Torta Golosa: activismo lesbofeminista

“Es muy bacán cómo las cabras se identifican

y dicen sin miedo: soy camiona”, Osa.

Osa y Andy, 38 y 31 años respectivamente, son activistas lesbofeministas fundadoras de la banda musical de reggaeton “Torta Golosa”, grupo que – según ellas relatan- aborda temas de “lesbiandad, racismo, temas de clase”, entre otros. “Supongo que esa honestidad hace que las letras y las canciones hagan sentido. Además, ha sido bacán cómo las cabras se identifican y dicen sin miedo: soy camiona”, comenta Osa.

Ambas confiesan haber vivenciado discriminación durante su etapa escolar por no cumplir con lo esperado a su rol.A mí me gustaba mucho jugar a la pelota y subirme a los árboles, lo que no era bien visto especialmente por mi mamá”, comenta Osa. Mientras que Andy señala: “Yo no me identificaba ni como niña ni como niño, usaba el pelo corto, tenía la voz ronca y no usaba la falda del uniforme”.

Tanto Osa como Andy no son de Santiago. Osa llegó a esta ciudad en el año 2000 a estudiar medicina y Andy llegó en 2009 a estudiar Historia. Fue en este periodo cuando  recién pudieron vivenciar su orientación sexual y su identidad de género, dado que en sus respectivas casas de estudios no solo encontraron pares sino también referentes. 

“Yo en Arica no sabía que una podía ser lesbiana, no sabía que te podían gustar las mujeres. No era una posibilidad. Sólo cuando llegué a Santiago conocí a una lesbiana y ya tenía 20 años”, indica Andy. 

Durante la etapa universitaria también vivieron discriminación. En el caso de Osa, comenta que fue que la etapa en que vivenció más lesbofobia  pues considera que “medicina es una carrera muy elitista, y ser camiona, morena, fea era complicado. Además, nadie me conocía”. Mientras que para Andy la discriminación fue más bien por parte de algunos docentes que decían: “Historia no es para mujeres, ni menos para una persona que se viste como rapera”. 

En definitiva, ambas relatan vivenciar discriminación a diario por “su identidad camiona”, como ellas lo plantean. Incluso mencionan haber sido víctimas de violencia física por parte de grupos de hombres y también de Carabineros, como es el caso de Andy. 

Andy relata que en el año 2016 cuando participaba en una concentración en apoyo a la activista travesti Nikki Raveau, quien había sufrido un ataque transfóbico, fue agredida por Carabineros al momento de ser detenida. “En esa oportunidad perdí la consciencia por los golpes y quedé hasta el día de hoy con secuelas en una de mis rodillas”. Andy menciona además que un carabinero le había dicho que estaba suplantando la identidad de otra persona, pues la fotografía que estaba asociada a su RUT no representaba su actual expresión de género. “Fui la única persona formalizada a pesar de haber otras manifestantes detenidas. Conjugó la raza con el lesbianismo”, concluye.

“En 2008 en Pichilemu, mientras estábamos carreteando, un grupo de más de cinco hombres me golpeó luego de gritarme, entre otras cosas, lesbiana culiá”, cuenta Osa. Si bien, ella relata que en muchas ocasiones había recibido empujones, gritos e insultos, esta experiencia fue muy fuerte porque solo le pegaron a ella. 

“Mi camionez implica que sí, soy mujer, pero soy una mujer que no está disponible para los hombres. Y mi expresión de género, la manera como me veo dice evidentemente que mi deseo es hacia las mujeres. No siempre trato de que eso quede tan claro para poder cuidarme. Básicamente trato parecer hombre, esa es mi estrategia”, menciona Osa.

A pesar de las diversas situaciones de lesbofobia que han vivenciado, ninguna de las dos ha hecho uso de la ley antidiscriminación. Osa comenta que nunca ha pensado en utilizar esta legislación ni en poner ninguna acción judicial. “Considero que el tema de la discriminación responde a cambios más bien estructurales que no dependen solo de una ley”. Andy por su parte afirma que una posible solución va más allá de lo que ofrece actualmente la ley. “Yo creo que se requiere un cambio en la educación, como por ejemplo, dejar el uniforme por género y analizar el tema del currículo sobre educación sexual. Y en la universidad sería prioritario que las mallas se empiecen a cuestionar. Sobretodo las de medicina, para mí es una de las grandes culpables de sostener las bases de la discriminación”, concluye. 

Conoce más sobre la campaña de Amnistía Internacional “La Ley Antisdiscriminación se quedó corta” .