La policía no cumplió con su deber de proteger la vida e hizo uso excesivo de la fuerza, causando lesiones, durante las protestas violentas que estallaron por todo el sureste de Turquía en octubre de 2014, tras asaltar el grupo armado Estado Islámico Kobani. Estas deficiencias en materia de derechos humanos se han visto agravadas por la falta de investigaciones efectivas sobre las muertes que se produjeron. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en un informe publicado hoy.
El informe, Kobani protests in Turkey: Human rights failures, está basado en entrevistas con víctimas de la violencia y con familiares suyos, así como con abogados, activistas y presentantes de municipios y del Ministerio del Interior en la región. Se llevaron a cabo investigaciones en Diyarbakýr, Gaziantep y Siirt en octubre de 2014, y en Cizre, Diyarbakýr y Siirt en febrero de 2015 .
Con la huida de 200.000 refugiados kurdos sirios de Kobani a Turquía, se convocaron manifestaciones contra el grupo armado Estado Islámico y quienes parecían ser simpatizantes suyos en Turquía, así como contra el gobierno turco, que se creía que estaba permitiendo el avance del grupo. Al cabo de una semana de manifestaciones y violencia en gran escala relacionada con ellas habían muerto 40 personas, entre ellas participantes en las manifestaciones por Kobani, opositores políticos acusados de apoyar al Estado Islámico, simples viandantes y tres agentes de policía. En los enfrentamientos hubo también decenas de personas heridas, y se destruyeron bienes públicos y privados en todo el sureste de Turquía y en otras zonas.
A menudo, la policía no intervino debidamente durante los sucesos violentos para proteger la vida y la salud de los manifestantes y de las personas que se encontraban casualmente allí. En algunos casos no intentó siquiera intervenir en enfrentamientos entre grupos políticos rivales en los que resultaron muertos o heridos manifestantes, contramanifestantes y simples viandantes. Asimismo, al ser avisada de situaciones específicas de violencia de los manifestantes contra personas y bienes, la policía no acudió o se negó a acudir al lugar.
El argumento de que la intervención policial en determinados casos habría intensificado la tensión es creíble, pero no justifica ni explica por qué la policía no actuó al ser avisada para proteger a personas atacadas o cuando la violencia llegó a extremos en que era inevitable que hubiera muertos y heridos.
Es necesario investigar con urgencia las operaciones policiales atendiendo a su capacidad para proteger a las personas, a fin de extraer enseñanzas de lo ocurrido y elaborar planes que poder aplicar luego en caso de se produzcan nuevos enfrentamientos violentos.
Amnistía Internacional recibió numerosas denuncias relativas a agentes de policía que habían utilizado armas de fuego en situaciones en que no había ninguna amenaza inminente para la vida ni riesgo de causar lesiones, a fin de dispersar a muchedumbres hostiles o proteger bienes públicos.
Las circunstancias del uso de armas de fuego siguen siendo poco claras en muchos casos casi un año después de las manifestaciones por Kobani, debido a la falta de medidas de las autoridades para investigar de manera efectiva los casos de presunto uso indebido de la fuerza por parte de la policía. En varios casos documentados en el informe, hay convincentes indicios de que la policía hizo uso excesivo o innecesario de la fuerza.
Tras las manifestaciones, en marzo de 2015, el Parlamento aprobó disposiciones que concedían a la policía mayor autoridad aún para utilizar armas de fuego, en contra de las normas internacionales de derechos humanos.
La respuesta que han dado las autoridades desde las manifestaciones ha sido igualmente deficiente, siendo probable que las disposiciones aprobadas con el pretexto de la “seguridad interna” para aumentar las atribuciones de la policía para utilizar armas de fuego sirvan para animar a ejercer la fuerza de manera excesiva y abusiva, con lo que se aumentará aún más la probabilidad de que se cometan abusos.
La joven de 19 años S.S. y su padre contaron a Amnistía Internacional que ella había resultado herida durante enfrentamientos que se produjeron en el barrio de Beybahçe el 9 de octubre. Ocurrió alrededor de las seis y media de la tarde, cuando salió de su casa para ir a las manifestaciones. Recibió cuatro balazos en el pecho y la espalda y quedó paralítica de cintura para abajo a causa de ello. Su familia no ha recibido ninguna información sobre la marcha de la investigación criminal iniciada para identificar a los responsables; sin embargo, se ha abierto un procesamiento en aplicación de la legislación antiterrorista por la presunta participación de S.S. en las manifestaciones, y la primera vista tendrá lugar en septiembre de 2015.
En Cizre, el niño de 12 años Nihat Kazanhan murió de un disparo en la cabeza el 14 de enero de 2015. En sus declaraciones iniciales, las autoridades indicaron que no era la policía la que había efectuado el disparo. Sin embargo, posteriormente se emitieron en canales de noticias de la televisión nacional imágenes del disparo tomadas por las cámaras de la policía y que llegaron a manos de los periodistas. En ellas se ve claramente a Nihat Kazanhan con otros niños en una pequeña superficie de hierba de las proximidades del barrio donde vivía su familia en ese momento. Los niños están arrojando piedras y entonces cae junto a ellos un bote de gas lacrimógeno. A volverse Nihat Kazanhan para escapar corriendo de allí, se oye un disparo y él cae en el acto al suelo, tras lo cual lo llevan a un vehículo para trasladarlo al cercano hospital estatal de Cizre. Se ha abierto procesamiento contra cinco agentes de policía en relación con el homicidio. Amnistía Internacional ha asistido como observadora a las sesiones judiciales en Cizre.
El 7 de octubre, en el distrito de Baðlar de Diyarbakýr, donde tuvieron lugar muchos de los peores enfrentamientos de la ciudad, murieron siete varones por heridas sufridas en enfrentamientos entre grupos rivales que se produjeron cerca de las oficinas de Köy-Der, asociación vinculada a Hüda Par. Todo ellos estaban asociados a Hüda Par. Yasin Börüm, niño de 16 años, y los jóvenes Ahmet Dakak, de 19; Riyad Güneº, de 26, y Hasan Gökguz, de 25, murieron tras entrar en un apartamento huyendo de quienes los atacaban. Los informes de la autopsias indican que los apuñalaron y dispararon contra ellos. Según testigos, arrojaron los cadáveres a la calle desde el apartamento, situado en un tercer piso, quemaron dos de ellos y atropellaron intencionadamente a uno con un vehículo. Miembros de Hüda Par dijeron a Amnistía Internacional que las víctimas hicieron numerosas llamadas a la policía durante los 30 minutos que estuvieron dentro del apartamento para avisar de su situación, pero que la policía no llegó hasta mucho después, cuando los cadáveres llevaban ya 45 minutos en la calle, tiempo irrazonablemente largo dado que la zona estaba en el centro de la ciudad.
En Varto, Muþ, Hakan Buksur recibió un disparo en la cabeza el 7 de octubre de 2014, alrededor de las doce y media de la tarde, en el lugar donde se estaba celebrando una manifestación por Kobani y murió por las heridas sufridas. El abogado de su familia contó a Amnistía Internacional que Hakan Buksur había participado en la manifestación, pero que no había arrojado piedras ni participado en actos violentos, y que le habían disparado al salir de un edificio tras dispersar la policía a los manifestantes que arrojaban piedras. El letrado explicó que no se habían hecho avances en la investigación y que, al final de mayo de 2015, ninguno de los seis testigos de lo ocurrido que había encontrado había sido llamado a declarar por el fiscal. Tampoco había tomado éste aún ninguna declaración a la policía cuando se tomó en secreto la decisión de no revelar detalles de la investigación al abogado.