YEMEN: PRESUNTAS MUNICIONES DE RACIMO EN ATAQUE DE LA COALICIÓN DIRIGIDA POR ARABIA SAUDÍ

220897_attack_on_a_residential_neighbourhood_in_ahma_sa_da_northern_yemen_27_october_2015_Las fuerzas de la coalición dirigida por Arabia Saudí han usado aparentemente esta semana una variante brasileña de las municiones de racimo prohibidas internacionalmente en un barrio residencial de Ahma, Sada, en el norte de Yemen, causando heridas al menos a cuatro personas y dejando peligrosas submuniciones sin estallar esparcidas en las fincas circundantes, ha declarado hoy Amnistía Internacional.

La organización ha entrevistado a varios residentes locales, entre ellos dos víctimas, al personal médico que las atiende, a un testigo presencial y a un activista local que visitó el lugar poco después del ataque. Las municiones sin estallar fotografiadas en el lugar del ataque son similares a las bombas de racimo fabricadas en Brasil que según informes ya ha utilizado Arabia Saudí en ocasiones anteriores.

“Dado que las municiones de racimo son armas de efecto intrínsecamente indiscriminado, su uso está prohibido por el derecho internacional humanitario. De hecho, casi 100 Estados han prohibido totalmente su producción, almacenamiento, transferencia y uso, reconociendo el daño único y duradero que causan”, afirmó Philip Luther, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

Además de causar la muerte y heridas a civiles cuando se usan inicialmente, muchas submuniciones no estallan en el impacto y siguen representando durante años un peligro para la vida de cualquier persona que entre en contacto con ellas. La coalición dirigida por Arabia Saudí debe abandonar inmediatamente su uso y todas las partes deben comprometerse públicamente a no desplegar nunca municiones de racimo y a adherirse a la Convención sobre Municiones en Racimo.”

Testimonios de testigos presenciales

El ataque con municiones de racimo se realizó en torno al mediodía del 27 de octubre de 2015 en una zona residencial de Ahma, a unos 10 km al noroeste de Al Talh, en el distrito de Sahar, cerca de la ciudad de Sada. Ahma está aproximadamente a 40 km al sur de la frontera con Arabia Saudí.

Un activista local que visitó el lugar varias horas después del ataque encontró tres submuniciones sin estallar a unos 20 metros: uno en los terrenos de una finca local, otro cerca de un invernadero y el tercero cerca de una mezquita. Según la información de que dispone Amnistía Internacional, el objetivo militar más próximo es un mercado de al Talh, a unos 10 km al sureste, en el que se sabe que se venden armas y que ha sufrido al menos cinco ataques aéreos desde que comenzó la campaña de bombardeos dirigida por Arabia Saudí en marzo.

Los testigos presenciales declararon que, a pesar de la total ausencia de aviones militares, se oyeron una serie de cohetes en el cielo que estallaron en el aire, seguidos de decenas de explosiones en el suelo. Estos relatos y los restos hallados en el lugar son compatibles con el uso de municiones de racimo lanzados con misiles tierra-tierra con un sistema de lanzacohetes múltiple (MLRS).

Salah al Zara, agricultor local de 35 años, estaba en la carretera principal, a 50 metros, cuando se produjo el ataque: “Iba en mi motocicleta en dirección a Dhahyan con un amigo cuando vi […] caer cuatro cohetes […] Cada uno iba en una dirección, con dos minutos de diferencia entre ellos. Hubo cuatro explosiones en el cielo primero y luego 50 explosiones cuando alcanzaron el suelo. Cayeron en un grupo de 30 casas y tiendas.”

Saleh al Muawadh, agricultor de 48 años y padre de 10 hijos, contó lo siguiente a Amnistía Internacional por teléfono desde su cama en el hospital de al Jamhouri, en la ciudad de Sada: “Pasaba en mi motocicleta por la carretera principal cerca del lugar del ataque cuando lo único que sentí fueron trozos de metralla. El impacto del ataque ha afectado a fincas situadas a un par de kilómetros del lugar.”

Heridas de metralla

Según el personal médico que atiende a los pacientes, uno de los heridos, Abdelaziz Abd Rabbu, de 25 años, está en estado crítico con heridas de metralla en el abdomen y el pecho.

Abdelbari Hussein, de 22 años, otro civil herido en el ataque, dijo a Amnistía Internacional: “Estaba sentado en mi comercio cuando tuvo lugar el ataque. No oí ningún avión, lo único que oí fueron las explosiones.” Sufrió heridas de metralla en el abdomen.

Aunque el ataque pudiera haber estado dirigido contra Huthi y otros grupos armados entre la población civil, el derecho internacional humanitario prohíbe totalmente el uso de armas intrínsecamente indiscriminadas como las municiones de racimo. Cualquier uso de armas de racimo viola esta norma.

Bombas de racimo prohibidas

Las bombas y las municiones de racimo contienen entre decenas y cientos de submuniciones que se liberan en el aire y se esparcen indiscriminadamente en una zona extensa de cientos de metros cuadrados. Pueden lanzarse o dispararse desde un avión o, como en este caso, desde misiles tierra-tierra.

Las submuniciones de racimo tienen también una elevada tasa de error, lo que significa que un gran porcentaje de ellas no estalla en el impacto y se convierten de hecho en minas terrestres que representan una amenaza para la población civil años después de su despliegue. El uso, producción, venta y transferencia de municiones de racimo están prohibidos en la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008, que tiene casi 100 Estados partes.

Aunque Brasil, Yemen, Arabia Saudí y los demás miembros de la coalición encabezada por Arabia Saudí que participa en el conflicto de Yemen no son partes de la Convención, en virtud de las normas del derecho internacional humanitario consuetudinario no deben usar armas intrínsecamente indiscriminadas, que siempre representan una amenaza para la población civil.

El sistema brasileño ASTROS II

Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Coalición contra las Municiones de Racimo han documentado hasta la fecha el uso por la coalición dirigida por Arabia Saudí de cuatro tipos de municiones de racimo en el conflicto de Yemen, tres de las cuales son variantes fabricadas en Estados Unidos.

No obstante, este ataque es el primer caso de presunto uso en el conflicto de municiones de racimo de fabricación brasileña.

Varias empresas brasileñas producen municiones de racimo. Aunque Amnistía Internacional no ha podido verificar de forma independiente con absoluta certeza el origen y el modelo de las submuniciones lanzadas sobre Ahma, éstas son similares a una fabricada por la empresa brasileña Avibrás Indústria Aeroespacial SA.

El ASTROS II es un sistema de lanzacohetes múltiple (MLRS) montado sobre camiones fabricado por Avibrás. El sistema ASTROS II puede lanzar en rápida sucesión múltiples cohetes, tres de los cuales pueden ser cargados con hasta 65 submuniciones, con un alcance de hasta 80 km, dependiendo del tipo de proyectil. Según el sitio web de la empresa: “puede lanzar cohetes a larga distancia. Está concebido como un sistema de arma estratégico, con gran poder de disuasión.”

Según la organización Landmine and Cluster Munition Monitor, Avibrás ha vendido este tipo de munición de racimo a Arabia Saudí en ocasiones anteriores, y Human Rights Watch documentó su uso por las fuerzas saudíes en Khafji en 1991, “dejando atrás un número significativo de submuniciones sin estallar. Cita “Brasil debe declarar inmediatamente el alcance de sus transferencias internacionales de municiones de racimo prohibidas, que se remonta a varias décadas. Brasil y otros Estados que siguen permitiendo la producción y transferencia de estas armas no pueden alegar que ignoran las consecuencias que tienen para la población civil de Yemen y otros lugares. Brasil debe poner fin inmediatamente a su producción, destruir sus arsenales y adherirse sin demora a la Convención sobre Municiones en Racimo”, declaró Átila Roque, director ejecutivo de Amnistía Internacional Brasil.

Amnistía Internacional ha hablado hoy con un alto cargo de Avibrás, que había visto las imágenes de Yemen. Aunque dijo que la forma “se parece” a los diseños de Avibrás y que no descartaba que fuera de la empresa, afirmó que la probabilidad era baja debido al calibre. Sin embargo, admitió que la empresa había fabricado calibres similares a principios de la década de 1990 y dijo que investigaría más a fondo.