Jechu: “Espero que en un futuro el activismo no sea una necesidad para que las personas de la comunidad LGBTIQ+ puedan vivir tranquiles”

Jechu Salame, 20 años, activista por los derechos LGBTIQ+

“Espero que en un futuro el activismo no sea una necesidad para que las personas de la comunidad LGBTIQ+ puedan vivir tranquiles”

Jechu Salame, 20 años, es activista de Amnistía Internacional desde hace aproximadamente 6 años y, además,  hace activismo de manera independiente. Durante este tiempo se ha formado principalmente en Derechos Humanos y Educación Sexual Integral, con una orientación hacia los derechos de la comunidad LGBTIQ+, lo cual le permitió ver que su realidad es posible y que debe ser visibilizada y respetada. 

Jechu, hace memoria sobre su infancia y recuerda haber vivido discriminación y rechazo social por no entrar en los cánones de masculinidad. En esa época vivió acoso físico y psicológico de manera constante en el colegio.  La violencia fue tal en esos momentos que incluso ella misma admite que fue homofóbica y transfóbica. “En un ambiente en el cual te están agrediendo constantemente, una por instinto animal tiende a reproducir ciertos patrones para no sentirse tan abajo, la peor calaña de la calaña”.

Para superar esto fue necesario involucrarse en otros espacios que le permitieran informarse, aprender cosas nuevas y conocer a otras personas, lo que paulatinamente le ha permitido fortalecerse y también darse cuenta de que es parte de la comunidad LGBTIQ+, definiéndose primero como bisexual, luego como gay, travesti, transfemenina, como una persona que no cree en las orientaciones sexuales y, finalmente, como una persona no binaria, tal y como se define actualmente. 

Sin embargo, asumir esto implica una serie de preocupaciones, “desde el hecho de no saber cómo continuaré mi vida en ámbitos académicos o laborales, hasta si llegaré viva a mi casa”. Esto le ha provocado un desgaste mental enorme, pues no puede hacer su vida de manera tranquila. Por ejemplo, dice que le ha costado mucho conseguir un trabajo estable porque su expresión de género no corresponde a la de una persona masculina. También ha visto su seguridad en riesgo cuando más de una vez le han gritado cosas en la calle, incluso en una situación le gritaron una serie de improperios y amenazas sobre lo que le pasaría si es que la volvían a ver. “Me acosan constantemente en el metro, en la micro me gritan cosas. Más de alguna vez he tenido que salir corriendo”. Estos son algunos de los tantos casos de violencia frecuente hacia las comunidades LGBTIQ+ que ella ha vivido. 

Jechu considera que el sistema judicial chileno no protege a personas como ella porque “no existen”. Además, manifiesta su crítica respecto a las falencias de la Ley Antidiscriminación. “Si yo quiero denunciar por la Ley Antidiscriminación, te piden pruebas, y puede pasar que nadie haya estado grabando lo que sucedió; y si hubo testigos uno tampoco se puede fiar de las personas porque puede ser hasta contraproducente. Es por esto que muchas veces es casi imposible comprobar que hubo discriminación”. A lo que agrega que es importante que la Ley sea integral y haga hincapié en la discriminación que enfrentan personas trans y travestis en el ámbito laboral.  Así como también, “La ley de antidiscriminación debería contemplar también a las personas intersexuales en un sentido más específico, como las mutilaciones que reciben para asignarle un género dentro del binario” 

Esta joven activista considera que en la actualidad lo más importante es crear redes en la comunidad LGBTIQ+, pues estas permiten poder sobrevivir. “Considero que estas redes generan que las personas se sostengan y no se sientan solas, pues ahí se dan cuenta que son varies les que pasan por situaciones de violencia”. 

“Existimos y resistimos” es un mensaje de lucha que lleva Jechu.  “Han existido muches mártires dentro de la comunidad, muchas muertes innecesarias para lograr visibilizar su realidad. Espero que en un futuro no muy lejano, el activismo no sea una necesidad para que las personas de la comunidad LGBTIQ+ puedan vivir tranquiles”, concluye. 

Más información: