En todo el mundo, los defensores y defensoras de los derechos humanos están sufriendo amenazas, ataques y criminalización. En Europa, quienes ayudan especialmente a las personas refugiadas se están convirtiendo en víctimas. No sólo se enfrentan a hostilidad, sino que los gobiernos cada vez emprenden más acciones contra ellos por ayudar a personas necesitadas.
Entre estos defensores y defensoras de los derechos humanos se encuentran diez tripulantes del Iuventa, que han salvado a gente de ahogarse en el Mediterráneo. El poder judicial italiano lleva meses investigándolos, sobre la base de acusaciones infundadas. Para Amnistía Internacional, los 10 del Iuventa son modelos a seguir para el activismo de derechos humanos que deben ser respaldados y protegidos, no criminalizados. Como reconocimiento a ello, van a recibir el Premio de Derechos Humanos de Amnistía 2020.
Entre julio de 2016 y agosto de 2017, unos 200 voluntarios y voluntarias trabajaban a bordo del barco de salvamento Iuventa. Durante ese tiempo, de acuerdo con el derecho internacional, rescataron a más de 14.000 personas en apuros en el mar… y por sus acciones se convirtieron en blanco de las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley italianas. Se pusieron escuchas en el Iuventa, se intervinieron líneas telefónicas y se desplegaron agentes encubiertos. Diez miembros de la tripulación, procedentes de Alemania, Gran Bretaña, España y Portugal, llevan ya dos años sometidos a esta investigación de motivación política.
“La tripulación del Iuventa representa a todos los voluntarios y voluntarias que ayudan activamente en tierra y mar para lograr la supervivencia de quienes buscan protección. Amnistía Internacional, por tanto, les concede su Premio de Derechos Humanos 2020, en honor a todos estos defensores y defensoras de los derechos humanos”, ha manifestado Markus N. Beeko, secretario general de Amnistía Internacional Alemania.
“Todos y cada uno de ellos merecen reconocimiento, apoyo y protección, en lugar de hostilidad, amenazas o —como en este caso— persecución por motivos políticos de las autoridades.”
Los 10 del Iuventa actuaron de acuerdo con el derecho marítimo internacional, y siguieron las instrucciones del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Roma. Un examen independiente que la agencia de investigación Forensic Architecture realizó de los cuadernos de bitácora, los datos meteorológicos y las fotos tomadas por la agencia de noticias Reuters demuestra también que las acusaciones formuladas contra ellos por el poder judicial italiano son falsas. “De los hechos sólo se puede extraer una conclusión: la fiscalía italiana debe abandonar de forma inmediata e incondicional los procedimientos contra los 10 del Iuventa.”
“El Premio de Derechos Humanos de Amnistía es un claro compromiso no sólo hacia nosotros diez, sino hacia todas las personas que se organizan con amigos, vecinos o colegas de trabajo para posicionarse en las calles o en centros sociales contra la doctrina del aislamiento y la marginación, y en favor de la solidaridad entre las personas”, ha manifestado Sascha, responsable de misión del Iuventa.
Dariush, capitán del Iuventa, ha declarado: “El premio demuestra que no estamos solos en nuestra lucha. Confío en que podamos devolver parte de este sentimiento a quienes combaten contra leyes brutales e inhumanas, a víctimas de represión y a las personas que se ven obligadas a arriesgar su vida para llegar a un refugio seguro: no estáis solos”.
El Mediterráneo no es el único lugar donde Amnistía Internacional observa el procesamiento de defensores y defensoras de los derechos humanos que luchan por los derechos de las personas refugiadas. En Estados Unidos, Scott Warren fue juzgado por proporcionar pan y agua a migrantes que cruzaban el desierto de Arizona. En Grecia, Sarah Mardini y Seán Binder se enfrentan a hasta 25 años de cárcel por proporcionar primeros auxilios a personas refugiadas que huían de Turquía. El Hungría se está difamando públicamente y criminalizando a ONG y otras asociaciones por defender los derechos de las personas refugiadas. Y la UE está alentando en la práctica esta criminalización. En 2002 emitió una directiva encaminada principalmente a combatir el tráfico de seres humanos. Varios gobiernos europeos están ahora utilizando indebidamente esta directiva para acosar legalmente e intimidar a quienes defienden los derechos humanos.
Amnistía pide a la Comisión de la UE que corrija esta directiva. “En su forma actual, la directiva permite a los Estados y las autoridades criminalizar a quienes salvan vidas. En adelante, debe reconocer y proteger claramente la ayuda humanitaria. De hecho, en virtud de una declaración de la ONU y directrices de la UE, las personas que defienden los derechos humanos ya gozan de protección internacional”, ha manifestado Markus N. Beeko. “Quienes rescatan a personas en apuros en el mar, alimentan a quienes tienen hambre o salvan a gente de la muerte no deben ser procesados por sus acciones.”
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Información complementaria
Con su Premio de Derechos Humanos, la Sección Alemana de Amnistía honra cada dos años a personas y grupos que han luchado por los derechos humanos en las condiciones más difíciles. El premio reconoce el compromiso de estas personas, las apoya y pretende dar a conocer públicamente sus actividades. El premio cuenta con el apoyo de la fundación alemana de derechos humanos Stiftung Menschenrechte – Förderstiftung Amnesty International, que apoya ideológica y económicamente el trabajo de Amnistía Internacional. En 2020 se entregará por décima vez en Premio de Derechos Humanos. La ceremonia se celebrará el 22 de abril en el Teatro Maxim Gorki de Berlín. Entre los galardonados de ediciones anteriores se encuentran el Centro Nadeem para la Rehabilitación de Víctimas de la Violencia, de Egipto (2018), Henri Tiphagne, de India (2016), Alice Nkom, de Camerún (2014) y Abel Barrera, de México (2011).