Amnistía Internacional reitera su llamamiento a favor de la libertad inmediata e incondicional de todos los rehenes civiles, entre los que hay niños y niñas, retenidos desde hace un mes en la Franja de Gaza ocupada tras haber sido secuestrados por Hamás y otros grupos armados el 7 de octubre.
En los últimos días, miles de personas han salido a las calles en Israel para criticar la respuesta del gobierno israelí y exigir que vuelvan a casa sus seres queridos. La semana pasada, circuló en Internet un vídeo publicado por las Brigadas Al Qassam —brazo militar de Hamás— que muestra a tres rehenes civiles retenidos en Gaza dirigiendo un mensaje al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Grabar testimonios de rehenes y difundirlos públicamente constituye trato inhumano y degradante.
“El derecho internacional prohíbe la toma de rehenes y el secuestro de civiles, que son crímenes de guerra. Los rehenes deben recibir un trato humano y con arreglo al derecho internacional, no ser exhibidos en vídeos en Internet ni coaccionados para hacer declaraciones”, dijo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“En lugar de usar a rehenes civiles angustiados como instrumentos para anotarse tantos políticos, Hamás debe liberarlos de forma inmediata e incondicional. Como mínimo, deberían conceder acceso inmediato a entidades de observación independientes para visitar a los rehenes y garantizar su bienestar, y facilitar la comunicación de éstos con sus familias.”
Las autoridades de Israel han afirmado que permanecen retenidos en Gaza al menos 240 rehenes civiles y prisioneros militares, pero no han facilitado un desglose de civiles y prisioneros militares. Entre los rehenes hay 33 niños y niñas, personas mayores y personas extranjeras o con doble nacionalidad, así como soldados israelíes. Hamás ha liberado hasta ahora a cuatro rehenes civiles, mujeres las cuatro: dos el 20 de octubre —ambas ciudadanas estadounidenses— y dos el 24 de octubre.
Mientras continúa el brutal asedio y el implacable bombardeo de Gaza por parte de Israel y sigue aumentando el devastador número de civiles que han perdido la vida, la organización reitera también sus llamamientos en favor de un alto el fuego inmediato, la protección de todos los civiles y que se garantice el acceso de ayuda humanitaria vital en medio de la catástrofe humanitaria de origen humano en Gaza.
“El implacable bombardeo de Gaza por Israel, incluso mediante ataques indiscriminados e ilegítimos, ha matado a más de 10.000 personas palestinas, 4.200 de ellas menores de edad, según el Ministerio de Salud palestino. También pone en peligro a las personas retenidas como rehenes en Gaza e ignora los llamamientos de las familias israelíes para que se dé prioridad al bienestar de los rehenes durante sus operaciones”, dijo Agnès Callamard.
Ella Ben Ami, cuyos padres Raz y Ohad Ben Ami fueron secuestrados en Be’eri en el ataque del 7 de octubre, es una de las personas que han participado en las recientes protestas dentro de Israel. Dijo a Amnistía Internacional que su madre está enferma y tiene lesiones en el cerebro y la columna.
“Han pasado 30 días, un mes desde que se llevaron a mis padres de su casa. Nos quedamos con un terrible sentimiento de impotencia y una enorme incertidumbre […] No tengo información sobre su situación, lo que hace muy difícil mis actividades diarias. Protestamos para concienciar sobre los rehenes y exigir que se ocupen de ellos, y también para ejercer presión para que los liberen. Pido a mi gobierno y a todos los dirigentes mundiales que nos ayuden. Queremos volver a ver con vida a nuestros padres. Si mi madre no consigue los medicamentos que necesita para su enfermedad, tememos que no sobreviva, no tenemos tiempo.”
Yonatan Zeigen, cuya madre de 74 años, Vivan Silver, activista por la paz y exmiembro de la junta directiva de la organización israelí de derechos humanos B’Tselem, fue secuestrada en el kibutz Be’eri, en el sur de Israel, el 7 de octubre, dijo a Amnistía Internacional:
“Siento tristeza y dolor por mi madre, por todos los rehenes, por nuestras comunidades y por el pueblo palestino. Creo que es una llamada de atención sobre el fracaso de ambas partes en alcanzar la paz durante tanto tiempo. Pido el cese el fuego y la libertad de todos los rehenes como primer paso en el camino a una solución holística para la región, con una participación internacional prolongada. La seguridad sólo se puede alcanzar con la paz.”
Moshi Lotem, cuya hija Hagar está retenida como rehén en Gaza junto con sus tres hijos e hijas de corta edad, el menor de los cuales tiene sólo cuatro años, dijo a Amnistía Internacional:
“Lo que Hamás y otros grupos armados han hecho no sólo ha perjudicado a sus vecinos y vecinas, a quienes más les importaban el pueblo palestino y sus derechos en Israel, sino también a su propia gente. Como padre y abuelo, es muy duro que me arrebataran así a mi familia y que no me hayan dado ninguna información sobre ellos. Los echo tanto de menos. Cada día que pasa se hace más difícil. Están en una situación muy vulnerable y los ataques [en Gaza] me dan mucho miedo. Pido a las organizaciones internacionales, sea la ONU o la Cruz Roja, que traigan a casa a los rehenes.”
Los Convenios de Ginebra, sus protocolos adicionales y el derecho internacional humanitario consuetudinario prohíben la toma de rehenes, que se considera un crimen de guerra. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional define este crimen como el hecho de apoderarse de otra persona (rehén) o detenerla, y amenazarla con matarla, herirla o mantenerla detenida para obligar a un tercero a una acción u omisión como condición explícita o implícita para la seguridad o la liberación del rehén.
Amnistía insta a Hamás y a otros grupos armados a que traten a todas las personas cautivas, incluidos los soldados israelíes, con humanidad y de acuerdo con el derecho internacional humanitario. Todos los rehenes deben recibir acceso al Comité Internacional de la Cruz Roja y se les debe permitir la comunicación con sus familias. A las personas las heridas o enfermas se les debe proporcionar tratamiento médico.
Hamás y otros grupos armados deben asimismo garantizar que los rehenes y otras personas cautivas están en lugares alejados de objetivos militares y que se reduce al mínimo el riesgo de que sean alcanzados por los ataques israelíes. En ninguna circunstancia deben ser utilizados para proteger objetivos militares de ataques.
Información complementaria
Amnistía Internacional ha documentado pruebas de violaciones del derecho internacional, crímenes de guerra incluidos, por todas las partes en el conflicto.
Desde los terribles ataques de Hamás y otros grupos armados del 7 de octubre, además de su devastadora campaña de bombardeos, Israel ha intensificado su bloqueo ilegal de Gaza, que dura ya 16 años, cortando el suministro de agua, combustible y otros bienes esenciales, lo que ha exacerbado la crisis humanitaria.
Las fuerzas israelíes también han detenido a más de 2.000 personas palestinas en la Cisjordania ocupada y han incrementado el uso de la tortura y otros malos tratos a presos y presas palestinos. También han negado a todas las personas detenidas palestinas —cuyo número actualmente es superior a 6.800— el acceso a visitas familiares; a las personas reclusas condenadas se les ha negado también el acceso a sus abogados. Incluso se ha negado el acceso del Comité Internacional de la Cruz Roja a las personas palestinas detenidas clasificadas por Israel como “presos/presas de seguridad”. Durante el pasado mes, cuatro presos palestinos han muerto bajo custodia israelí en condiciones que no se han investigado imparcialmente.
Las investigaciones de Amnistía Internacional han hallado pruebas de crímenes de guerra cometidos por las fuerzas israelíes, y de ataques indiscriminados durante el bombardeo de Gaza que han reducido a escombros edificios de viviendas, arrasado barrios enteros y aniquilado familias enteras.
Amnistía Internacional ha documentado también que el 7 de octubre Hamás y otros grupos armados lanzaron cohetes de forma indiscriminada hacia Israel y que sus combatientes mataron sumariamente y secuestraron a civiles. Según las autoridades israelíes, murieron al menos 1.400 personas, en su mayoría civiles. La población civil de Israel también sigue sufriendo ataques de cohetes disparados de forma indiscriminada por Hamás y otros grupos armados.