Las autoridades pakistaníes deben garantizar que los trabajadores y trabajadoras del sector del saneamiento gocen de una sólida protección —tanto en la ley como en la práctica— contra la discriminación institucionalizada por motivos de religión y casta, según ha señalado Amnistía Internacional en un nuevo informe que pone de relieve las violaciones generalizadas de los derechos humanos en este sector.
El informe, titulado “Cut Us Open and See That We Bleed Like Them”: Discrimination and Stigmatization of Sanitation Workers in Pakistan (“Ábrenos en canal y verás que sangramos como todo el mundo”. Discriminación y estigmatización de los trabajadores y trabajadoras de los servicios de saneamiento en Pakistán), documenta cómo los trabajadores de la limpieza, que en su mayoría pertenecen a las llamadas “castas inferiores” y a minorías religiosas, son víctimas de prácticas discriminatorias de contratación y trabajo basadas en la casta y la religión. La situación se ve agravada por la inseguridad del empleo y unas condiciones de trabajo peligrosas, como resultado de una despreocupación generalizada por el bienestar de los trabajadores y una aplicación deficiente de la legislación laboral.
“El trato profundamente injusto que reciben los trabajadores de los servicios de limpieza y saneamiento en Pakistán no solo los margina desde el punto de vista social y económico, sino que también viola sus derechos humanos según el derecho internacional. A menudo se ven condenados a estos trabajos debido a unos prejuicios muy arraigados, pero el sistema legal del país no hace frente al problema de las castas como forma estructural de discriminación racial”, explica Isabelle Lassée, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Asia Meridional.
“Es crucial que se adopten sin demora medidas concretas para reforzar la protección de los trabajadores y trabajadoras del sector de la limpieza y el saneamiento en Pakistán y que exista un verdadero compromiso para poner fin a la discriminación por motivos de casta y religión en el país”, ha añadido Lassée.
Para este informe, Amnistía Internacional ha colaborado con la organización pakistaní de derechos humanos Centro para la Ley y la Justicia (CLJ) y ha entrevistado a más de 230 trabajadores y trabajadoras del sector, de los cuales 66 respondieron a un cuestionario destinado a identificar preocupaciones comunes. Los investigadores también organizaron debates con grupos-muestra y entrevistas individuales entre los meses de febrero y septiembre de 2024, con el fin de confirmar la existencia de formas generalizadas de discriminación y violaciones de los derechos laborales en Lahore, Bahawalpur, Karachi, Umerkot, Islamabad y Peshawar.
El trato profundamente injusto que reciben los trabajadores de los servicios de limpieza y saneamiento en Pakistán no solo los margina desde el punto de vista social y económico, sino que también viola sus derechos humanos según el derecho internacional.
Isabelle Lassée, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Asia Meridional
Estigmatización de los trabajadores del sector
“La gente no nos trata con respeto”
Los empleos relacionados con el saneamiento están estigmatizados, ya que tradicionalmente son ocupados por ciertas castas, en su mayoría asociadas a minorías religiosas, como los cristianos y los hindúes, considerados de “casta inferior”.
Según los resultados obtenidos por Amnistía Internacional, el 44% de las personas que respondieron al cuestionario habían sufrido estigmatización por su profesión y, según declararon, habían recibido insultos como “chuhra” (nombre histórico de una casta de la comunidad dalit), “bhangi” (otro término para “chuhra”), “jamadar” (“conserje” en urdu), “issai” (término despectivo para referirse a los cristianos), o incluso “perro”. Muchos afirmaron haber sido objeto de discriminación habitual en lugares públicos, en particular de segregación en el acceso a la comida y a los utensilios para comer.
Contratación discriminatoria de trabajadores del sector de la limpieza y el saneamiento
“En cuanto saben que eres cristiano, el único trabajo que te ofrecen es de limpieza”
El 55% de las personas encuestadas reconoció que su casta o su identidad religiosa era un factor determinante de prácticas discriminatorias de selección y contratación. Un habitante de Bahawalpur contó que se presentó a una entrevista para un puesto de electricista, pero que cuando descubrieron que era cristiano solo le ofrecieron trabajo de limpieza. Al final aceptó porque necesitaba ingresos para mantener a su familia.
Los datos desglosados sobre el personal de cinco organismos gubernamentales de Punyab corroboraron estos testimonios y revelaron que los cristianos están sobrerrepresentados no solo en puestos de categoría inferior sino también, específicamente, en trabajos en el sector de la limpieza y el saneamiento.
La investigación también reveló que las mujeres que trabajan en este sector sufren una flagrante brecha salarial por motivos de género y son más propensas a trabajar en la economía informal, donde a las mujeres no musulmanas se les asignan las tareas “menos limpias”. Una de ellas, empleada en Karachi, declaró: “Las mujeres cristianas limpian los baños y lavan la ropa, mientras que las musulmanas trabajan en la cocina” .
Imposibilidad de rechazar un trabajo peligroso o precario
Según la investigación, es habitual que los trabajadores y trabajadoras de los servicios de limpieza y saneamiento no estén regularizados, lo que los priva de la seguridad en el puesto de trabajo, de prestaciones y de otras garantías legales. Solo el 44% de las personas encuestadas tenían un contrato indefinido y el 45% carecía de contrato escrito, algo que hoy permite a los empleadores eludir los requisitos para la regularización de trabajadores. Un trabajador de la limpieza de Umerkot explicó que nunca había sido regularizado, a pesar de llevar 18 años trabajando para el comité municipal con la categoría de jornalero.
La situación laboral da lugar a diversas formas de desigualdad: el 79% de las personas encuestadas nunca había cobrado las horas extraordinarias y el 53% percibía un salario inferior al salario mínimo (115 dólares estadounidenses al mes). También se constató que los trabajadores y trabajadoras del sector están insuficientemente protegidos por los regímenes de seguridad social y los programas de asistencia social.
Por otro lado, no siempre reciben el equipo de seguridad adecuado. De hecho, el 55% declaró que había desarrollado problemas de salud derivados del trabajo, como alergias, trastornos respiratorios y tos crónica, debido a la exposición al polvo o a la recogida de basura sin guantes. Durante la pandemia de COVID-19 se les proporcionaron mascarillas y algunos equipos de protección individual (EPI), pero, según varios trabajadores entrevistados para este informe, esta práctica ha cesado.
Según un trabajador de Peshawar, quienes no llevan guantes a menudo sufren quemaduras en la piel debido a los ácidos que se desprenden de los sistemas de aguas residuales y lesiones en las manos causadas por cristales desechados. A otro trabajador de Islamabad tuvieron incluso que amputarle un dedo tras pincharse con una jeringuilla mientras manipulaba residuos sin guantes.
A pesar del riesgo, alrededor del 70% de las personas encuestadas afirmaron que no podían rechazar un trabajo, aunque lo consideraran peligroso. Este temor se inscribe en un contexto general de precariedad laboral, en el que los empleos son temporales y los trabajadores pueden ser despedidos sin las debidas garantías. De hecho, el 76% de estos trabajadores declaró tener miedo a un despido repentino.
Amnistía Internacional aboga por un enfoque global, basado en los derechos humanos, que combine las prácticas para combatir la discriminación con la aplicación del derecho laboral, con el fin de remediar los daños históricos, sociales y económicos que sufren los trabajadores y trabajadoras del sector de la limpieza y el saneamiento en Pakistán.
Isabelle Lassée
Desprotegidos por la ley
Pakistán carece de una ley contra la discriminación, lo que contraviene sus obligaciones en virtud de diversos convenios internacionales de derechos humanos de las Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por otro lado, el artículo 25 de su Constitución, que establece el derecho a no sufrir discriminación, tampoco se refiere a la casta como un motivo de discriminación prohibido.
En Pakistán, la normativa laboral está dispersa en un entramado de leyes y ordenanzas, y varía según las provincias desde 2010, fecha en la que el empleo pasó a ser competencia provincial. Son muy pocas las leyes que mencionan específicamente el trabajo de limpieza y saneamiento y, cuando lo hacen, solo se refieren a determinados aspectos o no abarcan a los trabajadores temporales y jornaleros, pese a que representan una proporción importante de la mano de obra del sector. Por todo ello, es urgente que se revisen todas esas leyes, ordenanzas y reglamentos con el fin de eliminar las ambigüedades y los vacíos legales que excluyen a estos trabajadores y trabajadoras.
El gobierno de Pakistán debe adoptar una legislación que reconozca la discriminación por motivos de casta, en consonancia con las obligaciones internacionales del país en materia de derechos humanos. También debe poner fin a las prácticas de contratación discriminatorias en el sector de la limpieza y el saneamiento, llevar a cabo una revisión exhaustiva y modificar la legislación laboral para resolver los problemas de seguridad, maltrato y discriminación.
“En Pakistán, las violaciones de los derechos laborales van de la mano de la discriminación y la marginación que sufren los trabajadores y trabajadoras de la limpieza, e incluso las refuerzan. Amnistía Internacional aboga por un enfoque global, basado en los derechos humanos, que combine las prácticas para combatir la discriminación con la aplicación del derecho laboral, con el fin de remediar los daños históricos, sociales y económicos que sufren los trabajadores y trabajadoras de este sector en Pakistán”, ha declarado Isabelle Lassée.


