La inminente excarcelación de Albert Woodfox, después de alrededor de 40 años recluido en régimen de aislamiento tras un juicio por asesinato lleno de defectos celebrado en Luisiana, es un triunfo legal muy esperado, ha declarado hoy Amnistía Internacional.
“Al ordenar la libertad de Albert Woodfox, la corte federal ha dado un importante paso para abordar los decenios de injusticia y crueldad que ha sufrido”, afirmó Tessa Murphy, encargada de campañas sobre Estados Unidos en Amnistía Internacional.
Ayer, de forma inesperada, un juez dictó un auto incondicional en el que ordenó la libertad inmediata de Albert y prohibía la celebración de un nuevo juicio.
“Este hombre de 68 años ha sufrido un trato intolerablemente cruel en prisión mientras luchaba para revocar la declaración de culpabilidad de un delito del que siempre sostuvo que era inocente. Después de dos juicios llenos de defectos y de unas actuaciones judiciales que han durado décadas en las que su declaración de culpabilidad fue revocada por cortes federales y estatales, por fin obtiene la libertad que merece.”
“Hoy es un día de alegría para Albert y su familia, pero también debería impulsar a las autoridades estadounidenses a abordar su uso cruel y extremo de la reclusión en régimen de aislamiento. A Albert Woodfox no sólo se le ha negado justicia durante más de 40 años, sino que ha sufrido el horror diario del aislamiento. Aunque nada puede compensar esta injusticia, ahora debe obtener todas las reparaciones, incluida la rehabilitación, que se le deben por los malos tratos que ha padecido”, añadió Tessa Murphy.
Albert Woodfox fue declarado culpable, junto con Herman Wallace, del asesinato de un guardia penitenciario de la Penitenciaría Estatal de Luisiana en 1972.
La posibilidad de un nuevo juicio quedó descartada después de que el juez señalase varias condiciones, incluidas “la falta de confianza del tribunal en que el estado proporcione un tercer juicio imparcial” y el “perjuicio sufrido por el señor Woodfox al pasar más de cuarenta años en régimen de aislamiento”.
Albert Woodfox ha estado la mayor parte de sus 43 años de prisión recluido en una pequeña celda 23 horas al día, sin acceso a una interacción social significativa y a programas de rehabilitación, situación similar a la de Herman Wallace, juzgado en el mismo procedimiento y ya fallecido.
Los dos hombres negaron siempre su participación en el crimen y dijeron que los habían implicado falsamente en el asesinato debido a su activismo político en prisión como miembros del Partido Panteras Negras.
No había ninguna prueba física que los relacionara con el crimen y sus declaraciones de culpabilidad se basaron principalmente en el testimonio dudoso de otro recluso, que recibió un trato favorable a cambio de su declaración. Los argumentos en su contra se basaban en pruebas defectuosas y hubo numerosos errores de procedimiento que se han ido documentando ampliamente a lo largo de los años.
La declaración de culpabilidad de Albert Woodfox fue anulada tres veces, la última en 2013, no obstante lo cual Woodfox siguió en prisión después de que el estado de Luisiana apelara contra la resolución.
Los jueces decidieron que Woodfox no había recibido un juicio justo en 1998 debido a la discriminación en la selección del portavoz del gran jurado.
Herman Wallace, juzgado en el mismo procedimiento que Albert Woodfox, fue excarcelado en octubre de 2013, apenas días antes de morir de cáncer de hígado. Un juez federal revocó su declaración de culpabilidad basándose en la exclusión sistemática de mujeres del gran jurado durante su juicio de 1974.