En respuesta a la decisión anunciada hoy por el Servicio de Instituciones Penitenciarias israelí de renovar el régimen de aislamiento de Ahmad Manasra, un preso palestino que ha desarrollado graves problemas de salud mental desde que fue detenido siendo menor de edad hace siete años, Heba Morayef, directora regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, ha declarado:
“Resulta indignante que las autoridades israelíes hayan renovado el periodo de aislamiento de Ahmad Manasra. Mantener a este preso recluido en unas condiciones tan inhumanas constituye un cruel acto de injusticia. A Ahmad se he la diagnosticado esquizofrenia y sufre una depresión severa”.
“Ahmad Manasra tenía sólo 13 años cuando fue detenido. La decisión de detenerlo debería haber sido en todo momento una medida de último recurso y durante el periodo más breve posible. Ahora, parece que Ahmad se ha convertido en una sombra de sí mismo, y ha amenazado con quitarse la vida. Las autoridades israelíes deben revocar de inmediato su decisión de renovar su aislamiento, y deben liberarlo de ese régimen urgentemente.”
El miércoles, el Servicio de Instituciones Penitenciarias israelí rechazó una petición de sacar a Manasra del régimen de aislamiento en la prisión de Eshel. El 16 de agosto se celebrará en el Tribunal de Distrito de Beersheba otra vista sobre su régimen de aislamiento. Su abogado, Khaled Zabarqa, contó a Amnistía Internacional: “La vida de Ahmad corre peligro, un peligro real, y las reiteradas ampliaciones de su régimen de aislamiento le están destruyendo.”
Información complementaria
Ahmad Manasra permanece recluido en un prolongado régimen de aislamiento desde noviembre de 2021, aparte de dos meses que pasó en el hospital, después de que las autoridades israelíes afirmaran que es un peligro para otros presos. Esta situación viola la prohibición absoluta de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
Ahmad Manasra fue detenido en octubre de 2015 por el apuñalamiento de dos ciudadanos israelíes en Pisgat Zeev, un asentamiento ilegal israelí en el territorio ocupado de Jerusalén Oriental. Fue declarado culpable de intento de asesinato y condenado a nueve años y cinco meses de prisión, a pesar de que tenía 13 años en el momento de su detención y de que el tribunal concluyó que no había participado en el apuñalamiento. Además, fue interrogado sin la presencia de un abogado o un progenitor, y durante el interrogatorio fue presuntamente sometido a tortura u otros malos tratos. Amnistía Internacional no tiene conocimiento de que se haya abierto investigación alguna sobre la conducta de los agentes de seguridad.
La petición de la familia de Manasra para que se le concediera la libertad anticipada fue rechazada, pese a que Ahmad ha cumplido ya dos tercios de su pena. En virtud de la legislación israelí, las personas declaradas culpables de homicidio, violación o abuso infantil pueden optar a que su condena sea conmutada en un tercio. La fiscalía dice que Ahmad no puede optar a la liberación anticipada porque fue declarado culpable de “actos terroristas”, en virtud de una ley que se promulgó después de que hubiera sido detenido.