Todas las personas que protestaban pacíficamente detenidas hoy en Moscú y otras ciudades rusas deben ser puestas en libertad de inmediato y sin condiciones, y todos los casos de uso ilícito de la fuerza por la policía deben ser investigados sin demora y eficazmente, ha dicho Amnistía Internacional. Las detenciones y las violentas operaciones de dispersión de hoy han sido las últimas medidas represivas de las autoridades rusas contra las personas que —en su inmensa mayoría— se manifestaban pacíficamente exigiendo la libertad de Aleksei Navalny.
“Es tal la cantidad de gente que han detenido las autoridades rusas en las últimas semanas, que en los centros de detención de Moscú ya no hay sitio y se recluye a los manifestantes pacíficos en centros de deportación. Tratar de eliminar cualquier crítica en el país es una batalla perdida. Las autoridades rusas deberían más bien reconocer lo mucho que significan los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica para una parte cada vez mayor de la ciudadanía y permitir que la gente exprese sus opiniones sin temor a represalias”.
“El Kremlin está librando una guerra contra los derechos humanos de la población de Rusia, reprimiendo las peticiones de libertad y cambio de quienes protestan. Se trata de un intento desesperado de silenciar las críticas, y debe cesar”, ha afirmado Natalia Zviagina, directora de la Oficina de Amnistía Internacional en Moscú.
“Activistas y manifestantes a quienes se ha detenido por participar pacíficamente en protestas son sin excepción presos y presas de conciencia y deben quedar en libertad de inmediato y sin condiciones. La policía debe dejar de emplear la fuerza de manera ilegítima y cumplir con su deber de proteger los derechos humanos de la ciudadanía rusa.”
Información complementaria
El 31 de enero, al menos 4.000 personas que protestaban pacíficamente fueron detenidas en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades de Rusia durante la brutal represión de las concentraciones que exigían la libertad de Aleksei Navalny, popular figura de oposición y preso de conciencia. Esto eleva a más de 8.000 el número de personas detenidas por protestar durante la última semana. Las personas arrestadas y puestas bajo “detención administrativa” en Moscú durante la anterior oleada de protestas del 23 de enero fueron tantas que se sobrepasó la capacidad de los centros de detención y más de 100 personas tuvieron que ser llevadas a centros de detención temporal para extranjeros en espera de deportación.
En el periodo previo a este último día de protestas, las autoridades detuvieron a decenas de notables activistas de la oposición y colaboradores de Aleksei Navalny en la Fundación Anticorrupción por numerosos cargos falsos de carácter penal y administrativo. El hermano de Aleksei Navalny, Oleg, Lyubov Sobol, abogado de la Fundación Anticorrupción, Oleg Stepanov, jefe de las oficinas centrales de Navalny en Moscú, la integrante del grupo punk Pussy Riot Maria Alyokhina y la dirigente del sindicato Alianza Médica Anastasia Vasilyeva seguirán detenidos al menos hasta el 23 de marzo acusados de violar las normas sanitarias y epidemiológicas, en aplicación del artículo 236 del Código Penal de Rusia.