Grecia: Proteger urgentemente a las personas refugiadas frente a la COVID-19

Mientras el mundo se enfrenta a la crisis de la pandemia de la COVID-19, los riesgos para las personas refugiadas en las islas griegas se multiplican por momentos. Miles de personas ancianas, personas con enfermedades crónicas, niños y niñas, mujeres embarazadas, mujeres con bebés recién nacidos y personas con discapacidad se encuentran allí atrapadas en peligrosas condiciones de hacinamiento. Ahora, se enfrentan también a la amenaza de la pandemia de la COVID-19, cuyas consecuencias serían catastróficas para las personas confinadas en los campos.

Además de proteger al resto de la población, el gobierno griego debe tomar medidas inmediatas para proteger de la pandemia a las personas refugiadas y trasladarlas a un lugar seguro.

Las condiciones de vida para las personas refugiadas y solicitantes de asilo en las islas son inhumanas. A 22 de marzo, la población de los campos de Lesbos, Quíos, Samos, Kos y Leros era de aproximadamente 37.000 personas, mientras que la capacidad total de las instalaciones es de tan sólo 6.095. La población de los campos tiene un acceso extremadamente limitado a agua, retretes y duchas. La gente tiene que hacer cola durante horas para conseguir comida, y vive en tiendas precarias o contenedores sin calefacción. El número de personal médico y de enfermería es deplorablemente insuficiente. Además, a las personas que han llegado desde el pasado julio no se les ha permitido acceder a atención media pública.

En lugar de proteger a las personas refugiadas durante la COVID-19, el gobierno griego está restringiendo más sus movimientos y continúa denegando ilegalmente las solicitudes de asilo a las personas recién llegadas. Estas condiciones hacen que sea imposible proteger el bienestar de las personas de los campos, y ponen a estas personas en un grave peligro ante la creciente amenaza de la COVID-19. Si se produce un brote en los campos, una cuarentena dará lugar a muchas muertes evitables.

Las autoridades griegas, con la ayuda de la Unión Europea, deben defender y respetar los derechos humanos y la dignidad de las personas refugiadas y actuar de inmediato para proteger las vidas de quienes se encuentran en los campos de refugiados de las islas griegas.

Actúa ya y envía un mensaje al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, instándole a:

  • trasladar de forma segura a la gente de las islas y llevarla a alojamientos adecuados en el territorio continental;
  • garantizar que los campos cuentan con servicios y personal médico suficientes. suministrar productos de higiene adecuados, garantizar el suministro de agua corriente, desinfectar zonas y recoger y eliminar puntualmente los residuos;
  • otorgar libre acceso a atención médica en el sistema público a las personas solicitantes de asilo y migrantes, sin discriminación, lo cual incluye realizar pruebas de COVID-19 y proporcionar tratamiento, así como adoptar medidas de prevención.