En respuesta a la sentencia dictada tras el recurso de la fiscalía contra el renombrado sociólogo y activista marxista ruso Boris Kagarlitsky, condenado a cinco años de reclusión en una colonia penitenciaria por cargos falsos de “justificación del terrorismo”, Natalia Zviagina, directora de Amnistía Internacional Rusia, ha manifestado:
“Esta sentencia es un abuso flagrante de la imprecisa legislación antiterrorista, que se utiliza como arma para reprimir la disidencia y castigar a una persona crítica con el gobierno. Al perseguir a Boris Kagarlitsky —reputado sociólogo cuya postura crítica contra las políticas del gobierno es bien conocida—, las autoridades rusas muestran de nuevo su combatividad contra toda forma de disidencia”.
Al perseguir a Boris Kagarlitsky —reputado sociólogo cuya postura crítica contra las políticas del gobierno es bien conocida—, las autoridades rusas muestran de nuevo su combatividad contra toda forma de disidencia.
Natalia Zviagina, directora de Amnistía Internacional Rusia
“Esta sentencia condenatoria y la opacidad del proceso judicial son un crudo ejemplo más del trato que recibe la disidencia política en Rusia. Se trata de un ataque manifiesto a la libertad de expresión, con la intención de acallar las voces críticas a través del miedo y la represión.
“Este caso no es un hecho aislado, sino parte de un programa más amplio y sistemático para sofocar la oposición y controlar qué se puede y qué no decir en Rusia. Amnistía Internacional pide la liberación inmediata de Boris Kagarlitsky e insta a la comunidad internacional a solidarizarse contra el silenciamiento de las opiniones críticas y la continua erosión de los derechos humanos en Rusia.”
Información complementaria
En diciembre de 2023, Boris Kagarlitsky, disidente soviético, sociólogo y redactor jefe de la publicación marxista digital Rabkor, fue declarado culpable de “justificación pública del terrorismo” por publicar un vídeo en el que comentaba el atentado con explosivos perpetrado en el puente de Crimea en octubre de 2022. Según la fiscalía, “con el vídeo se pretendía avalar y emular la práctica de la intimidación como la actuación idónea para detener la operación militar especial”. Sin embargo, la denuncia principal de la fiscalía estaba relacionada con el título del vídeo, “Felicitaciones explosivas para el gato Mostik […]”, en referencia a un gato de verdad llamado Mostik (“puente”, en ruso) que vivía en el puente de Crimea y cuya imagen utilizaban los medios de comunicación estatales para promover la idea de que Crimea era parte de Rusia.
A Boris Kagarlitsky se le impuso una multa de 609.000 rublos (unos 6.200 euros).
La fiscalía recurrió esta condena y, el 13 de febrero, el Tribunal Militar de Apelación de Rusia lo condenó a pasar cinco años en una colonia penitenciaria. También se le prohibió administrar sitios web por un periodo de dos años tras su puesta en libertad. Las autoridades rusas han ido incrementando su hostilidad hacia Boris Kagarlitsky cada vez más en los últimos años. En mayo de 2022, el activista fue declarado “agente extranjero”.