Ante la noticia de la muerte de personas refugiadas y migrantes a bordo de un barco que se hundió frente a las costas de Malasia, Joe Freeman, investigador de Amnistía Internacional sobre Myanmar, ha manifestado:
“Esta última tragedia en el mar en el sureste asiático vuelve a poner al descubierto los peligros mortales que corren las personas musulmanas rohinyás que intentan huir del conflicto y la persecución en Myanmar, sumados al deterioro de las condiciones en los campos para personas refugiadas de Bangladesh.
Quienes viajaban a bordo del barco naufragado frente a la costa de Malasia huían de una situación que se agrava por momentos tanto en su lugar de origen, el estado de Rakáin, como en los campos masificados e infradotados al otro lado de la frontera, en Cox’s Bazar (Bangladesh).
En Myanmar, la población civil rohinyá se enfrenta a escasez de alimentos, trabajo forzoso, detención arbitraria y restricciones de la libertad de circulación mientras continúa atrapada en un conflicto entre la junta militar de Myanmar y el Ejército de Arakán que ha provocado el desplazamiento de más rohinyás a campos de Bangladesh.
Mientras, debido a los recortes de financiación de Estados Unidos, el alojamiento, los servicios de educación y la ayuda humanitaria escasean en los campos de Bangladesh, lo que ha añadido presión sobre las comunidades y ha obligado a más personas a optar por la peligrosa vía de la huida en barco.
Los gobiernos de Malasia y Tailandia deben coordinar misiones integrales de búsqueda y salvamento de sobrevivientes de esta tragedia y proporcionarles ayuda humanitaria y protección frente a su devolución a Myanmar.
La inadmisible práctica de rechazar barcos en las fronteras debe acabar, y los gobiernos de la región deben garantizar que cualquier barco con personas refugiadas y migrantes a bordo puede atracar sin riesgos en el país más cercano. Los dirigentes de la ASEAN deben tomar medidas decisivas para abordar el problema pendiente de los barcos que transportan a personas rohinyás, así como el conflicto en curso en Myanmar.”
Información complementaria
Según los informes, al menos 11 personas han muerto en el naufragio de un barco que transportaba a unas 70 personas refugiadas y migrantes cerca de la frontera entre Tailandia y Malasia.
El pasaje formaba parte de un grupo de unas 300 personas, mayoritariamente rohinyás, que primero viajaban en un barco más grande y después se repartieron en barcos más pequeños, según las autoridades malasias. Actualmente no se sabe con certeza si el barco partió de Myanmar o de Bangladesh.
La población civil del estado de Rakáin lleva tiempo atrapada en el conflicto armado entre el Ejército de Arakán y las fuerzas armadas de Myanmar, que han bloqueado la llegada de ayuda humanitaria y perpetrado letales ataques aéreos indiscriminados. Amnistía Internacional y otros grupos han documentado también violaciones del derecho internacional humanitario y crecientes abusos contra civiles por parte del Ejército de Arakán, que ahora controla en su mayor parte el norte del estado de Rakáin.
Cientos de miles de personas rohinyás se encuentran internamente desplazadas, y más de 150.000 hombres, mujeres, niños y niñas rohinyás han huido a través de la frontera a los campos de Bangladesh desde finales de 2023, lo que eleva el número total de personas refugiadas a 1,2 millones, según cálculos.
Malasia tiene un largo historial de expulsión de barcos con personas migrantes a bordo procedentes de Myanmar. En enero de 2025, las autoridades dijeron que habían expulsado de sus aguas territoriales dos barcos que transportaban a unas 300 personas migrantes indocumentadas procedentes de Myanmar.


