- Nuevas pruebas de que continúan los ataques de “tierra arrasada”.
- La ONU y la UA se disponen a votar el cierre de la misión de mantenimiento de la paz de la UNAMID el 27 de junio.
- La retirada de las fuerzas de mantenimiento de la paz expondría a la población civil a tácticas brutales de las fuerzas de seguridad sudanesas.
- La ONU y la UA deben suspender la retirada de la UNAMID y oponerse a la petición del Consejo Militar de Transición de entregar las bases a las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Amnistía Internacional tiene nuevas e inquietantes pruebas, imágenes de satélite entre ellas, que muestran que las fuerzas gubernamentales sudanesas, incluidas las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y milicias aliadas, continúan cometiendo crímenes de guerra y otras violaciones graves de derechos humanos en Darfur. El año pasado, estos han incluido la destrucción completa o parcial de al menos 45 pueblos, así como homicidios ilegítimos y violencia sexual.
“No se debe dejar a decenas de miles de civiles, protegidos actualmente por las fuerzas de mantenimiento de la paz de la Operación Híbrida de la Unión Africana (UA) y las Naciones Unidas (ONU) en Darfur (UNAMID) en Jebel Marra (Darfur), a merced de las RSF, una despiadada fuerza de seguridad sudanesa que ha cometido crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”, ha advertido la organización con motivo de una votación crucial sobre el futuro de la misión el 27 de junio.
La autorización por el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Paz y Seguridad de la UA del cierre de la UNAMID entregaría efectivamente el control de zonas civiles a las RSF. Integrada por miembros de la antigua milicia yanyawid, las RSF son responsables de crímenes de lesa humanidad en la región de Jebel Marra de Darfur, así como de la sangrienta represión en curso de manifestantes en Jartum que comenzó el 3 de junio.
“En Darfur, al igual que en Jartum, hemos presenciado la abominable brutalidad de las Fuerzas de Apoyo Rápido contra civiles sudaneses; la única diferencia es que en Darfur llevan años cometiendo atrocidades con impunidad. El Consejo Militar de Transición (TMC) de Sudán debe retirar inmediatamente a las RSF de todas las operaciones policiales y de aplicación de la ley, sobre todo en Jartum y Darfur, y confinarlas en sus cuarteles en aras de la seguridad pública”, declaró Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía Internacional.
“En cuanto a la ONU y la UA, no deben volver la espalda a la población de Darfur, cuya protección está en manos de las fuerzas de mantenimiento de la paz. La decisión de cerrar la UNAMID pondría, de forma irresponsable e innecesaria, decenas de miles de vidas en peligro al arrebatarles su única salvaguardia frente a la campaña de tierra arrasada del gobierno”.
La retirada de la UNAMID
En 2017 y 2018, la ONU y la UA decidieron reducir drásticamente el número de efectivos de la UNAMID, cerrar la mayoría de sus bases y reconfigurar el resto de la Misión para dedicarlo a la protección de la población civil en la región de Jebel Marra de Darfur, donde los problemas de derechos humanos y protección eran mayores. Al final de junio, la UA y la ONU estudiarán la posibilidad de votar la retirada de todas las fuerzas de mantenimiento de la paz restantes de Darfur en junio de 2020, incluida la mayoría de las bases de operaciones restantes en diciembre de 2019.
Aunque s prevé que las bases de la UNAMID cerradas se entreguen al gobierno para uso con fines civiles, en realidad, casi todas las están usando las RSF. Esta misma fuerza de seguridad del gobierno sudanés cometió crímenes de lesa humanidad en Darfur Septentrional y Darfur Meridional en 2014, en Jebel Marra en 2015 y 2016, sigue cometiendo crímenes de guerra y otras violaciones graves de derechos humanos en Jebel Marra y fue la principal responsable de la muerte de decenas de manifestantes en la capital sudanesa de Jartum iniciadas el 3 de junio de 2019. Además, el órgano de gobierno actual de Sudán —el TMC— ha exigido que se entreguen las bases restantes de la UNAMID directamente a las RSF.
“Dados los antecedentes de brutalidad de las RSF en Jebel Marra, Darfur Septentrional, Darfur Meridional, Kordofán del Sur y Nilo Azul, y los impactantes indicios de que esas mismas fuerzas han actuando contra manifestantes en Jartum en los últimos días, resulta desconcertante que la ONU y la UA consideren siquiera la posibilidad de retirar a las últimas fuerzas de mantenimiento de la paz de Darfur, entregándoles efectivamente el control de zonas civiles de Jebel Marra en este momento”, afirmó Jonathan Loeb, asesor general sobre crisis de Amnistía Internacional.
“La lógica en que se basa la retirada es la idea de que las fuerzas de mantenimiento de la paz deben retirarse cuando las condiciones en el terreno hayan mejorado lo suficiente. Esto probablemente tenía sentido en ciertas partes de Darfur, pero no es el caso de Jebel Marra. Es perverso que la ONU esté usando su propia inacción a la hora de documentar la violencia en Jebel Marra como argumento para el cierre de la Misión”.
Indicios de ataques de “tierra arrasada” en curso
Cientos de miles de personas han muerto debido a la violencia directa y a enfermedades relacionadas con el conflicto y al hambre durante el conflicto de Darfur. Según la ONU, aún hay alrededor de dos millones de personas desplazadas por la violencia en Darfur, muchas de las cuales siguen refugiadas en el vecino Chad.
Pese a las severas restricciones impuestas por el gobierno al acceso a Jebel Marra de la prensa, observadores independientes de la situación de los derechos humanos y la UNAMID, Amnistía Internacional ha podido confirmar ataques recientes contra la población civil de la región, de gran parte de los cuales no ha informado la misión.
Las pruebas de satélite y los testimonios confirman que las fuerzas gubernamentales y milicias asociadas han causado daños o destruido al menos 45 pueblos en Jebel Marra entre julio de 2018 y febrero de 2019. Amnistía Internacional ha documentado asimismo otros abusos cometidos por las fuerzas de seguridad, como homicidios ilegítimos, violencia sexual, saqueos sistemáticos y desplazamiento forzado.
La población civil de Jebel Marra se refugia en la base de la UNAMID
El cierre de la Misión tendría un efecto devastador en la población desplazada de Jebel Marra y sus alrededores, gran parte de cuya protección depende de las bases de la UNAMID.
La base de Sortoni, en el norte de Jebel Marra, es un ejemplo de que la presencia de la UNAMID sigue siendo vital. En 2016, decenas de miles de civiles huyeron a la zona contigua a la base después de que las fuerzas gubernamentales sudanesas destruyeran sus pueblos; muchas de estas personas siguen allí en la actualidad, sin poder volver a su lugar de origen por temor a los ataques continuos de las fuerzas de seguridad contra quienes tratan de regresar para trabajar en las tierras. El cierre de la base dejaría a la población expuesta a ataques de los mismos combatientes que destruyeron sus pueblos y que el año pasado seguían perpetrando ataques.
Amnistía Internacional entrevistó a personas que viven en torno a Sortoni y otras bases de la UNAMID en Jebel Marra, y casi todas ellas dijeron que tenían miedo de que se reanudara la violencia en gran escala si se marchaba la UNAMID y que, si se eso ocurría, se verían obligadas a huir de nuevo.
Adam, de 54 años, desplazado a Sortoni por la violencia en 2016, contó a Amnistía Internacional que a su hermano lo habían matado a finales de 2018, cuando trataba de volver a sus tierras en el norte de Jebel Marra. Adam dijo a Amnistía Internacional que tenía miedo de que se marchara la UNAMID: “La UNAMID, aunque no están haciendo mucho […] su existencia es una amenaza para [las fuerzas de seguridad] que quieren maltratar a la gente […] por eso [esas fuerzas] no cometen atrocidades. Si la UNAMID no está allí, entonces no tendrán nada que temer. […] Si no hay nadie protegiendo, habrá una conducta inimaginable. Cualquiera que vaya armado podrá hacer lo que quiera”.
“Aunque la UNAMID ha fallado sistemáticamente en la prevención de ataques a los pueblos, sí ha podido dar protección a las personas civiles desplazadas por la violencia que consiguen ponerse a salvo cerca de las bases de la Misión. En ciertas partes de Darfur, esta protección sigue siendo urgente y necesaria, y la mera presencia de la UNAMID en estas zonas justifica que la Misión continúe existiendo en Jebel Marra”, dijo Jonathan Loeb.
La represión a manos de las RSF en Jartum
Los argumentos contrarios al cierre de la UNAMID se ven reforzados por los sucesos de Jartum del 3 de junio, cuando las RSF entraron en los lugares donde se celebraban las protestas y abrieron fuego contra personas desarmadas, lo que causó la muerte de más de 100 y heridas a muchas más. Los mandos superiores a cargo del TMC —que incluye las RSF— son las mismas personas responsables de las atrocidades que se están cometiendo en Darfur.
“Es difícil imaginar un momento peor para decidir el cierre de la UNAMID. Sudán está en medio de una crisis política. Y dado que los hombres que han conservado el poder político y militar son los artífices de muchas de las campañas más violentas durante el conflicto de Darfur, sería peligrosamente ingenuo que el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Paz y Seguridad de la UA descartaran la posibilidad de una escalada de la violencia contra la población civil en Darfur. La decisión de retirar en este momento las últimas tropas de mantenimiento de la paz que quedan en Darfur revelaría una escandalosa falta de comprensión de la realidad actual de Sudán”, concluyó Jonathan Loeb.