- El sistema francés de residencia a corto plazo viola los derechos humanos de trabajadoras y trabajadores migrantes racializados y atrapa a estas personas en condiciones de precariedad, explotación y abuso.
- Los abusos contra los derechos humanos de trabajadoras y trabajadores migrantes racializados son sistemáticos y estructurales.
- Al exponer a estos trabajadores y trabajadoras a sufrir abusos con su política de inmigración, Francia los está discriminando, y las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada.
La nueva investigación de Amnistía Internacional pone al descubierto cómo el sistema de permisos de residencia de Francia para trabajadoras y trabajadores migrantes atrapa a las personas racializadas en un limbo administrativo y las deja expuestas a explotación laboral, sinhogarismo y pobreza.
El sistema de permisos de residencia a corto plazo, que teóricamente permite al trabajador o trabajadora la estancia en Francia por un periodo de hasta cuatro años (en la práctica suele durar menos) crea explotación, inestabilidad e inseguridad. Amnistía Internacional ha documentado una amplia diversidad de abusos que afectan a trabajadoras y trabajadores migrantes, especialmente si proceden de países como Malí, Costa de Marfil, Gambia, Angola, Camerún, República Democrática del Congo, India y Sri Lanka, con precarios permisos de residencia.
Entre estos abusos figuran el robo de salarios, jornadas excesivas, condiciones laborales peligrosas y múltiples casos de violencia perpetrada por la entidad empleadora, sobre todo por motivos de raza, que incluyen violencia física y acoso sexual.
Las numerosas deficiencias del sistema, incluidos errores informáticos y retrasos administrativos, pueden tener consecuencias demoledoras y hacer que la persona pierda sus ingresos y sus prestaciones de la seguridad social, dejándola sin recursos para cubrir sus necesidades básicas y en peligro de quedarse sin hogar.
Esta situación es tan cruel como inaceptable. Miles de trabajadoras y trabajadores migrantes, mayoritariamente personas racializadas que trabajan en sectores clave de la economía francesa —como la construcción, el empleo doméstico y los servicios de limpieza—, viven con la amenaza permanente de que el permiso de residencia se les deniegue o no se les renueve.
Erika Guevara Rosas
“Esta situación es tan cruel como inaceptable. Miles de trabajadoras y trabajadores migrantes, mayoritariamente personas racializadas que trabajan en sectores clave de la economía francesa —como la construcción, el empleo doméstico y los servicios de limpieza—, viven con la amenaza permanente de que el permiso de residencia se les deniegue o no se les renueve. Un gran número lleva décadas en Francia, soportando esta incertidumbre constante”, ha manifestado Erika Guevara Rosas, directora general de Investigación, Incidencia, Política y Campañas de Amnistía Internacional.
La investigación de Amnistía Internacional, publicada con el título At the mercy of a piece of paper: How the French state traps migrant workers in precarity y llevada a cabo en Francia de abril de 2024 a septiembre de 2025, se basa en entrevistas a 27 trabajadoras y trabajadores migrantes racializados de 16 nacionalidades y a 39 especialistas, incluidos sociólogos/as, expertos/as jurídicos, economistas, abogados/as, responsables de organizaciones benéficas, sindicatos y periodistas.
Los sucesivos gobiernos franceses han establecido requisitos administrativos cada vez más restrictivos y excesivamente complicados en torno a los permisos de residencia y su renovación. Para obtener el permiso de residencia, la persona solicitante necesita un permiso de trabajo, que debe solicitar su entidad empleadora y es expedido por la autoridad local. Pero para obtener el permiso de trabajo se necesita un permiso de residencia.
No es sorprendente que este círculo vicioso dé lugar a violaciones de los derechos de trabajadoras y trabajadores extranjeros. Muchas de estas personas no pueden hacer otra cosa que soportar unas condiciones de trabajo difíciles y peligrosas —sobre todo en el sector de la construcción—, el impago de horas extras y la explotación a manos de entidades empleadoras sin escrúpulos. No pueden denunciar su situación por miedo a perder su trabajo y, por tanto, su permiso de residencia.
Annie, comorense que trabajaba para una empresa multinacional de limpieza, sufrió una reducción de su salario mensual a la mitad en verano de 2024. Al reclamar las pagas que se le debían, su entidad empleadora le respondió que, como no había tenido permiso de residencia durante dos semanas, tenía que haber sido suspendida. Annie señaló que eso no había impedido a la entidad obligarla a trabajar, y en cambio sí le impedía remunerarle las horas que había trabajado.
Los continuos cambios de reglas suponen que alguien que vive y trabaja en el país de forma totalmente regular puede encontrarse en situación irregular de un día para otro debido a múltiples deficiencias del sistema de permisos de residencia, incluidos errores administrativos.
Nadia, empleada del servicio doméstico y madre soltera, estuvo sin permiso de residencia durante tres años. Aunque presentó su solicitud bien cumplimentada y en fecha, ésta no fue tramitada. Como consecuencia, se le negó el derecho a trabajar y se quedó sin sus prestaciones de seguridad social, lo que le impidió comprar alimentos para ella y su hijo y pagar el alquiler y las facturas.
Otras personas entrevistadas tenían que renovar su permiso de residencia y para ello necesitaban un permiso de trabajo, como Paul, pintor y decorador. Pero su entidad empleadora no lo solicitó. Después de trabajar cuatro meses sin sueldo, acudió a un despacho jurídico, lo que culminó con su pérdida de empleo. Cuando estaba sin permiso de trabajo y sin poder buscar empleo, recibió una orden de expulsión.
“Dejan vidas trastornadas, devastadas, destrozadas. Imaginen que siguen la ley al pie de la letra, presentan a tiempo su solicitud de renovación del permiso de residencia y luego no reciben noticias ni tienen acceso a las autoridades locales que toman las decisiones. Tu permiso de residencia expira y, de un día para otro, estás en situación irregular. La falta de respuesta de la administración puede llevarte a perder todo: tu trabajo, tus recursos, tu derecho a vivir y trabajar en el país que ha sido tu hogar durante años”, ha explicado Anne Savinel-Barras, presidenta de Amnistía Internacional Francia.
Lejos de considerarlos casos aislados cometidos por entidades empleadoras sin escrúpulos, Amnistía Internacional concluye que las violaciones de derechos de trabajadoras y trabajadores migrantes racializados son sistémicas y tienen su origen en la precariedad de la situación jurídica de los trabajadores y trabajadoras, agravado por décadas de restrictiva política migratoria francesa. Mediante este sistema de permisos de residencia deliberadamente precario, las autoridades francesas contribuyen y facilitan la explotación y discriminación de los trabajadores y trabajadoras migrantes racializados.
“El Estado debe tomar medidas ya mismo para rectificar un sistema que no sólo causa daños directos sino que también permite los abusos de entidades empleadoras sin escrúpulos. Las personas que desempeñan los trabajos que suelen calificarse de “esenciales” no están siendo tratadas con el respeto que merece este calificativo, ni mucho menos. Sólo una legislación y un sistema que cumplan plenamente las normas de derechos humanos podrán salvaguardar el interés de todas ellas”, ha dicho Erika Guevara Rosas.
“Es preciso adoptar medidas de inmediato para abordar el racismo y la precariedad enraizados en este cruel sistema. Esto incluye simplificar los trámites administrativos, reforzar las salvaguardias frente a errores y, lo más importante, garantizar mayor seguridad de la condición de residente a través de un permiso de trabajo único y estable. Todas las reformas de la legislación y el sistema de permisos de residencia deben elaborarse en colaboración con la sociedad civil: sindicatos, entidades empleadoras, empresas y asociaciones, y, sobre todo, con los trabajadores y trabajadoras migrantes racializados, que son quienes más sufren sus consecuencias actualmente.”


