Ante el rescate de cerca de 400 personas refugiadas rohinyás en la bahía de Bengala después de una travesía marítima de dos meses y un intento fallido de llegar a Malasia, Biraj Patnaik, director de Amnistía Internacional para el Sur de Asia, ha declarado:
“Es un alivio ver que estas casi 400 personas refugiadas rohinyás han sido acogidas por Bangladesh. Dada la terrible situación que han vivido a la deriva en el mar durante dos meses, necesitan recibir de forma inmediata atención médica, y comida y alojamiento adecuados. Tras huir primero de los crímenes de lesa humanidad en Myanmar y ser rechazadas después por Malasia, no les queda ningún sitio adonde ir, algo que pone trágicamente de manifiesto la dura indiferencia de otros gobiernos que se niegan a darles protección y la muerte en el mar de 32 de las personas que viajaban con ellas.
“En un momento en el que se teme que la covid-19 afecte a los campos de personas refugiadas rohinyás de Cox’s Bazar, densamente poblados y precariamente dotados, también es necesario que las autoridades garanticen la protección de las personas rescatadas de la propagación del virus y que reciben la atención médica que necesiten. Las personas refugiadas rohinyás ya han sufrido demasiado. Lo último que necesitan es que el virus arrase unos campos endebles y superpoblados que carecen de los servicios de salud necesarios para atenderlas”.
Información complementaria
Según informes, la Guardia Costera de Bangladesh rescató a 396 personas refugiadas rohinyás de una gran embarcación, que habían iniciado su travesía desde Bangladesh y Myanmar. El barco había sido rechazado por las autoridades de Malasia, que han impuesto un patrullaje estricto en la costa para impedir la entrada de personas en el país durante la pandemia.
De las 396 personas rescatadas, 182 son mujeres; 150, hombres, y 64, niños y niñas. Según la agencia de la ONU para las personas refugiadas, estaban desnutridas y deshidratadas. Al parecer, 32 personas que viajaban con ellas habían muerto en el mar.