pinceles en la mano, y escribieron un poema para el mural sobre su futuro colectivo.
Mientras se terminan los últimos detalles, la nueva comunidad se reúne para celebrar el mural. Una trabajadora de Sri Lanka se viste con el espléndido atuendo tradicional, mientras un grupo de hombres sirios-palestinos enseñan la dabke (una danza popular). Con la vista en el mural, todo el mundo disfruta de la comida srilankesa y palestina hecha en casa. El texto en cingalés del mural llama la atención del guardia de seguridad de al lado, pues le recuerda su tierra. Escribe en el muro: “Este mural es nuestro futuro”.
Cada persona de las que participó en el mural —pintores, participantes en el taller, transeúntes que compartieron tazas de té y activistas que se unieron a la celebración final— escribe su respuesta a “¿que nos depara el futuro?” en la base del mural. Escriben “tolerancia”, “igualdad”, “estamos aquí para quedarnos”, “nuestra existencia es un acto de resistencia”.
En un muro de una calle secundaria de Mar Mikhael, este mural es un monumento radical al descaso. Una trabajadora doméstica migrante etíope conversa y comparte una taza de té con una mujer de Sri Lanka y una persona de género no binario, y afirma: “Mi existencia es un acto de resistencia”, mientras de sus manos brota poesía en cuatro lenguas.
Este proyecto es una colaboración entre Fearless Collective y Amnistía Internacional.
Arte final de: Shilo Shiv Suleman/Fearless Collective
Texto escrito por: Cassie Denbow/Fearless Collective
Fotografía de Jenny Jacklin-Stratton/Fearless Collective
Apoyo editorial de: Angela Singh/Amnistía Internacional
Nuestro agradecimiento al Centro Comunitario para Migrantes y a las muchas personas que hicieron posible este mural, con un agradecimiento especial a Ambra, Lynn y Saleh por su orientación sin miedo de este trabajo.