Las autoridades egipcias han ahorcado hoy a tres presos declarados culpables de matar a un agente de policía durante unos enfrentamientos que estallaron en las semanas que siguieron a la mortífera matanza de Rabaa. Con estos ahorcamientos, ya son seis las ejecuciones llevadas a cabo en un plazo de dos semanas en Egipto.
En respuesta a la noticia, Najia Bounaim, directora de campañas de Amnistía Internacional para el Norte de África, ha declarado:
“Estos ahorcamientos, que se producen tan sólo unos días después de que se diera muerte a otras tres personas en casos separados, señalan una alarmante escalada de las ejecuciones en lo que va de año”.
“La pena de muerte es el exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante, y su uso resulta atroz en cualquier circunstancia, pero aún más cuando las seis víctimas de ejecución fueron condenadas sobre la base de confesiones extraídas, según afirmaron, mediante tortura. Las espantosas deficiencias del sistema de justicia egipcio han dado lugar en los últimos años a cientos de condenas de muerte tras juicios flagrantemente injustos”.
“Las autoridades egipcias deben detener toda nueva ejecución y deben establecer de inmediato una suspensión oficial con vistas a la abolición total de la pena de muerte”.
Información complementaria:
El 13 de febrero, las autoridades egipcias ejecutaron a tres hombres que habían sido declarados culpables de matar a un agente de policía en Kerdasa, Guiza, el 19 de septiembre de 2013. Uno de los tres condenados fue objeto de desaparición forzada durante tres días antes de comparecer ante un fiscal y ser acusado. Los abogados de todos los acusados afirmaron que los hombres habían sido torturados para hacerles confesar el asesinato.
El 7 de febrero, las autoridades egipcias ejecutaron a tres hombres que habían sido condenados a muerte por el homicidio del hijo de un juez, cometido en la localidad de Al Mansoura en 2014. Los hombres aseguraron que los habían torturado para que confesaran el crimen.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, independientemente de quién sea la persona acusada, de la naturaleza o las circunstancias del delito, o del método de ejecución.