Treinta años después de Srebrenica, el “nunca más” suena a promesa vacía

Dinushka Disanayake asiste a los actos conmemorativos del aniversario del genocidio de Srebrenica en Bosnia

Hace una semana asistí en silencio al entierro de siete personas en una tumba. Pero no era un sepelio normal. En esos ataúdes estaban los restos de siete personas que habían sido asesinadas hacía 30 años al igual que más de 8.300 hombres y niños durante varios días de julio de 1995. Estaba en Srebrenica con miles de personas más, bajo un sol implacable, delante de un extenso valle cubierto de lápidas de mármol blanco hasta donde alcanzaba la vista.

Esos restos no habían recibido sepultura hasta ese momento porque —como ocurrió con muchas de las personas ejecutadas brutalmente en la campaña de genocidio contra los musulmanes bosnios en Srebrenica— habían sido trasladados varias veces utilizando maquinaria pesada, y enterrados en diversas fosas comunes, en ocasiones a cientos de kilómetros de distancia unas de otras. Todo ello en un esfuerzo coordinado para borrar cualquier prueba de estas matanzas e impedir futuras investigaciones de estos crímenes. Por esta causa aún sigue sin saberse el paradero de los restos de casi un millar de personas que se cree que fueron asesinadas durante esos días.

Antes de llegar a la sepultura, los dolientes y dignatarios se habían reunido en una de las enormes naves de una antigua fábrica de baterías. Allí había estado en 1995 el cuartel general de un contingente neerlandés de infantería ligera perteneciente a las fuerzas de la ONU para el mantenimiento de la paz encargado de proteger a los más de 20.000 civiles que habían buscado refugio frente al avance del Ejército de la República Srpska. En esa misma nave, niños, niñas, mujeres y hombres se habían refugiado con la esperanza de recibir protección. Pero la comunidad internacional no cumplió con sus obligaciones más básicas de derecho internacional humanitario y los abandonó a su suerte, con consecuencias letales.

La llamada zona segura de la ONU fue tomada. Los hombres y los muchachos jóvenes fueron separados de sus familias y ejecutados. Las mujeres y los niños y niñas fueron trasladados a la fuerza fuera de Srebrenica y muchas de las mujeres y las niñas, violadas.

Una de las Madres de Srebrenica habló del sufrimiento de las personas palestinas en Gaza y recordó que el silencio nunca es neutral.

En esa misma nave se reunían ahora representantes acreditados de gobiernos de todo el mundo, que se llenaban la boca con promesas de “nunca más” mientras sus gobiernos siguen transfiriendo armas a Israel, que no ceja en su genocidio contra la población palestina de la Franja de Gaza. Tuve la sensación de que un manto de hipocresía caía pesadamente desde las vigas de la nave.

En su discurso, Munira Subašić, una de las Madres de Srebrenica, habló del sufrimiento de las personas palestinas en Gaza y recordó ante la audiencia que el dolor no tiene fronteras y el silencio nunca es neutral.

En Bosnia y Herzegovina, y en la vecina Serbia, persisten la negación y el revisionismo histórico a pesar de queel Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia halló que los crímenes cometidos en Srebrenica formaban parte de una operación bien planificada y coordinada y constituían genocidio, y declaró culpables de genocidio a los cerebros de la operación, los dirigentes serbobosnios Ratko Mladić y Radovan Karadžić. Y sin embargo, muchas de las personas sobrevivientes y de las familias de víctimas siguen sin conseguir verdad y reparación. Son muchos los perpetradores de éste y otros crímenes que nunca han comparecido ante la justicia.

Mientras estuve en Srebrenica me acordé de otras fosas comunes: las de Chemmani, cerca de Jaffna (Sri Lanka), donde este año unas excavaciones para construir un edificio desenterraron 19 esqueletos humanosOtra fosa común más consecuencia de los encarnizados ataques contra poblaciones tamiles en el norte de Sri Lanka, probablemente durante la guerra civil. Algunos de los esqueletos eran de bebés. Otro era de una niña enterrada en el barrio con una bolsa de UNICEF, un juguete, una pulsera de cuentas y una zapatilla. Un inquietante recordatorio de que nadie, por muy joven que fuera, estuvo a salvo de la violencia y los homicidios masivos en un Estado que lleva evitando rendir cuentas por estos crímenes desde 2009, a pesar de múltiples resoluciones de la ONU que se lo exigen. Las madres tamiles de personas desaparecidascontinúan exigiendo justicia, verdad y reparación, mientras sus esperanzas se desvanecen con el paso del tiempo.

En Potočari, la ceremonia conmemorativa provocó lágrimas de dolor y rabia, y una pena silenciosa. Las heridas siguen tan abiertas como hace 30 años.

Si los líderes y las lideresas mundiales realmente quieren decir “nunca más”, deben poner fin rápidamente al genocidio de Israel de la población palestina en la Franja de Gaza.

Para las Madres de Srebrenica la justicia no está en las palabras vacías de los líderes y lideresas mundiales que se reúnen una vez al año en Potočari para estrecharse las manos y hacerse fotos delante de un mar de tumbas. “Nunca más” significa detener el genocidio antes de que ocurra. Justicia significa saber dónde están enterrados sus seres queridos, averiguar la verdad de lo que les ocurrió, y ver que los perpetradores rinden cuentas en un tribunal de justicia reconocido. Consiste en recibir reparaciones, en restañar heridas y en ver un mundo en el que los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y el genocidio se evitan y se detienen.

Si los líderes y las lideresas mundiales realmente quieren decir “nunca más”, deben poner fin rápidamente al genocidio de Israel de la población palestina en la Franja de Gaza. Deben garantizar que los perpetradores de crímenes de derecho internacional, dondequiera que ocurran, rinden cuentas, y demostrar un verdadero compromiso con la justicia y los derechos humanos para todas las personas. Las lápidas de mármol blanco de Potočari deben permanecer en su conciencia.

Dinushka Disanayake es directora adjunta para Europa de Amnistía Internacional y asistió a la ceremonia con motivo del aniversario de Srebrenica.

Mira su transmisión desde la ceremonia conmemorativa aquí

Este artículo fue publicado originalmente aquí por TRT World.

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