Los civiles cuyas casas han sido destruidas y otras personas obligadas a huir de los bombardeos rusos temiendo por sus vidas deben tener acceso a corredores humanitarios seguros; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
A lo largo de dos semanas de conflicto en Ucrania, miles de personas han vivido sometidas a bombardeos ilegítimos y millones han sufrido desplazamiento forzado. Los ataques de las fuerzas rusas contra poblaciones civiles y la destrucción gratuita de infraestructuras básicas de la vida diaria incumplen los Convenios de Ginebra y el derecho internacional de los derechos humanos, y deben cesar.
Como mínimo deberían ofrecerse rutas de evacuación segura; sin embargo, muchos de los corredores establecidos hasta la fecha han resultado poco fiables y peligrosos. Ucrania y Rusia acordaron inicialmente el 3 de marzo establecer pasillos humanitarios para la evacuación de civiles y el acceso de la ayuda humanitaria, pero la aplicación de este acuerdo ha sido lenta y limitada hasta la fecha. Urge ofrecer una salida segura a la población civil que huye de los bombardeos, incluidas las personas cuyos hogares han sido destruidos. Además, no debe forzarse la reubicación de estos civiles en territorio bajo control ruso.
“Deben establecerse pasillos humanitarios efectivos con rapidez, eficacia y seguridad. La población civil no debe correr aún más riesgos en su huida del conflicto”, ha dicho Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“Los ataques deliberados contra civiles y bienes de carácter civil y los ataques indiscriminados están prohibidos por el derecho internacional. Todos los ataques ilegítimos deben cesar. La acuciante necesidad de corredores humanitarios es una consecuencia directa del incumplimiento por parte de Rusia de sus obligaciones jurídicas. Lamentablemente, estos pasillos humanitarios se necesitan con urgencia.
Las partes en el conflicto deben dar prioridad absoluta a la salida segura de la población civil de las zonas de conflicto y su llegada a lugares seguros (y por tanto no a lugares bajo control ruso). Las fuerzas rusas deben asimismo permitir de inmediato que llegue la ayuda humanitaria a los civiles que permanecen en sus casas.”
Las autoridades ucranianas han solicitado que las rutas establecidas permitan escapar a la población civil de las ciudades intensamente bombardeadas, como Mariúpol, Energodar, Sumi, Izium y Volnovaja, y llegar a la capital a los residentes de varias localidades próximas a Kiev, como Bucha, Irpín y Gostomel. Los testimonios de civiles de varias de estas localidades recopilados hasta la fecha por Amnistía Internacional indican que los continuos bombardeos rusos les han impedido marcharse.
Amnistía Internacional pide a las partes del conflicto que acuerden el establecimiento de corredores humanitarios bien planificados y seguros y que respeten tales acuerdos de buena fe, que se proporcione a los civiles transporte accesible y tiempo suficiente para salir en condiciones seguras, y que se permita el acceso de observadores internacionales para que vigilen su salida segura.
“La población civil debe ser protegida en todo momento. Los corredores humanitarios seguros son un imperativo, pero los ataques ilegales que están matando e hiriendo a civiles deben cesar de inmediato y por completo”, ha manifestado Agnès Callamard.
“El derecho internacional humanitario prohíbe los ataques contra civiles y bienes de carácter civil, así como los ataques indiscriminados y desproporcionados. Deben protegerse hospitales, escuelas e infraestructuras civiles. Incluso en la guerra existen leyes.”
Las partes del conflicto deben permitir que organizaciones de ayuda humanitaria imparciales tengan acceso a toda la población civil necesitada, incluida la que se ha quedado tras las evacuaciones. Las fuerzas rusas no deben utilizar tácticas ilegales de asedio a poblaciones civiles como las que emplearon en Grozni y Siria, sometiéndolas a bombardeos indiscriminados, destruyendo infraestructuras y forzándolas a elegir entre rendirse o morir de hambre. Amnistía Internacional también se opone a cualquier plan que implique reubicar a civiles en zonas que consideran inseguras, como las regiones ucranianas de Dombás o la Crimea ocupada, o la propia Rusia.
Ataques en Irpín
El domingo 6 de marzo, cerca de la localidad de Irpín, próxima a la capital, Kiev, las fuerzas rusas bombardearon un paso de evacuación, matando a varios civiles que intentaban huir.
Una mujer que iba en una caravana de 12 vehículos civiles —señalizados con carteles que advertían de que viajaban niños en ellos— que había salido de Irpín contó a Amnistía Internacional que habían sido atacados por soldados rusos.
Así lo contaba: “A los dos o tres minutos [de haber pasado junto a un tanque destruido] comenzaron los disparos. Sabemos seguro que murió una mujer de 30 años, y también la madre [de un familiar]; tenía 60 años, iba conmigo en el coche.
Una esquirla o una bala pasó a dos milímetros del ojo de mi cuñado, [y] tiene el brazo roto. Nuestro conductor sufrió daños en las costillas. Yo estoy bien, una pequeña herida cerca de la cabeza, sangre nada más. Pero en general estoy bien. La otra mujer, la que perdió a su madre, también está bien.”
Periodistas que grababan imágenes en la zona informaron de que había tenido lugar otro ataque ruso mientras la población civil cruzaba una intersección, matando a cuatro personas, entre ellas una mujer y dos de sus hijos. Medios de comunicación también informaron de disparos y bombardeos reiterados en la zona, lo que suscitó la preocupación de que estos ataques fueran indiscriminados o desproporcionados, en incumplimiento de las normas del derecho internacional humanitario.
“Es imposible salir”
Amnistía Internacional ve con preocupación las dificultades especiales a las que se enfrentan ciertos grupos si intentan huir del conflicto. En entrevistas con personas ucranianas residentes en ciudades amenazadas, la organización ha tenido conocimiento de personas discapacitadas, ancianas y enfermas que tienen mayores dificultades para evacuar sus casas, ponerse a salvo durante los ataques o recibir asistencia médica.
Elena Kozachenko, de 38 años y residente en Chernígov, tiene cáncer de mama y se está sometiendo actualmente a quimioterapia. Así lo contaba: “Tengo cáncer y necesito la medicación. La última sesión de quimioterapia fue el 23 de febrero. La siguiente se supone que debería ser el 16 de abril. Necesito las revisiones, pero hay bombardeos constantes en el barrio donde está el hospital oncológico, es demasiado peligroso ir allí.
Quiero irme porque, con mi diagnóstico, quedarse en Ucrania es un suicidio. “[Pero] es imposible salir. Tengo miedo de evacuar porque soy un objetivo.”
Muchas personas de avanzada edad afectadas por el conflicto se enfrentan a grandes obstáculos al intentar huir o ponerse a salvo durante los ataques, y normalmente son más reacias a abandonar su hogar, donde llevan décadas viviendo, incluso toda la vida.
Rita, médica de familia de 64 años en Kiev, explicó: “Kiev es una ciudad antigua, la gente anciana o con movilidad limitada no puede bajar de sus pisos al sótano. En nuestro bloque querían cortar la electricidad [por la noche] para no atraer las bombas. […] Dijimos que eso sería una condena a muerte para las personas mayores, porque no podrían usar el ascensor y quedarían atrapadas en sus pisos.”
Un miembro del Consejo Regional de Kiev —que representa a Irpín, Bucha y otras comunidades sometidas al asedio ruso— añadió: “La mayoría de los que se quedan son personas ancianas […] Para ellas es más seguro quedarse que irse sin dinero ni comida, porque están en su localidad natal, conocen a sus vecinos. No tienen la certeza de que alguien vaya a ayudarlas si se van, ni tienen dinero para mudarse.”
Tatyana Sobko, de 70 años y residente en Kiev, dijo lo siguiente a Amnistía Internacional: “No queremos irnos, nuestros hijos han intentado convencernos muchas veces […] Aquí está nuestro hogar, ¿cómo vas a abandonar tu hogar para ir al extranjero? ¿Cómo es posible? […] Es nuestra tierra y no pensamos huir.”
Las personas de avanzada edad y con discapacidad, y otros grupos que se enfrentarían a mayores obstáculos y riesgos en su huida, deben tener prioridad en la evacuación, como establece el derecho internacional humanitario. La planificación y comunicación de las evacuaciones y los corredores humanitarios seguros también debe abordarse de manera inclusiva, lo que incluye garantizar la accesibilidad de la información, el transporte y los servicios.
Personas entrevistadas en toda Ucrania también contaron a Amnistía Internacional que vivían en condiciones de hacinamiento y sufrían una grave escasez de alimentos, agua y medicamentos. Algunas no han podido salir del sótano en varios días debido a los incesantes bombardeos rusos. Además sufren cortes de electricidad, calefacción y comunicaciones durante días.