Protejamos la Protesta: Entrevista con Anja Bienert

Anja Bienert trabaja para el Programa Policía y Derechos Humanos de Amnistía Internacional en Países Bajos. Ha desarrollado unas Directrices sobre el Derecho a la Libertad de Reunión Pacífica para que las personas de Amnistía y el movimiento de derechos humanos en general se sientan con la confianza suficiente como para exigir responsabilidades a las autoridades de su país cuando el derecho a la protesta se vea amenazado.

En esta serie de preguntas y respuestas, Anja Bienert nos habla sobre su función en Amnistía, la importancia de proteger el derecho a la protesta y por qué estas directrices son más oportunas que nunca.


¿Cómo llegaste a ser experta en policía y derechos humanos?

Soy licenciada en Derecho y doctorada en Procedimiento Penal. Mi pasión por viajar me llevó a trabajar para organizaciones de distintos países, centrándome en la violencia interna y los disturbios. En estas difíciles situaciones, a menudo tenía que estar en contacto con la policía y otros organismos de seguridad, observando su manera de funcionar, las dificultades a las que se enfrentaban, las decisiones que tomaban y qué influía en esas decisiones. La mayoría de las veces vi la discrepancia existente entre la realidad en la práctica de la actuación policial y lo que dice el marco aparentemente teórico de los derechos humanos. Siempre intentaba encontrar la forma de convencer a las autoridades de que podían hacer muy bien su trabajo sin violar los derechos de las personas a quienes se suponía que servían y protegían.

¿Qué fue lo que te interesó del tema?

Lo variado que es. La labor policial es distinta en cada país del mundo, e independientemente de lo que hagamos o digamos respecto a la policía, es necesario que observemos cada contexto. Y el deseo de demostrar que —a pesar de todas las dificultades, los riesgos y los peligros— es posible una actuación policial que respete y proteja los derechos humanos y que, de hecho, esa es la única manera de llevar a cabo una buena función policial.

¿En qué consiste tu función?

Nuestro programa ofrece asesoramiento a cualquier persona de nuestra organización que trabaje sobre temas policiales, por ejemplo, examinando un vídeo de una intervención policial durante una protesta para evaluar si se produjo alguna violación de derechos humanos, o analizando una nueva disposición legislativa relacionada con la policía para ver si se ajusta a los derechos humanos. También impartimos formación a nuestros compañeros y compañeras y creamos herramientas que ayudan a quienes trabajan sobre asuntos policiales.

¿Cómo es el día a día de tu trabajo?

Cuando me conecto, miro si ha llegado alguna petición durante la noche. Si es posible, intentamos responder inmediatamente a las preguntas para que nuestros compañeros y compañeras puedan seguir trabajando con la ayuda de nuestra aportación o nuestro asesoramiento. Luego leo una selección de artículos de prensa para ver lo que está pasando en el ámbito de la actuación policial en todo el mundo. Por ejemplo, qué nuevas armas están utilizando, o cómo está evolucionando la situación en un país sacudido por las protestas y la dureza de la intervención policial. Cuando hace falta, nuestro equipo repasa las prioridades del día o debate cómo abordar cuestiones delicadas.

Luego, trabajo en la redacción de herramientas u otras publicaciones para Amnistía, como nuestras Directrices sobre Libertad de Reunión Pacífica, documentos breves, y también hago aportaciones a informes y comunicados de prensa de Amnistía. Lo maravilloso de este trabajo es que, aunque nunca sabes lo que te deparará el día, estás segura de que trabajas con la gente adecuada, que comparte contigo la misma pasión por los derechos humanos.

¿Cómo explicarías brevemente las Directrices sobre Libertad de Reunión Pacífica?

Las Directrices resumen las obligaciones de los gobiernos y los agentes del Estado respecto al derecho a la libertad de reunión pacífica. Son 16 directrices que examinan los aspectos fundamentales en esta materia: desde la necesidad de garantizar el derecho a la libertad de reunión pacífica en la legislación nacional a la forma en que la policía debe facilitar las reuniones pacíficas en la calle.

¿Por qué han elaborado estas directrices y por qué lo han hecho ahora?

El derecho a la libertad de reunión pacífica está amenazado en todo el mundo. Las personas que se echan a la calle son consideradas cada vez más una amenaza y las protestas se limitan, prohíben y reprimen en todas las regiones del mundo. Éste fue el motivo por el cual Amnistía inició su campaña global Protejamos la Protesta. Nos dimos cuenta de que las autoridades, —tanto en el ámbito legislativo como en el policial— cada vez muestran menos respeto por las obligaciones de su país en virtud de los tratados internacionales de derechos humanos. En ocasiones parece que ni siquiera saben cuáles son estas obligaciones.

Por ejemplo, a menudo las autoridades no tienen en cuenta las obligaciones que se derivan del principio de “ser vista y oída” y prohíben reuniones en ciertas zonas, aunque la gente debe poder ser vista y oída por aquéllos a quienes quiere llegar con su protesta. Algunas policías creen que la menor alteración del tráfico les permite dispersar una reunión, a pesar de que las reuniones públicas son un uso legítimo de las calles.

Pensamos que eran necesarias unas directrices claras sobre aspectos fundamentales del derecho a la libertad de reunión pacífica que pudieran utilizarse como punto de referencia para evaluar la situación en cualquier país.

La protesta siempre ha sido un elemento impulsor de la protección de los derechos humanos. Hemos visto mucha gente valiente que, a pesar de correr grandes riesgos personales, salen a la calle para exigir sus derechos, los derechos de otras personas y justicia.

Anja Bienert

¿Qué puede aprender la gente de estas Directrices, y para quién son?

Sobre este tema se han escrito muchos documentos internacionales, la diferencia es que aquí hemos elaborado un documento breve y de fácil acceso que abarca los aspectos más pertinentes. La idea es que sea utilizado por los compañeros y compañeras de Amnistía y de la comunidad de derechos humanos en general para saber cómo instar a las autoridades a que respeten, protejan y defiendan el derecho a la libertad de reunión pacífica.

¿Cuál es tu relación con la protesta? ¿Por qué te apasiona tanto?

La protesta siempre ha sido un elemento impulsor de la protección de los derechos humanos. Hemos visto mucha gente valiente que, a pesar de correr grandes riesgos personales, salen a la calle para exigir sus derechos, los derechos de otras personas y justicia. Debemos apoyar a esa gente todo lo que podamos para que continúen alzando la voz siempre que consideren necesario hacerlo, sin temor a la represión y a que violen sus derechos humanos.

¿Qué significa para ti “Protejamos la Protesta”?

“Protejamos la Protesta” es la esencia misma de aquello de lo que nos ocupamos en Amnistía. Queremos que las personas puedan ejercer sus derechos sin temor: temor a ser detenidas arbitrariamente, golpeadas, torturadas o incluso asesinadas, y a que todo esto les ocurra simplemente por alzar su voz. Mediante esta campaña nos dirigimos a todas estas personas, demostrándoles que estamos a su lado y que exigimos a los gobiernos y las autoridades que cumplan lo que prometieron al firmar los tratados internacionales de derechos humanos.

¿Qué esperas que consigan estas directrices y cómo debe utilizarlas la gente?

Espero que los defensores y defensoras de los derechos humanos de todo el mundo las utilicen para exigir responsabilidades a las autoridades de sus países en relación con estas obligaciones. También espero que los legisladores y legisladoras, los políticos y políticas y la policía las lean y entiendan que no deben ver las protestas como una amenaza, sino como parte importante de la vida pública que tienen que respetar, proteger y facilitar.

Lee las Directrices sobre la Libertad de Reunión Pacífica de Amnistía Internacional

descargar